El cáncer de estómago, un tipo de cáncer con una elevada incidencia y mortalidad, se cobró la vida del famoso personaje histórico Napoleón Bonaparte. En este artículo se examinan los factores de riesgo y los hábitos de vida que aumentan la probabilidad de padecer cáncer de estómago, se identifican sus primeros síntomas y se analizan las estrategias de prevención.
La causa de la muerte del emperador francés Napoleón fue objeto de debate durante mucho tiempo, siendo tanto el envenenamiento como el cáncer de estómago las teorías predominantes. Sin embargo, un estudio de caso publicado en Nature Clinical Practice Gastroenterology & Hepatology en 2007 indicó que Napoleón murió de cáncer de estómago avanzado (al menos en estadio 3A), con un tumor de más de 10 centímetros que se extendía desde el cardias (donde el esófago se conecta con el estómago) hasta el píloro (válvula muscular en el fondo del estómago), pero sin signos de metástasis a distancia.
Esta fase avanzada del cáncer, incluso con los tratamientos modernos, tiene una tasa de mortalidad superior al 50 por ciento en el plazo de un año. El informe de la autopsia reveló una cantidad significativa de sustancia negra en el estómago de Napoleón, lo que sugiere que probablemente murió de una hemorragia gástrica.
Factores de riesgo
Según las estadísticas mundiales sobre el cáncer en 2022 publicadas por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), el cáncer de estómago es el quinto más frecuente en todo el mundo, tras los de pulmón, mama, colorrectal y próstata.
Un estudio publicado en 2020 por la revista International Journal of Molecular Sciences identificó varios factores que aumentan significativamente el riesgo de cáncer de estómago, como los antecedentes familiares, el consumo de alcohol, la dieta, el tabaquismo, la infección por Helicobacter pylori y la infección por el virus de Epstein-Barr (VEB).
1. Antecedentes familiares
Es posible que Napoleón tuviera antecedentes familiares de cáncer de estómago; su padre murió a los 39 años, con un informe post-mortem que indicaba un tumor estomacal. Sin embargo, según el Dr. Robert Genta, profesor de patología del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas y coautor del estudio de 2007, la bibliografía existente no puede confirmar definitivamente si Napoleón tenía efectivamente antecedentes familiares de cáncer de estómago.
Un estudio demostró que aproximadamente el 10 por ciento de los pacientes de cáncer de estómago tienen una predisposición genética. Los familiares de pacientes con cáncer de estómago tienen entre 1.5 y tres veces más probabilidades de desarrollarlo en comparación con los que no tienen antecedentes familiares, siendo el cáncer gástrico difuso hereditario especialmente susceptible a la transmisión genética.
2. Dieta
El cáncer de estómago de Napoleón también pudo estar relacionado con su dieta. Durante sus campañas militares, sus comidas eran a menudo irregulares, y la dieta del ejército consistía principalmente en conservas y carnes asadas, con muy pocas frutas y verduras frescas.
La relación entre los factores dietéticos y el riesgo de cáncer de estómago se estudia ampliamente. El Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, en su revisión de 2018 de «Dieta, nutrición, actividad física y cáncer de estómago», señalaron pruebas sustanciales que indican que el consumo de alimentos en conserva aumenta el riesgo de cáncer de estómago. Por otro lado, un mayor consumo de frutas y verduras, junto con un menor consumo de carnes a la parrilla, puede estar asociado con un riesgo reducido. Por ejemplo, consumir 100 gramos más de cítricos al día puede reducir el riesgo de cáncer de cardias en un 24 por ciento. Además, tomar tres o más bebidas alcohólicas al día también se relaciona con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de estómago.
3. Infecciones
Numerosos estudios epidemiológicos identificaron la infección por Helicobacter pylori como un factor de riesgo de cáncer de estómago. El mencionado estudio del Dr. Genta indica que Napoleón probablemente estaba infectado por Helicobacter pylori, lo que le provocó úlceras de estómago.
Además del Helicobacter pylori, el virus de Epstein-Barr se asocia al cáncer de estómago, y aproximadamente el 10 por ciento de los casos están relacionados con esta infección.
Síntomas precoces
Aunque las tasas de incidencia y mortalidad del cáncer de estómago son elevadas, el diagnóstico y el tratamiento precoces son muy eficaces. Por desgracia, los primeros síntomas no son evidentes, por lo que el cáncer de estómago suele diagnosticarse en una fase avanzada o metastásica.
