Las tensiones diplomáticas derivadas de la guerra entre Israel y Hamás se han extendido a la conmemoración anual del bombardeo atómico de Nagasaki en Japón, y el embajador de Estados Unidos se ha saltado la conmemoración de este año, junto con altos diplomáticos de las otras naciones del G-7, porque Israel no estaba invitado.
La embajada estadounidense informó que Rahm Emanuel, embajador de Estados Unidos en Japón, honrará en su lugar a las víctimas del bombardeo estadounidense del 9 de agosto de 1945 en una ceremonia en un templo budista de Tokio.
El bombardeo mató a 140,000 personas. Junto con el bombardeo de Hiroshima tres días antes, condujo a la rendición japonesa de la Segunda Guerra Mundial el 15 de agosto de 1945.
Los embajadores que no asistan a la ceremonia de Nagasaki el 9 de agosto estarán representados en la mayoría de los casos por diplomáticos de menor rango.
El alcalde de Nagasaki, Shiro Suzuki, se mostró reacio en junio a invitar a Israel, aludiendo a la escalada del conflicto en Medio Oriente. Posteriormente dijo que no se invitó a Israel por temor a protestas, sabotajes o ataques a los asistentes. Quería honrar a las víctimas del atentado “de forma pacífica y solemne”.
“No es que no hayamos cursado invitación al embajador israelí por motivos políticos, sino que queremos llevar a cabo la ceremonia sin problemas, en un ambiente tranquilo y solemne”, declaró Suzuki.
Emanuel y los demás embajadores del G-7 escribieron a Suzuki el mes pasado expresando sus recelos por la exclusión de Israel.
La exclusión coloca a Israel en una lista de países no invitados, entre los que se encuentran Rusia y Bielorrusia.
“La invasión rusa a Ucrania y la autodefensa de Israel no son moralmente equivalentes”, dijo Emanuel, según la embajada estadounidense en Tokio.
“Desafortunadamente, debido a la decisión del alcalde, el mensaje de esa ceremonia y memorial será disperso y desviado”.
El G-7 incluye a Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, y la Unión Europea tiene estatus de observador.
El 8 de agosto, Israel anunció que ya no acreditaría a los diplomáticos noruegos que prestan servicios en los territorios palestinos ocupados. Noruega condenó la medida.
“Se trata de un acto extremo que afecta principalmente a nuestra capacidad de ayudar a la población palestina”, declaró en un comunicado el ministro noruego de Asuntos Exteriores, Espen Barth Eide.
“La decisión de hoy tendrá consecuencias para nuestra relación con el gobierno de Netanyahu”.
Noruega es una de las cuatro naciones europeas, entre las que también se encuentran España, Eslovenia e Irlanda, que han reconocido recientemente a Palestina como nación independiente, lo que se considera un reproche a Israel por su guerra contra Hamás tras la masacre perpetrada por el grupo terrorista el 7 de octubre en Israel.
Canadá, por su parte, declaró el 7 de agosto que retiraba de Israel a los hijos y tutores de sus diplomáticos ante el temor a un conflicto más amplio en Medio Oriente. Afirmó que sus diplomáticos en Ramala no tienen personas a su cargo viviendo con ellos. Canadá advirtió a sus ciudadanos que eviten todo viaje a Israel, así como a Gaza y Cisjordania.
La semana pasada, Israel abatió en las afueras de Beirut a Fuad Shukr, máximo dirigente militar de Hezbolá, y pocas horas después asesinó en Teherán a Ismail Haniyeh, dirigente de Hamás.
Israel se atribuyó la muerte de Shukr mediante un ataque aéreo, pero no el de Haniyeh. Éste y un guardaespaldas murieron a causa de una bomba colocada meses antes en el dormitorio de un complejo para visitantes gestionado por la Guardia Revolucionaria Islámica, donde se alojaba durante sus visitas a la capital iraní.
Irán y los grupos terroristas han prometido tomar represalias. Hezbolá, por ejemplo, tiene un arsenal de más de 100,000 misiles, muchos de ellos sofisticados, suministrados por Irán. Hezbolá e Israel han combatido con mayor intensidad en las últimas semanas, principalmente mediante drones, cohetes y ataques aéreos.
Israel, por su parte, está sometido a presiones internas para neutralizar a Hezbolá del mismo modo que ha atacado a Hamás en Gaza, de modo que 80,000 israelíes puedan regresar a los hogares del norte que evacuaron en octubre.
Denuncias de abusos sexuales
En otro frente diplomático, Estados Unidos fue una de las varias naciones que expresaron su preocupación por los informes sobre abusos sexuales a prisioneros palestinos en una base militar secreta israelí.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, pidió el 7 de agosto “tolerancia cero” para los autores. Aludió a un vídeo difundido por la televisión israelí en el que aparecían soldados llevando a un detenido fuera de la vista de las cámaras, supuestamente para cometer abusos.
“Hemos visto el vídeo, y los informes sobre abusos sexuales a detenidos son horribles. Deben ser investigados a fondo por el gobierno de Israel, por las FDI”, dijo Miller.
“Es esencial que prevalezcan el Estado de derecho y el debido proceso”, declaró Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca.
La Corte Suprema de Israel está estudiando una petición de un grupo de derechos, la Asociación para los Derechos Civiles en Israel, para cerrar la prisión de Sde Teiman, en el desierto del Néguev.
La preocupación por la prisión aumentó el mes pasado después de que la policía militar israelí detuviera a 10 reservistas sospechosos de haber participado en los malos tratos a un preso. Un médico israelí declaró que el detenido no sólo había sido gravemente golpeado, sino que presentaba lesiones rectales compatibles con abusos sexuales.
Las detenciones desencadenaron protestas en la base por parte de manifestantes, entre ellos dos ministros del gabinete, que se oponían a la detención a los reservistas mientras la guerra está en curso.
Un abogado que representaba a los soldados dijo que se les acusaba de sodomizar al detenido. El abogado, Nati Rom, dijo que utilizaron la fuerza para defenderse cuando el prisionero les atacó durante un registro, pero que no abusaron sexualmente de él.
Con información de Associated Press y Reuters
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