La empresa de alimentos estadounidense Cargill informó este martes que vendió sus activos en Venezuela a un grupo de inversionistas representado por el fondo Phoenix Global Investment y el Grupo Puig.
«Después de una extensa revisión de su portafolio de inversiones (…) Cargill acordó la venta de sus operaciones en Venezuela a un grupo de inversionistas internacionales y nacionales», dijo en un comunicado la multinacional que llevaba 34 años operando en el país.
Según el comunicado, la venta implica sus fábricas de producción de harina de trigo, pastas, aceites, grasas vegetales, sal y alimentación animal. La empresa dijo que dicha venta se completará en «varios meses».
Cargill se une así a la lista de grandes empresas que han cesado sus operaciones en Venezuela como Kellogg y Goodyear en 2018, y Kimberly-Clark en 2016.
La principal patronal de Venezuela, Fedecámaras, cifra en más de mil las empresas que han cerrado o abandonado el país en los últimos 20 años, producto de la crisis y los controles del régimen sobre la empresa privada.
Otra empresa estadounidense que se espera cese sus operaciones en Venezuela es Chevron. En abril, el departamento del Tesoro renovó la licencia de la petrolera con vigencia hasta el próximo 1 de diciembre, con la finalidad de “cesar gradualmente” sus actividades en el país y así sus productos no puedan llegar al régimen de Maduro. Sin embargo, el CEO de la compañía petrolera aseguró en mayo que “pretende cumplir” con los requisitos que le imponga EE.UU. pero no planea irse del país.
Algunos venezolanas han criticado fuertemente a las empresas estadounidenses que permanecen en Venezuela, ya que dicen que no ayudan a la población del país.
La Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (VEPPEX) se pronunció hace unas semanas sobre un sondeo en Florida, donde un 73% de venezolanos-estadounidenses dijeron apoyar a las compañías estadounidenses que operaban en Venezuela porque servían como «fuerza estabilizadora»
“Permanecer [sic] empresas americanas en Venezuela, beneficia al régimen de Nicolas Maduro”, escribió en Twitter el 30 de octubre.
“Veppex (…) manifestó no estar de acuerdo con esta información ya que el libre comercio es imposible con un régimen narcotraficante y terrorista que viola los derechos humanos”, señaló la organización. Asimismo mostró su apoyo a las sanciones hacia el régimen chavista. “Las sanciones deben continuar hasta que salga la tiranía de Maduro y retorne la democracia a Venezuela”.
Cargill no es la primera empresa estadounidense que sale de Venezuela, en medio de un periodo de crisis económica y sanitaria, sumada a las sanciones impuestas por la administración Trump en contra del régimen de Maduro.
Desde 2017, Estados Unidos empezó a aplicar sanciones a personas, empresas y entidades petroleras asociadas con el régimen de Maduro, tanto dentro como fuera de Venezuela, con la finalidad de asegurar que Maduro y sus “compinches” no se beneficien de las operaciones ilegales de minería de oro, de las operaciones petroleras estatales o de otras transacciones comerciales que permitan las actividades criminales del régimen y los abusos a los derechos humanos, señaló el Departamento de Estado de EE. UU.
Las más recientes sanciones están relacionadas con las próximas elecciones en diciembre organizadas por el régimen de Maduro. En septiembre, cinco personas fueron sancionadas “por su complicidad en apoyo a los esfuerzos de Maduro de privar al pueblo de Venezuela del derecho a elegir a sus líderes a través de elecciones libres y justas”, dijo el departamento.
Con información de EFE.
Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.
A continuación
Revelan estafa de empresa que vendía fruta china como chilena
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.