A veces, nos aferramos con fuerza a las cosas de nuestra vida. Para evitar el sufrimiento y las penurias, podemos pensar que es prudente adquirir y atesorar toda la riqueza posible. Pero, en realidad, al enfocarnos en lo que nos falta, o el miedo a que nos falte, podríamos causarnos muchas noches de insomnio.
Recientemente me encontré con un cuadro de Edward Robert Hughes titulado «La novia de Bertuccio», que muestra un gran gesto de sacrificio voluntario. Según la historia de Bertuccio, la gran sabiduría reside en la donación caritativa y alegre.
La historia de Bertuccio
La historia de Bertuccio se cuenta en «Las noches de Straparola», de Giovanni Francesco Straparola, escritor del Renacimiento italiano. Para poder apreciar de cerca el cuadro de Hughes, primero debemos conocer la historia de Bertuccio.
Bertuccio tenía 15 años cuando su padre murió. Su papá le dejó una pequeña herencia, pero Bertuccio solo pudo acceder a 300 ducados de su herencia a la edad de 25 años. Cuando cumplió los 25 años, pidió a su madre 100 ducados de los 300 que le correspondían. La madre de Bertuccio le dio su herencia, pero le rogó al muchacho —que no era muy inteligente— que usara el dinero con prudencia para no hacerse más pobre.
Bertuccio y el hombre asesinado
Bertuccio tomó el dinero y siguió su camino. Se cruzó con un ladrón asesino que estaba golpeando el cadáver de un hombre al que había robado y matado. Bertuccio intervino y se ofreció a pagar al ladrón por el cuerpo del hombre muerto. El ladrón aceptó entregar el cuerpo por 80 ducados. Bertuccio llevó el cuerpo a una iglesia y ofreció los 20 ducados que le quedaban para que el cuerpo fuera enterrado correctamente.
Al regresar a casa, su madre le preguntó qué había hecho con su dinero, y Bertuccio le explicó cómo lo había usado. Su mamá se enfadó con él. Sin embargo, Bertuccio sintió que había hecho lo correcto y se mantuvo alegre a pesar del enfado de su mamá.
Bertuccio y la princesa
Al poco tiempo, Bertuccio pidió a su mamá los últimos 200 ducados de su herencia. Su mamá, sin confianza en él y renuente, le dijo enfadada que tomara su dinero y no volviera nunca más a casa. Imperturbable, él la calmó y le dijo que esta vez le iría bien con el dinero.
Bertuccio emprendió de nuevo su camino y vio a dos soldados peleándose por una chica que habían capturado. Bertuccio intervino de nuevo y dijo a los soldados que compraría la libertad de la chica por 200 ducados. Los dos soldados aceptaron y se repartieron el dinero.
Bertuccio llevó a la chica a su casa para que conociera a su mamá. Le dijo que había gastado sus 200 ducados por la libertad de la joven y que ahora la joven y su mamá podrían ser amigas. Por supuesto, su mamá se enojó mucho y hasta le deseó la muerte. Creía que un día arruinaría a su familia. Sin embargo, de nuevo Bertuccio no dejó que sus palabras le enfadaran y trató de calmarla.
La boda y el sacrificio de Bertuccio
Bertuccio y su mamá no sabían que la joven era la princesa Tarquinia, hija del rey de Novarra. El rey, angustiado, envió soldados a buscar a su hija desaparecida. La encontraron en la casa de Bertuccio, y éste le deseó lo mejor mientras se marchaba con los soldados. Sin embargo, antes de que Tarquinia abandonara la casa de Bertuccio, le dijo que cuando su papá le permitiera casarse debería presentarse en la corte e identificarse poniendo la mano derecha en la cabeza. Bertuccio aceptó.
Pronto el rey anunció que Tarquinia iba a casarse, y viajaron pretendientes de todas partes a la corte para pedir la mano de la princesa. Bertuccio subió inmediatamente a su viejo y delgado caballo y cabalgó hasta la corte. En el camino, se encontró con un noble rico, que le preguntó a Bertuccio a dónde se dirigía. Bertuccio le contó al noble toda la historia. Al escuchar la historia, el noble amenazó con quitarle a Bertuccio su puesto de pretendiente.
Imperturbable, Bertuccio animó al noble a ir a la corte y le deseó buena suerte para ganarse el afecto de la princesa. El noble, sorprendido por esta respuesta, decidió arriesgarse y regalarle a Bertuccio su nuevo caballo y sus ropas, siempre y cuando Bertuccio aceptara darle al noble la mitad de los regalos que recibiera del rey. Bertuccio aceptó y se dirigió a la corte.
La novia de Bertuccio
El nuevo caballo y la ropa hicieron que Bertuccio se destacara entre los demás pretendientes de la corte. Cuando llegó el momento, Bertuccio hizo la señal con la mano y Tarquinia lo eligió como esposo. La pareja se casó felizmente.
