El PCCh es vulnerable y su gobierno podría terminar con un golpe de estado: Experto

Por JAN JEKIELEK Y FRANK FANG
23 de junio de 2021 2:35 PM Actualizado: 23 de junio de 2021 2:35 PM

El régimen chino no es tan fuerte como se presenta ente el mundo exterior, y muchos problemas internos que plagan al régimen conducirán a su desaparición, dijo un exdiplomático británico y experto en China.

Estos problemas fueron reconocidos por algunos funcionarios chinos de alto nivel que podrían liderar un golpe de estado para destituir al actual líder chino, Xi Jinping, con el fin de proteger sus propios intereses, dijo Roger Garside, autor de “China Coup: The Great Leap to Freedom” (Golpe de Estado en China: El gran salto a la libertad) durante una entrevista reciente en el programa “American Thought Leaders” (Lideres del Pensamiento Estadounidense) de Epoch TV.

“Pueden ver mejor de lo que la mayoría de la gente puede ver, que este régimen es exteriormente fuerte, pero interiormente débil. Y que está en un estado de decadencia política”, dijo Garside.

Añadió: «[La] mejor esperanza para preservar su propia riqueza y poder, así como la mejor esperanza para China, es liderar un golpe de estado para eliminar a Xi Jinping y lanzar a China a una transición democrática».

Estos problemas no son causados por «fuerzas externas» o «fuerzas anti-China», a quienes el Partido Comunista Chino (PCCh) a menudo culpa de los problemas en China. En cambio, los problemas han sido creados por el propio sistema político del régimen comunista, una dictadura totalitaria, dijo Garside.

“Ellos [el régimen chino] son débiles interiormente porque hay una crisis moral en China. Hay un sistema de corrupción, el sistema está corrupto, de arriba a abajo, de izquierda a derecha. Y podría continuar, pero la mayor área de debilidad es, curiosamente, la economía”, explicó Garside.

Según Garside, la caída de la moral en China comenzó cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) perdió su autoridad moral tras la masacre de la plaza de Tiananmen. Para reemplazar la autoridad perdida, Garside dijo que el régimen comenzó la «mayor campaña de privatización que el mundo haya visto jamás», con el fin de utilizar «incentivos materiales» para que la gente fuera leal a los dirigentes del PCCh.

En junio de 1989, el régimen chino ordenó a sus tropas que abrieran fuego contra los manifestantes estudiantiles y los civiles desarmados en la Plaza de Tiananmen. El PCCh niega haber iniciado una represión violenta y cualquier discusión sobre el movimiento de protesta se considera tabú en China.

Fuentes anónimas dentro del PCCh dijeron que al menos 10,000 personas murieron ese día, según un cable británico desclasificado y documentos estadounidenses desclasificados.

«Ciertamente hay decadencia moral y un vacío moral: no hay confianza, no hay verdad», agregó Garside.

El esfuerzo de privatización de Beijing no condujo a una economía de mercado, sino a una economía dirigida que ha allanado el camino para la corrupción desenfrenada en China.

«En la actualidad, en China no hay claridad sobre la propiedad de las enormes empresas estatales: quién las controla, quién es realmente su propietario, incluso las privadas, quién las posee y controla realmente. Todo esto es muy opaco, y donde hay opacidad en los asuntos económicos y financieros, entonces se da la corrupción», explicó Garside. «Y eso ha permitido que los dueños del poder en todos los niveles [en China] se enriquezcan y sean poderosos».

En los últimos años, muchos funcionarios de alto y bajo rango del PCCh han sido acusados de corrupción y malversación, así como altos ejecutivos de empresas estatales de China. Uno de los hombres más importantes implicados en la corrupción fue Zhou Yongkang, un exjefe de seguridad que fue condenado a cadena perpetua en 2015.

Entre todos los problemas de China se destaca su economía, que no es tan fuerte como el régimen chino ha promocionado, según Garside.

Explicó: “Desde 2008, [el régimen chino] se ha basado en inyectar miles de millones de crédito en el sistema para mantener una tasa de crecimiento artificialmente alta. Y esta avalancha de dinero ha provocado una gran distorsión, actividad económica falsa, actividad no económica y fragilidad dentro del sistema financiero”.

Según Garside, en lugar de quedarse de brazos cruzados y esperar a que se produzcan cambios políticos en China, Estados Unidos y sus aliados deberían ser proactivos, por ejemplo, ayudando a derribar el Gran Cortafuegos del régimen chino, que bloquea el acceso a muchos sitios web y redes sociales extranjeras.

Añadió: “El régimen comunista es vulnerable. Pero no creo que el régimen totalitario sea destruido únicamente por la dinámica dentro de China. Creo que es absolutamente esencial que Estados Unidos y sus aliados pasen a la ofensiva”.

Debido a que China y Estados Unidos están profundamente conectados, particularmente en los frentes económico y social, Estados Unidos no puede quedarse de brazos cruzados frente a las crecientes amenazas chinas. «Si no contraatacamos a este régimen ambicioso y peligroso, vamos a perder nuestra libertad», advirtió Garside.

«No podemos quedarnos sentados y decir, tenemos la razón de nuestro lado, haremos un mejor trabajo para dirigir nuestros propios países. Sí, tenemos que hacerlo. Pero también tenemos que encontrar las vulnerabilidades. Tenemos que educar a nuestra gente sobre el peligro al que nos enfrentamos».

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