Años antes de la redada del FBI en la casa del presidente Donald Trump en Mar-a-Lago, Catherine Engelbrecht, fundadora de la organización de monitoreo electoral True the Vote, ya entendía que las agencias federales estaban siendo utilizadas como armas contra los enemigos políticos.
Durante la presidencia de Barack Obama, sus relaciones personales, empresariales y acuerdos sin ánimo de lucro se convirtieron de repente en un intenso interés para el gobierno federal. Soportó más de 15 casos de auditorías o investigaciones del FBI, el IRS, la Agencia de Protección Ambiental, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés).
Engelbrecht dijo que ver que hicieran una redada en la casa de Trump la hizo sentir mal. Le recordó su propia experiencia y le ofreció la prueba de que, más de una década después de que comenzaran sus relaciones con las fuerzas del orden federales, Estados Unidos se está acercando al comunismo.
«Fue un momento repugnante y clarificador», dijo Engelbrecht a The Epoch Times. «Por si acaso pensabas que era suficiente hacerle trampa en las elecciones, no. Quieren que lo acusen».
Esto la impulsó a seguir hablando de la integridad de las elecciones.
«Fue esclarecedor en su clara instrumentalización, y un duro recordatorio de a qué nos enfrentamos», dijo Engelbrecht sobre la redada. «No podemos permitir que esto continúe, o los niños no tendrán una oportunidad».
«Tenían que rompernos las rodillas»
Engelbrecht comenzó a interesarse por la integridad electoral después de que se ofreciera como voluntaria para trabajar en las urnas en Texas en 2009 y observara problemas de procedimiento que, en su opinión, debían solucionarse. Creó True the Vote, que se convirtió en un movimiento nacional de integridad electoral. True the Vote es el grupo de investigación que está detrás del documental «2000 mulas», pero se inició mucho antes de las elecciones de 2020.
Engelbrecht dice que True the Vote fue el primer grupo nacional de vigilancia electoral. Tenía otro grupo, King Street Patriots, una organización del Tea Party que fundó en Texas.
Sus problemas comenzaron en 2010 después de que solicitara la exención de impuestos para sus organizaciones sin ánimo de lucro. Engelbrecht tuvo que presentar una demanda y lidiar con agencias federales intimidatorias durante más de tres años antes de que su solicitud fuera finalmente aprobada.
«Antes de que los estadounidenses se dieran cuenta de que esto estaba ocurriendo, se nos puso en el punto de mira, así que fue muy surrealista que aparecieran una agencia tras otra, siendo el FBI la primera de las cinco agencias», dijo Engelbrecht.
Ella había estado celebrando reuniones públicas semanales y el FBI quería ver una lista de asistentes. Más tarde supo que era la unidad de terrorismo doméstico del FBI la que la había visitado.
En 2011, sus impuestos personales y comerciales fueron auditados por el IRS por primera vez, cada auditoría se remonta a muchos años atrás. En 2012 su empresa fue inspeccionada por la OSHA cuando ella no estaba presente. La agencia dijo que no encontró nada grave o significativo en su informe, pero aun así multó al negocio con 20,000 dólares. En 2012 y de nuevo en 2013, la ATF auditó su negocio familiar.
«¿Cómo sucede esto, cuando no deberíamos haber estado en el radar de nadie?», dijo Engelbrecht. «Ahora miro hacia atrás y entiendo exactamente lo que estaban tratando de hacer. Intentaban eliminar lo que percibían como voces políticas contrarias. Por aquel entonces no había ninguna otra organización de integridad electoral de ámbito nacional. Necesitaban quebrarnos las rodillas con fuerza, antes de que empezáramos a ganar impulso. Y lo hicieron».
Diferente después de Obama
En una audiencia de 2014 sobre los ataques del IRS a grupos conservadores, Engelbrecht dio su testimonio en el Congreso sobre sus experiencias. Repitió parte de ese testimonio durante la audiencia de confirmación de Loretta Lynch para fiscal general en 2015.
«Todas estas incursiones en mis asuntos comenzaron después de presentar las solicitudes de exención de impuestos, no hay ningún otro hecho destacable. No hay otra razón para explicar cómo, durante décadas pasé desapercibida, pero ahora me encuentro en el lado receptor de la coordinación interagencial en y contra todas las facetas de mi vida, tanto personal como privada», testificó. «Estos hechos ocurrieron mientras el IRS me sometía a múltiples rondas de investigaciones abusivas, con solicitudes de proporcionar cada Facebook y Twitter que he publicado, preguntas sobre mis aspiraciones políticas y exigencias de conocer los nombres de los grupos con los que he hablado, el contenido de lo que dije y los lugares en los que tenía intención de hablar en el próximo año. La respuesta a este tipo de preguntas no interesa al típico analista del IRS. Pero ciertamente son de interés para una maquinaria política que pondrá su propia supervivencia en contra de las libertades civiles. Este gobierno me atacó por mis creencias políticas, pero me niego a que me tomen por víctima».
Lo calificó como un esfuerzo coordinado para ejercer el peso del gobierno federal para intimidarla.
«Hubo un tiempo en el que los ciudadanos se implicaban responsablemente en el apoyo al compromiso cívico era algo bueno. Eso sería algo a lo que deberíamos aspirar, y decirle a nuestros hijos que deberían hacerlo», dijo Engelbrecht. «En lugar de eso, se está utilizando como arma para silenciar a la gente. Nunca ha sido lo mismo desde el gobierno de Obama. Pusieron en marcha una serie de objetivos que continúan».
Es el gobierno como arma, dice.
«Me he reforzado con la aceptación de que sí, todo lo que hacemos está siendo vigilado —que la privacidad es una ilusión— y que el gobierno no es nuestro amigo», dijo. «El gobierno en su estructura actual no es nuestro amigo».
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