El resultado electoral de esta noche en España complica el tablero político y aleja la posibilidad de un desbloqueo a corto plazo, a no ser que los principales partidos apuesten por combinaciones que no se han planteado hasta este momento.
En esta jornada en la que persisten las sumas imposibles, solo hay un claro triunfador: Vox. Porque a nadie más le ha salido la noche como esperaba.
Para empezar, Pedro Sánchez: El presidente del Gobierno y aspirante a la reelección vuelve a ser el más votado en las urnas, pero se deja 800.000 votos respecto los comicios de primavera y se queda con tres escaños menos, fracasa en su apuesta electoral y tendrá problemas similares para formar un gobierno estable. Por la izquierda, no suma mayoría absoluta sin el apoyo de ERC y por la derecha necesitaría al menos la abstención del PP.
Santiago Abascal, de Vox, fue el gran triunfador de la noche. Casi un millón de votos más que en abril que se traducen en el 15 % de los votos y en 52 escaños, más del doble que los que tenía. Su partido es la tercera fuerza del país y ha logrado ser el más votado en Murcia y Ceuta.
Vox logra así mucho más poder en la Cámara Baja. Al tener más de cincuenta diputados podrá, por ejemplo, presentar una moción de censura o un recurso ante el Tribunal Constitucional.
Albert Rivera, de Ciudadanos, es la otra cara de la moneda. De 4,1 millones de votos a 1,6; de 57 diputados a 10; de tercera fuerza del país a sexta. Ciudadanos desaparece de la mayor parte de las regiones y buena parte de sus líderes se quedan sin escaño. Rivera ha asumido los malos resultados y ha convocado un congreso extraordinario en el que se decidirá el futuro del partido y el suyo.
El gran ascenso de Vox también ha provocado que la noche electoral de Pablo Casado sea agridulce. Porque el Partido Popular deja atrás la histórica caída de abril, pero no llega al tan deseado umbral de los cien diputados y queda aún lejos de los socialistas.
Y si en abril Casado sentía el aliento de Ciudadanos, que se le acercaba peligrosamente, ahora, pese a lograr 21 diputados más que en abril y colocarse con 87, tiene tras de sí a Vox.
Por eso, con Vox en pleno ascenso, resulta difícil pensar que Casado hiciese ahora el sacrificio de permitir gobernar a Sánchez para evitar unos terceros comicios.
Quien no tiene nada que celebrar es Pablo Iglesias. Unidas Podemos ha perdido siete escaños y el partido y sus confluencias se quedan con 35 diputados.
En el Congreso se encontrará con Íñigo Errejón, antes compañero y ahora rival que solo logra tres escaños y se queda lejos de conseguir grupo parlamentario. Como lejos se queda de ser una fuerza decisiva para la gobernabilidad.
Así que con este hemiciclo de diecinueve siglas –seis más que en abril– parece imposible intentar una investidura.
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