Análisis de noticia
WASHINGTON–La globalización, que ha dado forma al orden económico mundial en las últimas décadas, ya estaba en problemas antes de la pandemia. Y con la aparición de la COVID-19, el retroceso de esta integración económica global ha cobrado impulso, poniendo en marcha un reordenamiento global que se espera que se desarrolle durante décadas.
El presidente Donald Trump dijo que las lecciones aprendidas de la pandemia reivindican sus políticas de «Estados Unidos Primero».
Aunque fue objeto de críticas por su postura proteccionista, la cual provocó un cambio fundamental en el orden comercial mundial en los últimos años, el mandatario señaló que la pandemia ha demostrado que tenía razón y que los globalistas estaban equivocados.
«En muchos sentidos hemos aprendido mucho, y nosotros vamos a recuperar la manufactura, algo que nunca hubiéramos podido hacer sin esto», dijo a Fox Business el 14 de mayo. «Mucha gente está diciendo, ‘Trump tenía razón’. Yo he estado hablando de esto durante mucho tiempo».
«[Las] estúpidas cadenas de suministro» están por todo el mundo, dijo, destacando que cuando «un pequeño trozo del mundo se deteriora, y todo se estropea».
Trump cree que la era de los «globalistas» que querían «hacer rico al mundo» a costa de los estadounidenses también ha llegado a su fin.
«Ni siquiera sé de dónde viene esta gente. Pero esos días han terminado. Y si no nada más, en los últimos dos meses, esto ha demostrado que es lo correcto».
Con la pandemia, la opinión pública también se ha desplazado en contra de la globalización. La población de Estados Unidos se ha visto perturbada al comprobar que su salud depende de China, que es el principal proveedor de equipo de protección y de medicamentos cruciales.
La excesiva dependencia de un solo país para el equipo y los medicamentos que salvan vidas durante la pandemia puso de manifiesto la vulnerabilidad de las cadenas mundiales de suministro. También suscitó preocupación por la pureza y la seguridad de miles de medicamentos que se fabrican en China.
Una encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew en marzo, encontró que aproximadamente dos tercios de los estadounidenses tienen ahora una visión desfavorable de China. Además en las últimas semanas, más y más países han estado pidiendo que Beijing rinda cuentas sobre su respuesta inicial del brote.
El mundo después de la pandemia
El orden post-pandémico será muy diferente, ya que muchos gobiernos de todo el mundo también están renunciando a la globalización y hablan de desvincularse de China.
El primer ministro de India, Narendra Modi, se presentó en la televisión nacional el 12 de mayo para anunciar su nuevo paquete de estímulos, con la ambición de crear «una India autosuficiente». Se espera que el plan impulse la iniciativa «Make in India» y la capacidad de fabricación del país.
El mes pasado, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció que su gobierno reservó más de USD 2000 millones en fondos para ayudar a las empresas japonesas a trasladar su producción fuera de China.
El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró a Financial Times el 16 de abril, que la pandemia «cambiará la naturaleza de la globalización, con la que hemos vivido durante los últimos 40 años», añadiendo que era evidente que este tipo de globalización estaba llegando al final de su ciclo, estaba socavando la democracia».
El plan de recuperación económica elaborado por la Unión Europea puso en relieve la importancia de crear una «autonomía estratégica» en las cadenas de suministro vitales y en reducir la dependencia de terceros países.
«Hemos aplastado efectivamente la globalización», dijo Michael O’Sullivan, autor del libro «The Levelling: What’s Next After Globalization», a The Epoch Times.
Normalmente, en este tipo de crisis, los países tienden a crear un grupo de coordinación internacional «para salvar al mundo», dijo O’Sullivan.
En cambio, ahora las grandes potencias están enfrentadas entre sí, peleándose por los suministros médicos y corriendo para prohibir las exportaciones de ventiladores, mascarillas y otros equipos de protección personal, dijo.
En el mundo post-pandémico, la idea de un mundo multipolar cobrará mayor importancia, añadió.
O’Sullivan, en su libro, describe al nuevo orden mundial en una era post-globalización, en la que tres grandes actores dominarán la geopolítica: Asia centrada en China, las Américas y Europa.
Reduciendo la dependencia de EE.UU. en China
De manera similar a la forma en que los diferentes países reaccionaron a las interrupciones de la cadena de suministro, la administración Trump ha intensificado los esfuerzos para hacer que Estados Unidos sea «más independiente, autosuficiente y resistente».
El 14 de mayo, Trump firmó una orden ejecutiva que otorgó a la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de EE.UU. nuevos poderes para apoyar a los fabricantes en Estados Unidos.
La agencia de inversión extranjera normalmente invierte en proyectos de desarrollo económico en otros países. Con este nuevo orden, también ayudará a las industrias clave que producen bienes y servicios vitales en Estados Unidos.
El 18 de mayo, la administración Trump firmó un contrato de USD 354 millones con Phlow Corp., una empresa con sede en Virginia, para fabricar medicamentos e ingredientes de medicamentos críticos para su uso en la lucha contra el coronavirus.
Phlow trabajará con un equipo de socios de la industria privada para fabricar en instalaciones dentro de Estados Unidos, incluyendo una nueva fábrica que se construirá en Virginia.
El presidente previamente predijo que Estados Unidos podría ser autosuficientes en medicina «dentro de dos años».
La Casa Blanca también planea publicar una orden ejecutiva que requerirá que las agencias federales compren productos médicos hechos en Estados Unidos. Se espera que la orden ayude a crear un mercado para que los fabricantes inviertan y produzcan en Estados Unidos.
Hay un fuerte impulso bipartidista para elaborar una legislación que reduzca la dependencia de Estados Unidos hacia los productos chinos, que representaban casi el 18 por ciento de las importaciones estadounidenses de bienes en 2019.
El virus, que ha causado conmoción a través de las cadenas de suministro, también ha obligado a los directivos de las empresas a replantearse los riesgos asociados a sus modelos de negocio.
En una aparente victoria para los esfuerzos de la administración Trump en traer la manufactura a Estados Unidos, Taiwan Semiconductor, el fabricante de chips por contrato más grande del mundo, anunció el 14 de mayo planes para construir una fábrica de producción en Arizona.
La compañía dijo que invertiría unos USD 12, 000 millones para la planta, cuya apertura está prevista para el 2024. Además planea emplear a unas 1600 personas mientras genera indirectamente miles de otros empleos.
Las empresas se enfrentarán a la presión de los accionistas, reguladores y gobiernos para hacer que las cadenas de suministro sean más locales y resistentes a fin de evitar crisis en el futuro. Sin embargo, mover las cadenas de suministro puede llevar más tiempo del previsto, según Jim Reid, estratega del Deutsche Bank.
«El desenvolvimiento de las cadenas de valor mundiales debería fortalecer la posición de los trabajadores en las economías occidentales», escribió Reid en un informe. «Si los trabajadores occidentales han sido la principal víctima de la globalización, se beneficiarán de la desglobalización. Pero este efecto estructural tardará décadas, no años, en aprovecharse».
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