Algunos podrían pensar que el poderoso y veloz tiburón blanco de hasta 4,8 metros de largo, armado de poderosos dientes, no le teme a nadie excepto a sí mismo, sin embargo se demostró que sí le temen a las ballenas asesinas. Un grupo de investigadores observó que no intentan luchar contra su depredador sino que abandonan todo y escapan de inmediato al notar su presencia.
Salvador Jorgensen, del Acuario de la Bahía de Monterey, quien lleva estudiando los grandes tiburones blancos por 15 años, relató un hecho ocurrido en 2009 que lo hizo sospechar del miedo que el tiburón blanco le tiene a las orcas y posteriormente pudo corroborarlo varias veces, reportó The Atlantic
El equipo de Jorgensen marcó en ese año a 17 grandes blancos y siguió su ruta. Los observaron nadar durante meses dando vueltas alrededor de la isla de Farallon del sudeste tras los elefantes marinos locales.
“Pero este período de caza constante terminó el 2 de noviembre de ese año, cuando dos grupos de orcas (ballenas asesinas) pasaron frente a las islas a primera hora de la tarde”.
“En el espacio de ocho horas, los 17 grandes blancos desaparecieron abruptamente. No estaban muertos. Fueron luego detectados en aguas distantes. Escaparon de Farallón durante al menos un mes y la mayoría de ellos no regresaron”.
En 2009 Jorgensen se preguntó si se trataba de un caso único y casual frente a la presencia de las orcas, pero durante el seguimiento de la ruta de los 17 tiburones, esto no ocurrió solo una vez.
Los registros revelaron ejemplos similares en años posteriores: “las orcas llegan y los tiburones huyen”.
“Algunas orcas también cazan focas, por lo que es posible que los tiburones solo están tratando de evitar la competencia, pero eso parece improbable, dada la rapidez con la que se lanzan. La explicación más probable es que el tiburón más temible del mundo está aterrorizado por las orcas”.
Para el hombre las ballenas asesinas tienen una imagen más amigable que los grandes tiburones blancos, sin embargo las orcas efectivamente son «el depredador potencialmente más peligroso», según Toby Daly-Engel, un experto en tiburones en el Instituto de la Florida.
«Tienen muchos comportamientos sociales que los tiburones no tienen, lo que les permite cazar de manera efectiva en grupos, comunicarse entre sí y enseñar a sus jóvenes».
Los investigadores revelaron sorprendentes maneras en que las orcas dan muerte a los tiburones.
Algunos llevan su presa a la superficie y luego le dan un golpe de cola por encima de la cabeza. Otras orcas parecen poner a los tiburones boca abajo para inducir un estado paralítico llamado inmovilidad tónica.
Las orcas no se detienen y dan muerte tanto a las especies de tiburones más rápidos como los makos, y los más grandes como los tiburones ballena. Además los encuentros entre grandes tiburones blancos y orcas, vistos en el pasado, demuestran que las inteligentes ballenas asesinas tienen todas las chances de ser siempre las ganadoras, por algo son sus depredadores.
“En octubre de 1997 los barcos de pesca cerca de la isla de Farallon, en el sureste, observaron a un joven tiburón blanco que interrumpió a un par de orcas mientras estas comían un león marino. Una de las ballenas embistió y mató al tiburón, y el dúo procedió a comerse su hígado”, reporta The Atlantic.
“Más recientemente, después de que las orcas pasaron por una playa sudafricana, cinco grandes tiburones blancos fueron arrastrados por las olas a la costa. A todos, sospechosamente, les faltaba su hígado”.
Según los biólogos, el hígado de un gran blanco ocupa cerca de la cuarta parte de su peso corporal y es más rico en grasas y aceites que la grasa de la ballena.
Es «una de las fuentes más densas de calorías que puedes encontrar en el océano», dice Jorgensen. «Las orcas conocen su negocio y saben dónde está ese órgano».
Sin embargo nadie ha observado la técnica de cómo las orcas lo extraen de su presa, dice el biólogo. «Las heridas en carcasas intactas sugieren que muerden a sus víctimas cerca de sus aletas pectorales y luego exprimen el hígado a través de las heridas. Es como apretar la pasta de dientes», dijo Jorgensen.
Se cree que una orca causa miedo al tiburón por su presencia, mezclada con su fuerte olor y más el ruido.
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