Chicago cuenta con 1000 policías más patrullando las calles este fin de semana en apoyo de los intentos de la ciudad de poner fin a la ola de crímenes y saqueos. Estos fueron provocados por lo que las autoridades describieron como una desinformación sobre un tiroteo en el que estuvo involucrada la policía el fin de semana pasado.
Los saqueos y robos generalizados dieron lugar a más de 100 personas detenidas en el centro y algunas zonas residenciales de la ciudad durante la semana y al menos 24 detenidos después de que la policía fuera atacada en las protestas del sábado.
La oficina de la fiscal estatal del condado de Cook presentó un total 42 cargos relacionados con los disturbios del domingo pasado, incluyendo un cargo por intento de asesinato, dijo el sábado la fiscal Kimberly Foxx.
Los manifestantes de ese día informaron que la policía había disparado a un joven desarmado de 15 años, sin provocación. Pero las autoridades dijeron más tarde que el hombre era Latrell Allen, de 20 años, al que la policía contactó después de recibir una llamada sobre una persona con un arma. Mientras huía, Allen «apuntó con un arma y disparó múltiples rondas a oficiales de policía uniformados de Chicago», de acuerdo a la Policía.
El tiroteo no fue mortal y Allen fue acusado de dos cargos de intento de asesinato.
Los activistas de Black Lives Matter pusieron en duda la versión oficial de los hechos, una acusación que provocó disturbios. Los activistas también aprobaron el saqueo generalizado observado durante la noche del domingo y hasta la mañana del lunes, al cual consideraron como «reparación». Los robos afectaron a muchos negocios en la Milla Magnífica de la ciudad y otros distritos comerciales del centro.
Mientras los disturbios continuaban durante la semana, el superintendente del Departamento de Policía de Chicago, David Brown, dijo el jueves que su departamento extendería el horario de los oficiales y cancelaría los permisos de ausencia para que la ciudad recupere la ley y el orden.
«Esta es nuestra ciudad. No pertenece a los criminales», dijo Brown. «Nuestro departamento, nuestros oficiales de policía arriesgarán sus vidas para protegerlos a ustedes. No en nuestra ciudad. No en nuestra ciudad».
La alcaldesa demócrata de Chicago, Lori Lightfoot, avaló la versión de la policía de que el tirador «no era un joven desarmado», como se «difundió en las redes sociales».
Lightfoot calificó al saqueo y la violencia como una «actividad criminal organizada».
«Para estar claros, hay gente que participó motivada por muchas razones diferentes, y ciertamente fue motivada por mensajes en las redes sociales que animaban a la gente a venir al centro», dijo Lightfoot a la revista Time. «Pero el núcleo de lo que sucedió, eso es actividad criminal organizada (…) Fue un ataque planeado.»
El sábado la violencia estalló por la tarde después de una mañana de protestas pacíficas, según la policía.
Los oficiales tuvieron que usar spray de pimienta ya que «múltiples agitadores se apropiaron de esta protesta pacífica», dijo Brown a los periodistas horas más tarde.
Los alborotadores se habían escondido detrás de paraguas negros para cambiar su apariencia antes de «atacar a los oficiales», añadió.
Desde entonces, la policía informó que 17 oficiales resultaron heridos por los ataques y que al menos 24 personas fueron arrestadas.
La Oficina de Gestión de Emergencias y Comunicaciones de Chicago informó que los organizadores les habían dicho que esperaban unas 2000 personas en la protesta de la autopista Dan Ryan Expressway, que terminó teniendo que tomar una ruta diferente.
Con información de Zachary Stieber.
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