Este año más de 20 estados decidieron implementar programas de opciones escolares o se están preparando para hacerlo. La política podría brindar una respuesta a las preocupaciones de muchas madres de familia hispanas sobre la educación de sus hijos, según una madre y experta en el tema.
Valeria Gurr, una defensora de la elección de escuelas que trabaja para la Federación Americana para los Niños (AFC) informando a la comunidad hispana sobre el tema, explicó en entrevista con The Epoch Times cómo la elección de escuelas puede atender a las necesidades de la comunidad hispana, que se ha quedado rezagada por décadas en el sistema educativo de Estados Unidos.
Gurr asegura que como ella, las madres latinas llegan a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades para sus familias y consideran que la educación es la llave que les dará el acceso al sueño americano. Sin embargo, esa puerta se cierra cuando los niños no pueden obtener una educación de calidad.
Después de trabajar algunos años en el sistema educativo, Gurr pudo conocer de primera mano algunas de las problemáticas que atraviesan tanto los padres de familia como los niños hispanos en un sistema que no está diseñado para sus necesidades.
A pesar de que hoy en día hay un mayor acceso a la educación para los niños hispanos, en su experiencia, “la discriminación por código postal no ha terminado”, ya que la zona de residencia determina el tipo de educación que reciben, según explica.
Las familias hispanas que viven en zonas de bajos ingresos generalmente asisten a las escuelas públicas que se les asignan. Según Gurr, aunque quisieran, no tienen los recursos económicos para pagar una escuela privada o no conocen otras opciones al llegar a los Estados Unidos.
“Por ende, reciben una educación que tal vez no está al nivel del que ellos pudiesen o quisieran estar», dijo.
Es por eso que las mamás «están buscando otro tipo de opción», aseguró Gurr, quien como madre hispana vivió en carne propia este proceso. Ella deseaba una escuela bilingüe para su hijo, pero una escuela pública no se lo permitía, por lo que recurrió a una escuela privada. Su familia tuvo que hacer sacrificios para poder pagarla, pero es consciente de que no todas las familias pueden hacerlo.
Las necesidades de la comunidad hispana
Una de las razones por las que las madres hispanas buscan alternativas educativas es el retraso académico que notan en sus hijos, explicó Gurr.
Las estadísticas muestran que, en general, el rendimiento escolar entre los estudiantes estadounidenses ha bajado en los últimos años, especialmente después de la pandemia. En el caso de los menores hispanos, los resultados son más preocupantes, ya que muestran un desempeño más bajo que otras etnias en matemáticas, lectura o ciencias, y esto ha sido una tendencia histórica.
“Creo que eso es significativo cuando estás hablando de que nosotros somos la minoría más grande del país”, dijo Gurr.
Una de las razones de estos bajos resultados en los niños hispanos tiene que ver con el dominio del inglés.
“No es que los niños hispanos no sepan leer, sino que no entienden porque no hablan inglés. Entonces van a estas escuelas en donde les ponen los mismos estándares que a los niños nacidos en Estados Unidos, y no se nivelan en el inglés hasta que llegan a la secundaria”, dijo Gurr previamente a The Epoch Times. “Muchísimas veces en nuestra comunidad hispana diagnostican a nuestros niños con una discapacidad de aprendizaje, pero muchas veces no la tienen, lo que pasa es que tienen al inglés como segunda lengua”.
Sin embargo, algunas escuelas privadas pueden responder a esta necesidad contratando maestros bilingües.
Por otro lado, Gurr ha podido percibir otros factores, como la violencia y el bullying, que influyen en las madres hispanas para buscar alternativas a las escuelas públicas y son una de las principales preocupaciones de los padres en general, según una encuesta de la Asociación Nacional de Padres y Maestros.
Estos problemas afectan no solo el desempeño académico sino también el bienestar emocional de los niños, pero algunas escuelas no atienden estas preocupaciones, explica Gurr.
“Yo no me puedo imaginar estar en los zapatos de una mamá que tiene que quedarse ahí todos los días mirando cómo a su hijo lo golpean o le hacen bullying”, dijo. “Esto se ve todos los días, lo escucho mucho más de lo que me gustaría escucharlo”.
En otros casos, las madres simplemente no están de acuerdo con los contenidos que se enseñan a sus hijos y esperan que los valores que promueve la escuela estén alineados con sus valores familiares.
Además, las madres también detectan que sus hijos está aburridos o presentan mala conducta porque la escuela no los motiva lo suficiente, por lo que quisieran actividades extra extracurriculares que despierten su interés.
Una respuesta a sus preocupaciones
Gurr considera que muchos padres pueden encontrar en las opciones escolares una respuesta a las necesidades de sus hijos, ya que a través de esta política, se les brindan recursos económicos para acceder a la escuela de su preferencia, sea privada o pública.
“La educación no puede ser igual para todos. Un zapato de una talla no le queda bien a todo el mundo. Tenemos que empezar a entender que la diversidad educacional, crear nuevos modelos educativos y trabajar en conjunto, es la forma de mejorar el sistema educacional”, dijo.
Las familias pueden elegir entre escuelas públicas tradicionales o las autónomas, mejor conocidas como escuelas charter; escuelas públicas magnet, enfocadas en temas particulares como las artes y la ciencia; escuelas privadas, educación en el hogar o academias por internet, según SchoolChoiceWeek.com
Una de las opciones más buscadas son las escuelas charter. Sin embargo, la lista de espera suele ser larga y el ingreso se decide por sorteo, por lo que muchos no logran acceder.
En caso de optar por una escuela privada, cada estado cuenta con diferentes modalidades.
