Como todas las madres lo hacen, la abogada china de Derechos Humanos Wang Yu,quería proteger a su hijo. Pero ella no pudo hacerlo en China, no lo logró, explicó.
En declaraciones a La Gran Época, Wang contó cómo las autoridades chinas intentaron silenciarla amenazando el bienestar de su hijo, una experiencia que ella llama «la experiencia más aterradora» de su vida.
En 2008, Wang fue sentenciada a dos años y medio de prisión por buscar una reparación legal contra las autoridades locales. Este hecho le hizo darse cuenta de «la oscuridad de la justicia y la arrogancia del poder» del régimen, y fue entonces cuando encontró su llamado a representar a los disidentes y grupos minoritarios.
Más recientemente, el 8 de junio, las autoridades chinas en la ciudad de Ulanhot, de la Región Autónoma de Mongolia Interior, prohibieron a Wang viajar al extranjero y le negaron la posbilidad de renovar su pasaporte. Las autoridades le dijeron que ellla es considerada hoy una amenaza para la seguridad nacional.
Wang ha sido atacada por las autoridades chinas por proporcionar servicios legales a los practicantes de Falun Dafa que apelan sus arrestos y condenas.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica de meditación que se hizo muy popular en China durante la década de 1990. Sin embargo, en julio de 1999, el entonces líder del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin, consideró que el grupo era una amenaza para el régimen comunista y ordenó una persecución a nivel nacional. Millones fueron arrestados y sometidos a lavado de cerebro, trabajo forzado y tortura.
En julio de 2015, mientras representaba a un cliente en la ciudad de Shanhe en la provincia de Hebei, al norte de China, Wang fue sacada a la fuerza por los alguaciles de la corte.
«En cualquier momento podía haber riesgos al enfrentar casos de Falun Gong, como no poder ver [a mi cliente] en el centro de detención», dijo Wang. Además agregó que también podía enfrentar la detención por parte de la policía.
Wang declaró que la policía se presentó en su casa para hostigar a su hijo y a su madre.
Su esforzado trabajo le valió el reconocimiento internacional en 2016. Recibió el Premio Internacional de Derechos Humanos Ludovic-Trarieux, un premio anual otorgado a un abogado en reconocimiento a su trabajo en la defensa de DD. HH.
El mismo año la American Bar Association le otorgó su primer Premio Internacional de Derechos Humanos ABA, por «su dedicación a los Derechos Humanos, la justicia y el estado de derecho en China».
Wang estaba en prisión cuando ganó los premios. Ella fue una de los numerosos abogados arrestados durante lo que hoy se conoce como el «Incidente 709″.
El 9 de julio de 2015, el régimen chino detuvo a cientos de abogados y activistas de Derechos Humanos en todo el país. Algunos grupos chinos de DD. HH. consideran que esta represión ha sido la más severa contra los disidentes desde la Masacre de la Plaza de Tiananmen. Los abogados y activistas han sido detenidos e interrogados, y algunos, como Wang, han sido forzados a hacer «confesiones» televisadas sobre haber cometido una fechoría: el método del régimen chino para desalentar su activismo.
El hijo
«Para mí y mi familia, [el Incidente 709] es una cicatriz que todavía tiene que sanar», dijo Wang.
El 9 de julio de 2015, su esposo, Bao Longjun, y su hijo, Bao Zhuoxuan, fueron arrestados en un aeropuerto. Las autoridades impidieron que su hijo abordara un vuelo a Australia para continuar su educación secundaria.
Mientras esto ocurría, la policía local abrió la puerta de la casa de Wang, le cubrió la cabeza con una capucha y la arrastró hasta un automóvil.
Ella dijo que su hijo, que tenía solo 15 años en ese momento, estuvo confinado en un motel durante tres días después de ser detenido, y fue arrojado repetidamente a la cama cuando intentó escapar. Fue liberado tres días después y finalmente enviado al hogar de su abuela en Mongolia Interior.
En octubre de ese año, su hijo enfrentó un trato aún peor cuando fue atrapado en Birmania (también conocido como Myanmar), después de que cruzó la frontera a través de la región meridional china de Yunnan. Estaba tratando de escapar a Estados Unidos.
«Él [su hijo] fue esposado tanto por las manos como por los pies. Era un niño flaco de 15 años. ¿Cómo pudieron ponerle las esposas?», cuestionó Wang. «Este incidente se ha convertido en una sombra que cuelga de mi cabeza desde entonces».
La abogada dijo que cuando llevaron a su hijo a Yunnan, fue golpeado repetidamente con un bastón por agentes de la comisaría local. Ella agregó que los funcionarios amenazaron con romperle el cráneo si no cooperaba. Mientras tanto, Wang seguía bajo custodia.
Finalmente la familia, los tres juntos fueron enviados a la ciudad de Ulanhot en Mongolia Interior y alojados en una casa de alquiler organizada por la Oficina de Seguridad del Estado. Una docena de cámaras de vigilancia apuntaban en dirección a la casa. Enviar a los disidentes a un área remota es una táctica común que las autoridades chinas emplean para evitar que hablen.
«Lo que sea que Bao Longjun [su esposo] y yo hagamos, como salir a tirar la basura, la policía nos seguiría. Nos seguían a todas partes».
En cuanto a su hijo, explicó que la policía lo acompaña adonde fuese. Según Wang, las cámaras de vigilancia se instalaron en una escuela local a la que asistía el joven, solo para vigilarlo.
Ella recordó que su hijo vivió en un entorno tan represivo durante unos dos años, que finalmente fue diagnosticado con depresión clínica.
Abogados en China
El Incidente 709 ha dejado a Wang con una sombría visión de la profesión legal en China.
«Ahora creo que no hay ley en China. La llamada ley escrita en papel se usa para restringir a los ciudadanos promedio. En cuanto a los ricos y poderosos, no están restringidos por la misma ley», dijo la abagado.
A pesar del hecho de que hay cerca de 300000 abogados en China, y el número sigue aumentando cada año, la mayoría son incapaces de ayudar a los disidentes hostigados y perseguidos por el régimen comunista.
Los estatutos y leyes que China ha promulgado son solo de muestra, dijo ella. «Con los órganos de seguridad pública, fiscales o judiciales de China, tan solo tratan de poner una falsa fachada para aparecer como una nación con estado de derecho«.
Wang dijo que el régimen usa esto para su propia agenda. «La esencia del Estado de Derecho es limitar el poder del gobierno», dijo. «Pero el Partido Comunista Chino está usando el estado de derecho para reforzar su propio gobierno. Entonces los abogados se convierten en una herramienta para reforzar su regla. Ser abogado se ha convertido en una profesión incómoda”.
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