Los empleados de Delta Air Lines tendrán que pagar un recargo de 200 dólares al mes en su plan de salud patrocinado por la empresa si no se vacunan contra el COVID-19, según un alto ejecutivo de la compañía.
El director general de Delta, Ed Bastian, escribió en un memorándum del 25 de agosto que el recargo —que entrará en vigor el 1 de noviembre— es una respuesta a los elevados costos de hospitalización por COVID-19 de los empleados.
«La estancia promedio en el hospital por COVID-19 ha costado a Delta 50,000 dólares por persona», escribió Bastian. «Este recargo será necesario para hacer frente al riesgo financiero que la decisión de no vacunarse está creando para nuestra compañía».
El COVID-19 es la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Hasta la fecha, el 75% de los empleados de Delta han sido vacunados contra el COVID-19, dijo Bastian, al tiempo que advirtió que la propagación de nuevas variantes significa que «queda más trabajo por delante».
En las semanas transcurridas desde que la variante B.1.617.2 del virus —denominada variante delta— se hizo predominante, todos los empleados de la empresa hospitalizados con COVID-19 no estaban totalmente vacunados, dijo Bastian.
«En las últimas semanas, la lucha ha cambiado con el aumento de la variante B.1.617.2, una forma muy agresiva del virus», escribió, y añadió que el director de salud de la empresa «describe la variante como un ‘misil buscador de calor’ que se transmite predominantemente a través de la comunidad no vacunada».
Con el fin de que la tasa de vacunación del personal «se acerque lo más posible al 100%», Bastian dijo que el personal de Delta que no esté vacunado se enfrentará a restricciones adicionales, entre las que se incluyen el uso de mascarillas en interiores a partir de ahora y la realización de pruebas semanales de COVID-19 a partir del 12 de septiembre. Las restricciones se mantendrán mientras los índices de casos en la comunidad sigan siendo elevados, añadió.
Otra medida destinada a impulsar la adopción de la vacuna entre los empleados de Delta es que, a partir del 30 de septiembre, solo los empleados totalmente vacunados que experimenten una infección tendrán derecho a la protección salarial por COVID-19.
Aunque Delta exige que los nuevos empleados se vacunen, no se ha equiparado a United Airlines en la imposición de una orden de vacunación para todo el personal.
Otras grandes aerolíneas estadounidenses, como American y Southwest, dicen que están animando a los empleados a vacunarse, pero no han llegado a imponer un requisito.
Un portavoz de American Airlines dijo a The Epoch Times que, además de «animar encarecidamente a los miembros de nuestro equipo a vacunarse», están ofreciendo incentivos para hacerlo en forma de 50 dólares y un día libre adicional.
El anuncio de la nueva política de Delta se produce días después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) diera su plena aprobación a la vacuna COVID-19 de Pfizer-BioNTech, que anteriormente solo estaba autorizada para uso de emergencia.
El lunes, tras la decisión de la FDA, el presidente Joe Biden pidió a las entidades del sector privado, como empresas y organizaciones sin ánimo de lucro, así como a las autoridades estatales y locales, que intensifiquen la imposición de requisitos de vacunación y otras medidas destinadas a impulsar su aplicación.
«Si usted es un líder empresarial, un líder sin ánimo de lucro, un líder estatal o local, que ha estado esperando la aprobación completa de la FDA para exigir las vacunas, le pido que lo haga ahora —exíjalo”, dijo Biden en una sesión informativa el 23 de agosto.
La falta de aprobación completa de la FDA fue un factor que frenó a algunas empresas a la hora de imponer obligaciones de vacunación ante las objeciones de algunos trabajadores y sindicatos.
Poco después de que la FDA actuara, Walt Disney World llegó a un acuerdo con sus sindicatos para exigir la vacunación a todos los trabajadores de su parque temático en Orlando (Florida), mientras que el gigante de Wall Street, Goldman Sachs, anunció que cualquier persona que entrara en sus oficinas de Estados Unidos tendría que estar completamente vacunada a partir del 7 de septiembre, según un memorando obtenido por Reuters.
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