Según datos del Instituto Nacional del Cáncer, entre 2014 y 2020, la tasa de supervivencia relativa a cinco años de los pacientes con cáncer de estómago fue de aproximadamente el 36 por ciento. Cuando el cáncer está localizado en el estómago, la tasa de supervivencia a cinco años es de aproximadamente el 75 por ciento. Si se extiende a los ganglios linfáticos cercanos, la tasa desciende a menos del 36 por ciento. Si hace metástasis en zonas distantes, la tasa de supervivencia a cinco años desciende a sólo el 7 por ciento.
Los primeros síntomas del cáncer de estómago son
– Indigestión y sensación de hinchazón después de comer
– Malestar estomacal, que puede presentarse como dolor sordo, ardor o agudo.
– Pérdida de apetito y pérdida de peso inexplicable
– Náuseas y vómitos
– Fatiga y debilidad
Estos síntomas suelen confundirse con otras afecciones, como úlceras, gastritis o indigestión. Aunque pueden deberse a diversos problemas digestivos, es esencial estar alerta si persisten durante un período prolongado y aumentan en gravedad.
6 consejos para prevenir el cáncer de estómago
El tratamiento precoz es crucial para controlar el cáncer de estómago, pero siempre es mejor prevenir que curar. Los siguientes ajustes de hábitos pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer de estómago.
1. Ajustar los hábitos alimentarios
Una dieta diaria saludable debe ser variada e incluir un consumo limitado de alimentos muy procesados, ahumados y fritos. También es importante moderar el consumo de sal y grasas.
Cabe destacar que las grasas insaturadas son beneficiosas para nuestra salud y pueden reducir el riesgo de diversas enfermedades crónicas. Los ácidos grasos saturados no son perjudiciales, pero aun así deben consumirse con moderación.
2. Dejar de fumar y de beber alcohol
El tabaco y el alcohol no sólo aumentan el riesgo de cáncer de estómago, sino que también contribuyen al desarrollo de diversas enfermedades crónicas.
Un estudio reveló que consumir más de 42 gramos de alcohol al día aumenta el riesgo de cáncer de estómago en un 42 por ciento. El alcohol puede aumentar la producción de radicales libres, y su metabolito acetaldehído fue clasificado como cancerígeno para el ser humano (Grupo 1) por la IARC.
Una reciente revisión sistemática publicada en marzo en Gastric Cancer mostró que el riesgo de cáncer de estómago aumenta significativamente de forma lineal con una mayor duración del tabaquismo y disminuye de forma lineal con períodos más largos para dejar de fumar. La revisión confirmó que el tabaquismo es un factor de riesgo independiente de cáncer de estómago, en particular de cardias gástrico.
3. Garantizar la higiene de los alimentos
La infección por Helicobacter pylori (H. pylori) es una causa frecuente de úlceras de estómago y un factor de riesgo conocido de cáncer de estómago. Suele producirse por ingerir alimentos o agua contaminados o por compartir comidas con una persona infectada. Mantener la higiene alimentaria es esencial; someterse a pruebas para detectar una infección por H. pylori con prontitud es necesario si surgen problemas gastrointestinales.
4. Someterse a revisiones médicas periódicas
Los exámenes ecográficos y endoscópicos pueden detectar inflamaciones, úlceras, pólipos, células y tejidos cancerosos incipientes en el estómago.
5. Reducir el estrés digestivo
Los hábitos alimentarios irregulares y comer en exceso pueden provocar diversas enfermedades digestivas. Por el contrario, mantener un patrón de alimentación normal, regular y moderado puede reducir la secreción anormal de ácido estomacal, previniendo así factores que contribuyen al cáncer de estómago, como la gastritis y las úlceras estomacales.
6. Hacer ejercicio con regularidad
El ejercicio regular también puede reducir el riesgo de cáncer de estómago y ayudar a prevenir otras enfermedades crónicas.
Una revisión realizada en 2019 por el Colegio Americano de Medicina Deportiva descubrió que las personas que practican una actividad física regular en su tiempo libre tienen hasta un 20 por ciento menos de riesgo de desarrollar cáncer de estómago. Para los pacientes diagnosticados con cáncer de estómago, el ejercicio regular se asocia con una reducción del 25 por ciento en el riesgo de mortalidad.
En resumen, las personas con alto riesgo de cáncer de estómago deben permanecer alerta. El reconocimiento precoz de los síntomas y la detección precoz son cruciales para mantener una buena salud.
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