Sin embargo, de regreso a la casa de Bertuccio, los recién casados se encontraron con el noble. El noble pidió su recompensa, y Bertuccio ofreció de buen grado la mitad de todo lo que había recibido. El noble, sin embargo, preguntó sobre la división de Tarquinia. ¿Debían cortarla por la mitad? Bertuccio le pidió al noble que la tomara entera y la dejara vivir. Luego agradeció al noble su amabilidad antes de reemprender su viaje.
El noble quedó muy impresionado por el carácter desinteresado de Bertuccio y se reveló como el espíritu del hombre asesinado por el ladrón. Para recompensar su amabilidad y desinterés, el noble le dio una gran riqueza a Bertuccio, que cabalgó hasta su casa para ver a su mamá. Ella, por su parte, quedó finalmente impresionada por las riquezas y la princesa.
«La novia de Bertuccio» de Hughes
El cuadro de Hughes representa el momento en que Bertuccio entrega voluntariamente la mitad de sus riquezas al noble. El punto central es Bertuccio, cuya cálida camisa naranja le ayuda a destacar sobre los fríos azules y verdes del fondo. Se arrodilla, mira al noble y le entrega los objetos de valor que ocupan la esquina inferior derecha de la composición.
Debido a que intercambiaron su ropa antes que Bertuccio llegara a la corte, el noble está vestido con la ropa harapienta de Bertuccio, llena de agujeros. El noble descansa apáticamente contra un árbol. Sostiene la espada con la que pretende cortar a la princesa por la mitad y mira a Bertuccio.
A la izquierda, al fondo, se encuentra la nueva esposa de Bertuccio, la princesa Tarquinia. Ella observa el acontecimiento con miedo ante la idea de ser cortada por la mitad. Al fondo, a la derecha, los dos caballos contemplan el hermoso paisaje.
El humilde caballero
La historia de Straparola puede cambiar nuestra comprensión de la nobleza y la riqueza. En la superficie, todos los personajes de la historia existen en un mundo de carencias. Todos los personajes carecen de algo: la mamá carece de un hijo inteligente; el cadáver es irrespetado y carece de derechos funerarios adecuados; la princesa carece de su libertad; y el rey carece de su hija.
En cuanto a los personajes desagradables, no solo les falta algo, también actúan para tomar lo que quieren. Los soldados quieren secuestrar a la chica y lo hacen, el ladrón quiere dinero y mata por él, y el noble quiere la mitad de la riqueza de Bertuccio y sugiere cortar a la novia en dos.
Bertuccio, sin embargo, no existe en el mundo de esta manera. Él no ve el mundo como una carencia y no ve la necesidad de tomar algo de él. En cambio, experimenta la vida desde un punto de vista de abundancia. Quiere dar lo que tiene para beneficiar a los demás. Muchos de los otros personajes son infelices, pero la riqueza de Bertuccio, tanto en sentido figurado como literal, proviene de su alegre capacidad para desprenderse de lo que aparentemente es suyo. Es material y emocionalmente rico porque no es egoísta.
Curiosamente, Hughes representó al pobre Bertuccio como el rico, aunque se arrodille a los pies del noble y le ofrece la mitad de sus riquezas. Bertuccio es el rico a pesar de que le importa poco la riqueza.
Por supuesto, el noble se revelará como el espíritu del muerto y parece poner a prueba a Bertuccio para comprobar de que sea digno de las riquezas, pero esto no quita que el humilde Bertuccio sea pintado como el noble rico y que el noble rico —como interpreta el papel de alguien que cortaría a una persona por la mitad— se represente con atuendos y espíritus pobres. En otras palabras, la persona verdaderamente rica es la que da y no la que astutamente trata de tomar.
Bertuccio se representa en el momento previo a recibir más de lo que da. ¿El cuadro de Hughes es un recordatorio de que el buen carácter es recompensado y que cosechamos lo que sembramos? ¿La postura humilde de Bertuccio sugiere que su carácter es la causa de sus riquezas? La representación que hace Hughes de Bertuccio ¿es una ilustración de un tipo específico de nobleza: un hombre humilde en sus actividades mundanas, pero noble en su abnegación?
¿Alguna vez ha visto una obra de arte que le ha parecido hermosa pero no tenía ni idea de lo que significaba? En nuestra serie «Buscando en el interior: Lo que el arte tradicional ofrece al corazón», interpretamos las artes visuales clásicas de manera que puedan ser moralmente perspicaces para nosotros en la actualidad. Intentamos acercarnos a cada obra de arte para ver cómo las creaciones históricas pueden inspirar dentro de nosotros nuestra propia bondad innata.
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