Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, se pronunció en contra de las órdenes de vacunación contra COVID-19 y dijo que cree que esas políticas no deberían ponerse en práctica en Estados Unidos.
En una entrevista con la revista Time, que el lunes nombró a Musk Persona del Año 2021, el multimillonario confirmó que él mismo se ha vacunado.
«Sí, sí. Estoy muy a favor de la vacunación. La ciencia es inequívoca, he tuiteado en ese sentido», dijo.
Sin embargo, el empresario dijo estar en contra de las políticas estrictas de vacunación obligatoria contra COVID-19, sobre todo cuando dejan a los empleados tener que elegir entre ponerse las vacunas o perder su trabajo.
«Pero por la misma razón estoy en contra de obligar a la gente a vacunarse», dijo Musk. «Creo que esto no es algo que debamos hacer en Estados Unidos. Creo que deberíamos animar a la gente a que se vacune, tratar de convencerla firmemente de que se vacune, pero no obligarla a vacunarse o, por ejemplo, que se vacune o la despidan».
Los comentarios de Musk llegan en un momento en que las órdenes de vacunación están siendo cuestionadas en todo Estados Unidos, tanto a nivel estatal como federal.
A principios de noviembre, el presidente Biden promulgó nuevas normas, aplicadas por la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo, relativas a la vacunación y las pruebas de COVID-19 para los empresarios.
Las normas están programadas para entrar en vigor el 4 de enero y dictan que los empleadores con 100 o más empleados se aseguren de que cada uno de sus trabajadores esté completamente vacunado o que realicen pruebas de COVID-19 al menos una vez por semana. Todos los trabajadores no vacunados deben llevar también una mascarilla en el lugar de trabajo.
Los empleados del sector sanitario que trabajen en centros que participen en Medicare y Medicaid, incluidos los hospitales y los centros de atención a largo plazo, también deberán estar completamente vacunados, lo que afectará a más de 17 millones de trabajadores.
En respuesta, se han acumulado múltiples demandas contra la administración por lo que algunos han llamado «extralimitación del gobierno».
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el 72.1 por ciento de los adultos en Estados Unidos están totalmente vacunados, es decir, algo menos del 61 por ciento de la población total, mientras que el 72.2 por ciento de la población total ha recibido al menos una vacuna.
Mientras tanto, algunas autoridades sanitarias han instado al público a redoblar las precauciones de seguridad, incluida la vacunación, a la luz de la aparición de la última variante de ómicron.
A principios de este mes, el Dr. Vivek Murthy, Cirujano General, afirmó que, aunque los estadounidenses no deberían entrar en pánico por la nueva variante del coronavirus, deberían seguir usando mascarillas, mantener el distanciamiento social y vacunarse.
«Creo que es una razón para que no entremos en pánico necesariamente, sino que estemos más atentos y reconozcamos que las precauciones de las que hemos estado hablando durante el último año son más importantes ahora que nunca», dijo Murthy a «Fox News Sunday».
Hasta ahora solo se ha informado de la muerte de una persona en todo el mundo tras contraer la variante ómicron. No está claro si el individuo fallecido —que murió en Gran Bretaña— tenía algún problema de salud subyacente.
Las autoridades sanitarias federales y de otros países han señalado que los primeros datos sugieren que ómicron es una variante más suave que la cepa Delta.
La Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, dijo a The Associated Press la semana pasada que ómicron es «leve» y que la mayoría de los síntomas incluyen tos, congestión y fatiga.
«Lo que sabemos en general es que cuantas más mutaciones tiene una variante, mayor es el nivel de inmunidad que se necesita… Queremos asegurarnos de reforzar la inmunidad de todos. Y eso es lo que realmente motivó la decisión de ampliar nuestra orientación», dijo Walensky.
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