«Eres perfecta(o) tal y como eres». Este mantra afirmativo resuena en las redes sociales, desafiando los ideales de belleza del statu quo. El movimiento promueve la autoaceptación, y las personas influyentes exhiben con orgullo distintos tipos de cuerpo.
Pero, ¿este positivismo incondicional —más concretamente de las personas obesas y con sobrepeso— mejora la salud mental a expensas de la salud física?
Algunos expertos afirman que esta tendencia, aunque pretende contrarrestar el «body shaming», glorifica la obesidad a pesar de sus riesgos para la salud. Las nuevas investigaciones sugieren consecuencias imprevistas, lo que suscita un debate sobre el papel del movimiento en el bienestar.
Cambiar los ideales de belleza, ¿pero a qué costo?
Los orígenes de body positivity (positividad corporal) se remontan a finales de la década de 1960, cuando varios estadounidenses con sobrepeso fundaron la Asociación Nacional de Ayuda a los Estadounidenses Gordos, alegando discriminación por el tamaño. La organización, que hoy se conoce como National Association to Advance Fat Acceptance (NAFAA), aspira a «una cultura en la que todos los gordos sean libres, celebrados y liberados».
«Cuando la gente dice que le preocupa la salud de los gordos, casi siempre se olvida de analizar cómo la antigordura contribuye a la mala salud», declaró el grupo a The Epoch Times. «La discriminación por la talla provoca diagnósticos erróneos en el ámbito médico, disparidad económica y un estrés psicológico que afecta a la salud mental y física», añade la NAFAA.
Aunque hay consenso en que la sociedad creó expectativas poco realistas y poco saludables sobre el aspecto que deben tener las personas, especialmente las mujeres, hay quien sostiene que el movimiento de positividad corporal puede haber ido demasiado lejos.
La moda de tallas grandes normaliza la aceptación de la obesidad, sugiere un estudio de 2018 publicado en la revista de investigación Obesity. Si bien reduce el estigma, el movimiento puede socavar «el reconocimiento del sobrepeso y sus consecuencias para la salud».
El estudio observó a casi 23,500 participantes entre 1997 y 2015 y comparó la autopercepción de su peso con su índice de masa corporal (IMC). La proporción de hombres y mujeres que subestimaban su peso aumentó del 48,4 al 57,9 por ciento y del 24,5 al 30,6 por ciento, respectivamente.
El estudio concluía que la normalización de la obesidad se había «generalizado» y argumentaba que la positividad corporal contribuía a este problema. Sin embargo, algunos académicos critican esta afirmación, asegurando que el estudio carece de pruebas científicas suficientes para demostrar una relación causal.
Cómo afecta la «positividad tóxica» a la salud mental
El movimiento de body positivity pretende mejorar la salud mental a través de una mayor autoestima e imagen corporal. Sin embargo, a veces puede socavar la salud mental a través de la «positividad tóxica», según un estudio del 2022 publicado en la revista internacional de investigación Body Image.
La positividad corporal tóxica se refiere a presionar a las personas para que supriman las emociones negativas y pongan una fachada positiva, causando angustia. Los investigadores advirtieron que muchas mujeres se sienten obligadas a mostrar confianza en su cuerpo, y que no hacerlo se considera una debilidad.
El estudio probó mensajes de aceptación del cuerpo elaborados para apoyar la autonomía, un factor clave de la autoestima. Dado que el funcionamiento controlado está relacionado con una baja autoestima, «nos preguntamos si el uso del control para presionar a las mujeres a aceptar su cuerpo socavaría una imagen corporal positiva», señalaron los investigadores.
De hecho, los resultados de 100 mujeres en edad universitaria indicaron que algunas formas de mensajes de positividad corporal en realidad aumentaban la presión. «El simple hecho de decir a las mujeres que deben o tienen que ser positivas con su cuerpo no mejora la imagen corporal, e incluso puede ser contraproducente al aumentar la presión percibida», concluyen los investigadores.
Encontrar el equilibrio
Hay quien sostiene que el body positivity hace demasiado hincapié en la salud mental a expensas de la salud física. Sin embargo, Tiffany M. Stewart, doctora en psicología clínica y profesora asociada y directora del Centro de Investigación Biomédica Pennington de Baton Rouge (Luisiana), trata de equilibrar ambas cosas. Ella sostiene que el estigma en torno al peso a menudo obstaculiza en lugar de fomentar cambios saludables, según su comentario del 2018 publicado en Obesity.
Un enfoque excesivo en la apariencia es una métrica de salud superficial y un motivador ineficaz, señala la Sra. Stewart. «La apariencia como impulsora del cambio de comportamiento de salud suele ser una estrategia fallida», escribió en su comentario. En cambio, hay pruebas de que los motivos funcionales, como el aumento de la fuerza o la reducción del estrés, funcionan mejor.
«La aceptación de la apariencia corporal y el comportamiento saludable no son mutuamente excluyentes», añadió Stewart en el artículo, señalando que nos encontramos en una encrucijada a la hora de utilizar el cambio de comportamiento para mejorar la salud.
«El término medio puede ser centrarse en las conductas saludables en sí mismas y en los resultados no basados únicamente en la cantidad de peso perdido», escribió.
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