Análisis de noticias
La verdadera “guerra comercial” entre Estados Unidos y el régimen chino apenas está comenzando. En este momento, el campo de juego apenas está siendo establecido de una manera que permite a las empresas competir sobre bases más equitativas, con negocios honestos capaces de ganar a través del Estado de derecho.
Estados Unidos comenzó a contraatacar las décadas de guerra comercial librada por el Partido Comunista Chino (PCCh) a través de la manipulación de divisas, el robo de propiedad intelectual y políticas que hacían casi imposible que las empresas extranjeras pudieran competir con las empresas chinas. En 2018, el déficit comercial de Estados Unidos con China alcanzó los 419.000 millones de dólares, y hasta hace poco, no parecía que esto fuera a cambiar.
Para el régimen chino, la política comercial es una guerra. El comercio incluso fue considerado públicamente como un método para superar y ocupar el lugar de los Estados Unidos por medios no militares. Según la doctrina de la “guerra sin restricciones” del PCCh, la cual utiliza la guerra financiera, la guerra comercial y otros sistemas no militares para lograr la supremacía, “ahora no hay ámbito que la guerra no pueda utilizar, y casi no hay ámbito que no tenga el patrón ofensivo de la guerra”.
Antes, las empresas estadounidenses eran atacadas con frecuencia por hackers militares chinos, que robaban la propiedad intelectual estadounidense para beneficio de las compañías chinas. El PCCh utilizó herramientas como la manipulación de divisas para obtener más ganancias del comercio, a expensas de los países extranjeros. Las subvenciones estatales hicieron imposible que las empresas extranjeras compitieran con las compañías chinas en materia de precios, ya que las empresas chinas podían realizar una oferta por debajo del costo. Varios otros sistemas desleales también estaban en juego.
Las administraciones anteriores de Estados Unidos y los gobiernos de todo el mundo permitieron al PCCh continuar con todas estas prácticas, relativamente sin inhibiciones. Pero todo esto ahora está cambiando bajo la administración del presidente Donald Trump, quien denunció el uso de prácticas comerciales desleales por parte del PCCh y ahora lo involucró en una guerra comercial destinada a emparejar el campo de juego. Una vez concluida la etapa actual, la “guerra comercial” se convertirá en una guerra industrial, y sin poder jugar sucio, es una batalla que el PCCh no puede ganar.
La realidad es que el PCCh no tiene muchas opciones para imponer sanciones perdurables contra los productos estadounidenses. Las grandes empresas extranjeras que todavía se permiten en China son principalmente las que el PCCh sigue necesitando, ya que de lo contrario se apresuraría a penalizarlas o expulsarlas una vez que una empresa nacional pueda satisfacer o superar la producción de sus competidores extranjeros. Entonces el régimen traslada la competencia al ámbito internacional, donde utiliza las subvenciones estatales y otras prácticas desleales que permiten a las empresas chinas socavar a la competencia.
Ahora estamos viendo esto en la compañía estatal de ferrocarriles CRRC del PCCh. Cuando CRRC estaba ofertando para un contrato ferroviario reciente en Boston, la oferta más baja de un competidor normal fue la de Bombardier, con cerca de mil millones de dólares. CRRC pudo ofertar 569 millones de dólares, reduciendo casi a la mitad a la siguiente oferta más ventajosa. Pudo hacerlo así porque está financiada por el PCCh y, por tanto, puede presentar una oferta con pérdidas. Fuimos testigos del recorrido de acuerdos de este tipo en Australia, donde CRRC ahora controla el mercado después de que pusiera en bancarrota a dos competidores cercanos y adquiriera el tercero.
Esto destaca otro punto importante: el PCCh lleva mucho tiempo librando una guerra comercial no solo contra Estados Unidos, sino contra la mayor parte del mundo. En esta guerra comercial mundial, se aprovechó de todas las brechas, violó todos los acuerdos posibles y capitalizó todo tipo de robo estatal a gran escala.
Ahora que todas estas prácticas están siendo atacadas, el PCCh tiene poco espacio para maniobrar. Puesto que ya estaba explotando todas las opciones, no tiene más opciones que explotar y está a punto de perder en todos los frentes. Estados Unidos, por otro lado, que estaba perdiendo en todos los frentes al permitir que el PCCh actuara casi sin ninguna consecuencia durante décadas, ahora está dispuesto solo a ganar.
***
Mira a continuación
Los negocios son una guerra
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.