El Parlamento Europeo (PE) puso este miércoles el sello final al acuerdo del «Brexit» negociado entre la Unión Europea y el Reino Unido, el tratado que recoge los términos de la salida ordenada de los británicos del bloque comunitario en apenas dos días, la medianoche del 31 de enero al 1 de febrero.
Una gran mayoría de la Eurocámara, 621 diputados, votó «sí» al acuerdo de retirada, mientras que 49 parlamentarios votaron en contra (mayoritariamente los partidos de la oposición británica, como laboristas, liberaldemócratas y verdes) y 13 se abstuvieron.
Los diputados del grupo liberal llevaron la iniciativa de lanzarse a cantar el poema escocés «Auld Lang Syne», usado tradicionalmente en Nochevieja para despedir el año, pero también en funerales, una canción que habla de la amistad y de «los viejos tiempos».
Antes del debate, socialdemócratas, liberales y verdes celebraron sus propias reuniones de despedida de sus compañeros y durante el debate se sucedieron discursos que apelaron a esa amistad entre ambos bloques y al papel del Reino Unido en la historia del continente y la construcción europea.
El líder de los populares, Manfred Weber, expresó su deseo de que «los hijos de los que hoy se van» sean los que puedan volver a la UE en un futuro, mientras que la presidenta del grupo socialdemócrata, Iratxe García Pérez, tuvo un recuerdo para Jo Cox, la diputada laborista asesinada semanas antes del referéndum.
«No hay mejor manera de honrar su memoria que trabajar día a día por la Europa que murió defendiendo», afirmó la española.
«Si alguien cree que la semana que viene es el inicio del debilitamiento de la UE, demostraremos que estáis equivocados. Vamos a renovar Europa», dijo la liberal Nathalie Loiseau ante los silbidos del Partido del Brexit.
El debate se prolongó durante casi dos horas en las que se cruzaron las celebraciones de los partidarios de la marcha, sentados al fondo del hemiciclo, con las lágrimas y la emoción de los británicos que hablaban en el pleno por última vez, algunos de ellos con ropa azul y amarilla en homenaje a la bandera de la UE.
Se cierra «el divorcio», se abre la futura relación
Los 47 años del Reino Unido en la UE acabarán en la medianoche del 31 de enero al 1 de febrero, pero la salida británica será más teórica que práctica. Aunque ya no será un Estado miembro, seguirá vinculado a las normas europeas durante el periodo de transición, once meses en los que los equipos negociadores volverán a sentarse a la mesa para diseñar la relación futura.
En esas conversaciones se incluirá el acuerdo de comercio entre ambos, unas negociaciones que se prevén complejas y para las que, según ha advertido ya el bloque europeo, harán falta más de los once meses que le quedan a los británicos alineados con la normativa europea.
El eurodiputado de Ciudadanos Luis Garicano apuntó a que en esta negociación los intereses de España deben centrarse en las exportaciones al Reino Unido, el turismo, el sector pesquero, el agroalimentario y el automovilístico, y pidió al Gobierno que defienda esta postura en el Consejo.
Las eurodiputadas Sira Rego (IU) y Eugenia Rodríguez Palop (Podemos), por su parte, pusieron el acento en la situación en la que queda la Línea de la Concepción, la cual «depende de que esta verja permanezca abierta o haya una política permeable en la frontera con Gibraltar», según Rego.
Rodríguez Palop apuntó también como temas clave para España en la negociación de la futura relación «la Política Agraria Común, las cuotas pesqueras, los acuerdos comerciales y arancelarios, especialmente para la industria agropecuaria, la automoción, el turismo y los derechos de los ciudadanos».
Estas dos delegaciones españolas se abstuvieron en la votación del acuerdo.
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