El gobernador de Ohio, Mike DeWine, quien autorizó el fin de la orden de evacuación de East Palestine dos días después de que una quema controlada enviara cloruro de vinilo tóxico al aire y al suelo tras un accidente de tren de Norfolk Southern Railway, ha recibido apoyo financiero del ferrocarril durante varios años, según la investigación de una estación de televisión de Columbus, Ohio.
Norfolk Southern y su comité de acción política han contribuido con más de $ 20,000 a las campañas de DeWine para gobernador y su toma de posesión en 2019, reportó WSYX.
DeWine, un republicano, fue reelegido para un segundo periodo en noviembre pasado.
Recibió una donación de 10,000 dólares, el máximo permitido por la ley, semanas antes del descarrilamiento del 3 de febrero, según WSYX.
Desde que se postuló por primera vez para gobernador en 2018, DeWine ha recibido 29,000 dólares de Norfolk Southern.
El ex director legislativo de DeWine tiene vínculos con Norfolk Southern.
Dan McCarthy, quien ocupó ese cargo desde enero de 2019 hasta septiembre de 2021, se desempeñó como presidente de la organización de cabildeo del ferrocarril en Ohio, The Success Group, desde 1994 hasta 2020.
El 3 de febrero, un tren de carga de 151 vagones de Norfolk Southern Railway se estrelló en East Palestine.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte informó que 38 vagones descarrilaron y se produjo un incendio que dañó otros 12 vagones.
Según la NTSB, 11 de los vagones descarrilados transportaban materiales peligrosos.
Para evitar una explosión que, según las autoridades, enviaría metralla al aire, el cloruro de vinilo se liberó y quemó intencionadamente el 6 de febrero, enviando al cielo una enorme nube de humo negro que podía verse a kilómetros de distancia y que se comparó con el hongo nuclear provocado por un arma nuclear.
El cloruro de vinilo es una sustancia química utilizada para fabricar tuberías de PVC y otros productos. El Instituto Nacional del Cáncer señala que el cloruro de vinilo se ha relacionado con cánceres de cerebro, pulmones, sangre, sistema linfático e hígado.
Antes de que Norfolk Southern llevara a cabo la quema controlada, DeWine instó el 5 de febrero a los residentes de East Palestine y sus alrededores a evacuar inmediatamente la zona, calificándola de cuestión de «vida o muerte».
Tres días después, celebró una rueda de prensa en East Palestine anunciando que se había levantado la orden de evacuación.
«Con el pleno apoyo del gobernador DeWine, me complace anunciar que se ha levantado la zona de evacuación», declaró el jefe de bomberos de East Palestine, Keith Drabick.
DeWine dijo que habló con el gobernador de Pensilvania, el demócrata Josh Shapiro, antes de acceder a autorizar la explosión controlada.
En un mensaje posteado en Twitter el 24 de febrero, la activista medioambiental Erin Brockovich pareció dirigirse a DeWine y a otros funcionarios estatales y federales que han afirmado que el agua de East Palestine es segura.
El 21 de febrero, las cámaras mostraron a DeWine bebiendo agua del grifo en casa de una mujer de East Palestine. Lo acompañaba el administrador de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU., Michael Regan, que también bebió un sorbo.
«Una de las cosas que hemos hecho hoy durante dos visitas domiciliarias ha sido beber un poco de agua, el agua del pueblo», dijo DeWine. «El agua del pueblo es segura».
Brockovich posteó en Twitter una foto de lo que parecía ser petróleo flotando en un arroyo de Palestina Oriental. «¡Tomada hoy! ¡Todo limpio! ¡Mi trasero!», añadió.
Volvió a postear la imagen con un nuevo comentario que decía: «Es más que indignante».
No declarado desastre
El 16 de febrero, el senador Sherrod Brown (D-Ohio) envió una carta a DeWine pidiéndole que declarara oficialmente la catástrofe en East Palestine y obtuviera el apoyo de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).
Ese mismo día, la oficina de DeWine anunció que la agencia había comunicado al gobernador que el pueblo no reunía los requisitos para una declaración de emergencia.
El 17 de febrero, la FEMA anunció que enviaría un equipo al pueblo del este de Ohio.
En una declaración conjunta el 17 de febrero, DeWine y el administrador regional de la FEMA, Thomas Sivak, informaron de que la agencia federal ha estado en «contacto constante» con el estado y «trabajando juntos desde el primer día».
FEMA envió un alto funcionario de respuesta y un equipo regional de asistencia de gestión de incidentes el 18 de febrero para evaluar las posibles necesidades de recuperación a largo plazo y otras operaciones en curso.
En respuesta a los reportes sobre las conexiones de DeWine con Norfolk Southern, el Sierra Club emitió un comunicado.
«Esta codiciosa relación entre Norfolk Southern y el gobernador DeWine y la negativa del gobernador a declarar el descarrilamiento como desastre está costando la salud de miles de residentes en East Palestine al ralentizar la limpieza», dijo la representante de la campaña de Sierra Club, Shelly Corbin.
«Debido a la deplorable e inadecuada respuesta estatal, Ohio y East Palestine se ven privados de los tan necesarios recursos y atención federales que harían a la compañía ferroviaria legítimamente responsable y proporcionarían a esta comunidad las pruebas y controles adecuados que necesitan para volver a sentirse seguros en su comunidad», continuó Corbin.
«En lugar de esperar al próximo cheque de las empresas ferroviarias corruptas, el gobernador DeWine debe declarar inmediatamente el estado de emergencia federal para que la comunidad pueda recibir ayuda financiera y técnica federal», añadió Corbin.
Durante un foro en la preparatoria de East Palestine el 24 de febrero, Brockovich no habló de DeWine.
Sí habló de la quema controlada.
«En 30 años nunca había visto nada parecido a lo que está ocurriendo en East Palestine», dijo Brockovich.
«Todos conocen la historia de cavar el hoyo, vaciar los productos químicos y prenderle fuego», añadió. «No creo que eso acabara bien para nadie».
En una entrevista televisiva el 24 de febrero, Brockovich dijo que las autoridades están intentando «hacer creer» a los residentes que «no pasa nada» y que el agua es potable y el aire seguro para respirar.
«Es obvio que algo va realmente mal aquí», dijo Brockovich. «He estado aquí en el terreno y están realmente frustrados. ¿Por qué? No sienten que sus agencias o su administración se preocupen por lo que les ha pasado a las comunidades».
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