A veces nos encontramos adictos a sustancias, emociones y formas de pensar que nos alejan de poder experimentar cualquier indicio de paz interior.
Encontré una pintura de Tiziano sobre Sísifo que me hizo reflexionar sobre la naturaleza de nuestras adicciones.
Sísifo engaña dos veces a la muerte
En la leyenda griega, Sísifo era el astuto y engañoso rey de Corinto. Él ayudó a Corinto a prosperar comercialmente, pero con frecuencia se negaba a mostrarle a los huéspedes de su ciudad la decencia y la hospitalidad exigidas por Zeus. Incluso mataba a sus invitados para demostrar que era un rey temible.
Zeus estaba decepcionado de la crueldad de Sísifo. De hecho, Zeus se enfadó aún más cuando Sísifo le dijo al dios del río Asopo dónde había llevado Zeus a la hija secuestrada del dios del río.
Al revelar los secretos del dios Sísifo fue demasiado lejos, y Zeus decidió que era hora de castigarlo. En una versión de la historia, Zeus le pidió a Tánatos, la personificación de la muerte, que encadenara a Sísifo en el inframundo.
Tánatos capturó a Sísifo y se preparó para encadenarlo cuando Sísifo le pidió a Tánatos que le demostrara cómo funcionaban las cadenas. Tánatos accedió a mostrarle, y Sísifo rápidamente encadenó a Tánatos en su lugar. Así, Sísifo logró escapar de la muerte.
Como Tánatos estaba encadenado, los mortales ya no morían. Fue necesario que Ares, el dios de la guerra, restaurara el equilibrio entre la vida y la muerte. Ares también atrapó a Sísifo y lo devolvió a Tánatos para que recibiera su castigo por segunda vez. Pero antes de regresar, Sísifo ya estaba planeando su segunda huida de la muerte.
Al morir, Sísifo le pidió a su esposa que no le hiciera los sacrificios y ofrendas habituales que se requieren para la muerte de un marido. Luego, en el inframundo, suplicó a la bondadosa Perséfone, la esposa de Hades, que le permitiera volver con su mujer para instruirla sobre el procedimiento adecuado del entierro. El plan de Sísifo funcionó, y regresó entre los vivos sin intención de volver al inframundo.
Zeus intervino y se aseguró de que Sísifo no escapara la próxima vez que entrara al inframundo. Sísifo fue obligado a sufrir eternamente empujando una roca cuesta arriba, para luego volver a caer al fondo de la colina al alcanzar la cima.
La pintura «Sísifo» de Tiziano
A mediados del siglo XVI, el pintor renacentista italiano Tiziano pintó su representación del castigo de Sísifo para María de Hungría, en ese momento reina de Hungría y Bohemia.
El sitio web del Museo del Prado revela que María de Hungría tenía muchas imágenes de leyendas griegas en las paredes de la Gran Sala del Palacio de Binche, lo que indica «la coherencia de un programa iconográfico cuya idea principal era subrayar la miseria y el castigo interminable de los que se levantan contra los dioses».
En su pintura «Sísifo», Tiziano representó a Sísifo caminando por una pendiente irregular. Cubierto con una escasa tela, no empuja el peñasco hasta la cima de la colina, sino que lo lleva sobre los hombros y la cabeza, causando que sus hombros y su cabeza se inclinen hacia delante bajo su peso.
El marco de la composición también contrasta con el cuerpo de Sísifo. La parte superior de la roca y sus pies llegan justo al borde de la parte superior e inferior de la composición, dando aún más la sensación del destino asfixiante de Sísifo.
El entorno es infernal. Extrañas criaturas ocupan la parte inferior izquierda de la composición, y el fuego y el humo llenan el fondo. Una serpiente aparenta amenazar los pies de Sísifo, como si la amenaza lo obligara a apresurarse hacia la cima de la colina.
El peso de nuestras adicciones
Hay tres cosas que inmediatamente me llamaron la atención en este cuadro: el hecho de que Sísifo cargue el peñasco en lugar de empujarlo, la serpiente que lo amenaza desde abajo y la imponente naturaleza de los bordes de la composición. Vamos a analizar cada uno de los elementos para ver qué visión moral pueden aportar.
Cuando veo a Sísifo cargando el peñasco en lugar de empujarlo, pienso inmediatamente en nuestras adicciones. Nuestras adicciones suelen empezar como pequeños intereses o deseos, y con el tiempo se convierten en algo fuera de nuestro control.
Por ejemplo, lo que puede empezar como beber por diversión puede convertirse en la carga del alcoholismo, o las apuestas ocasionales en los deportes pueden convertirse de algún modo en una hipoteca de la casa. Nuestras adicciones también pueden ser sutiles: un pensamiento arrogante o una mirada furtiva que induzcan sentimientos de satisfacción pueden, con el tiempo, convertirse en sentimientos que anhelamos, como si fuéramos realmente adictos.
Al igual que Sísifo, que tiene que ascender la colina repetidamente, intentamos superar nuestras adicciones una y otra vez. Nos empujamos hasta el límite en un intento de soltarnos y liberarnos, pero recaemos, o descubrimos que la adicción es más profunda de lo que pensábamos inicialmente. Entonces nos encontramos cargando de nuevo un peñasco cuesta arriba.
El peñasco no solo hace que la cabeza y los hombros de Sísifo se contorsionen bajo su peso, sino que también impide que la luz llegue a su cabeza y a su pecho, que representan su corazón y su mente. El peso que llevamos de nuestras adicciones puede consumir nuestros corazones y mentes, oscureciendo la luz e impidiendo que entre en nuestras vidas.
¿Qué puede representar la serpiente en el talón de Sísifo? Como todo lo demás, la serpiente solo está ahí como parte del castigo de Sísifo. Al amenazar su talón, la serpiente le impide descansar, encontrar la paz.
Por último, ¿qué podría representar la posición de Sísifo en relación a los bordes de la composición? Los bordes sirven casi como una prisión que amplifica la falta de libertad de Sísifo.
No solo el peso del peñasco le presiona la cabeza y los hombros, sino que el borde superior de la composición parece añadir su propio peso, un peso tan grande que parece que Sísifo no podría ponerse de pie aunque quisiera.
Los cuatro bordes de la composición encapsulan toda la representación. Para mí, estos representan el efecto del entorno sobre Sísifo. No solo es el peso del peñasco lo que Sísifo debe cargar continuamente, también debe enfrentar constantemente a las restricciones que le impone el entorno, y estas restricciones parecen impedirle aún más experimentar la verdadera libertad.
Sísifo fue condenado a sufrir por toda la eternidad, pero ¿qué pasa con nosotros? ¿Cómo podríamos identificar las verdaderas fuentes de nuestras adicciones? ¿Hay una forma de salir de las adicciones que pueden enmarcar nuestras vidas? ¿Cómo podemos encontrar la paz en las pesadas cargas que llevamos?
Las artes tradicionales suelen contener representaciones y símbolos espirituales cuyo significado se pueden perder en nuestras mentes modernas. En nuestra serie «Llegando al interior: Lo que el arte tradicional ofrece al corazón», interpretamos las artes visuales de manera que puedan ser moralmente perspicaces para nosotros hoy en día. No pretendemos dar respuestas absolutas a preguntas con las que han luchado generaciones, pero esperamos que nuestras preguntas inspiren un viaje de reflexión para convertirnos en seres humanos más auténticos, compasivos y valientes.
Eric Bess es un artista representativo activo y está realizando un doctorado en el Instituto de Estudios de Doctorado en Artes Visuales (IDSVA).
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