Se pueden obtener fondos a través de becas o financiamiento. La modalidad más común son las becas de crédito fiscal. Los fondos se crean a través de donaciones privadas de corporaciones o individuos a organizaciones sin fines de lucro que brindan las becas a los niños. Estas corporaciones e individuos reciben a cambio un crédito fiscal estatal sobre la renta, según el sitio web de la AFC.
También existen los créditos fiscales para matricula individual, que otorga de 3000 a 6000 dólares para gastos educativos, incluyendo la matrícula de escuelas privadas.
Otro de los programas más populares son los vales o váuchers educativos, destinados generalmente a familias de bajos ingresos. Estos permiten usar los fondos asignados a la educación en becas financiadas por el Estado para pagar escuelas privadas.
Por su parte, las cuenta de ahorro para la educación, o ESA, permiten utilizar dinero estatal para gastos educativos como la matrícula de escuelas privadas, así como libros, terapias, materiales u otros gastos escolares, en el caso de las públicas.
Las opciones escolares ya están disponibles en más de 30 estados. Entre ellos hay 21 con becas de crédito fiscal, al menos 12 con vales educativos, 10 con cuentas de ahorro para la educación y 14 con becas para necesidades especiales.
El estado que cuenta con la mayor variedad de programas es Florida, con las cinco modalidades y con más de 187,000 alumnos que gozan de estos beneficios, según datos de la AFC.
Varias encuestas muestran que existe un amplio apoyo para las opciones escolares por parte de los padres de familia, independientemente de la preferencia política o de la raza.
Según una encuesta de este año realizada por Real Clear Opinion Research, las opciones escolares gozan de un 71% de apoyo en todo el país y casi dos terceras partes de los hispanos (63%) dijo estar a favor de ellas. Otras encuestas recientes muestran resultados similares.
Voces en contra
A pesar de estos resultados, algunos estados han enfrentado oposición de algunos sectores. Uno de los argumentos es que otorgar dinero para pagar escuelas privadas implica desfinanciar a las escuelas públicas.
Sin embargo, dependiendo del tipo de programa, los fondos no necesariamente provienen del gobierno, también hay donaciones del sector privado. Actualmente hay 21 programas de becas de crédito fiscal en el país y hay investigaciones que muestran que le están ahorrando dinero a los gobiernos estatales y locales, según la AFC.
Por su parte, Gurr considera que no tendría que haber un conflicto en ese sentido: “No se trata de uno versus el otro, sino que se trata de crear diferentes opciones dentro del mismo sistema para que podamos mejorarlo”, dijo.
Considera que quienes se oponen “son los que tienen opciones, los que pueden pagar por algo más”. Dice que el conflicto tiene que ver con los burócratas y “con las personas que han tomado decisiones en temas de educación”. Entre ellos se encuentra la Unión de Maestros que, desde su perspectiva, ha asumido otros roles que van mucho más allá de procurar mejores condiciones de trabajo para los docentes.
“Tiene muchísimo poder en cuanto a la toma de decisiones educacionales”, dijo. “Como decidir que los fondos solamente le pertenecen a la educación tradicional pública y que ningún otro fondo deba ir a ningún otro lado”.
“Creo que por muchísimos años los padres han sido quitados de todas estas decisiones”, agregó.
Tomando acción
Gurr considera que es importante que la comunidad hispana esté enterada de cómo funcionan las opciones escolares y cómo acceder a ellas.
“Es importante entender que si no estamos educando a la comunidad hispana como se lo merecen o lo necesitan, nos vamos a ir quedando por detrás”, agregó.
Ahora trabaja con la Federación Americana para los Niños, empoderando a las familias hispanas para entender qué opciones tienen a su alcance.
“Nuestra organización cree que todas las familias, independiente de su nivel de ingresos, tienen derecho a poder brindarles a sus hijos una educación de calidad”, aseguró.
La AFC trabaja a nivel nacional informando a líderes comunitarios, escuelas, legisladores y a la comunidad en general. En el caso de los padres de familia, les brindan información en español para conocer sus derechos y a saber cómo diferenciar lo que ofrecen los diversos sistemas educativos.
También promueven la expansión de los programas, por ejemplo, abogando por las nuevas propuestas a nivel legislativo.
“Estamos casi siempre testificando, invitando a padres a testificar y tratando de crear un movimiento detrás de esto para mostrar cómo estudiantes se han beneficiado de programas de opciones escolares”, aseguró.
La AFC también cuenta con un espacio llamado “Voces por las Opciones Escolares”, donde recopilan historias personales de éxito de familias que han visto resultados positivos de los programas de opciones escolares.
“Yo trabajo con muchos estudiantes que han salido y que han recibido becas y que el día de hoy están siendo exitosos en sus trabajos, en sus carreras y han mostrado lo que lo significativo que fue para ellos tener acceso a otro tipo de educación”, dijo.
Gurr alienta a las familias a contactar a sus legisladores para hacerles saber sus historias o su interés por tener opciones escolares en sus estados.
Uno de los retos más grandes que ha enfrentado en su labor es “encontrar un consenso”. “Si realmente nos ponemos la mano en el corazón y pensamos qué es lo que va a beneficiar a las familias, la respuesta va a variar”, dijo.
Para ella, las familias que están contentas en las escuelas públicas se pueden quedar en ellas, pero las que tienen otras necesidades tienen derecho a elegir qué escuela quieren.
“Como mamá latina, de partida yo quiero lo mejor para mi hijo y quiero que sea mejor que yo. Y creo que es un sentimiento que se comparte. Culturalmente nuestras abuelitas siempre nos decían que lo más importante que nos podían dejar era una educación de calidad y que es algo que nunca nos pueden quitar”, dijo.
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