Es probable que talibanes continúen con lucrativo tráfico de drogas en Afganistán: Expertos

Por Rachel Brooks
30 de agosto de 2021 12:01 PM Actualizado: 30 de agosto de 2021 12:01 PM

Con la toma de amplias zonas de Afganistán por parte de los talibanes, el grupo está preparado para controlar el multimillonario comercio de opio y heroína del país.

Afganistán es el mayor proveedor de opiáceos ilícitos del mundo. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) calcula que el país representa el 80% del suministro mundial de opio y heroína.

Desde que asumió el poder en Kabul, el grupo ha indicado que se esforzará por prohibir el tráfico de drogas. Sin embargo, ya que los talibanes buscan asegurar el flujo de dinero para sostener un nuevo régimen, los analistas creen que el ya bullicioso comercio de drogas del país seguirá creciendo.

Narcóticos encubiertos

Los talibanes han aprovechado el comercio ilícito de opio y heroína para beneficiarse económicamente desde que el grupo se formó y llegó al poder a principios y mediados de la década de 1990.

«Los talibanes se consideran musulmanes devotos. Pero, cuando se trata de cultivar y exportar opio, no tienen ningún problema», afirma Terry Blevins, director ejecutivo de ARMAPLEX Security y ex sargento de policía.

Aunque el grupo terrorista ha cambiado su discurso en torno a su comercio de estupefacientes en el pasado, ha seguido utilizando las drogas para financiar sus operaciones, según Jason Li, investigador asociado del Programa de Asia Oriental del Centro Stimson.

Las estimaciones de los ingresos anuales de los talibanes procedentes del comercio de drogas oscilan entre las decenas de millones y los 400 millones de dólares, según un informe de la ONU, que el grupo obtiene de la recaudación de impuestos sobre la producción de opio, los laboratorios de heroína y los traficantes de drogas. Un informe del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) de 2018 señaló que los narcóticos ilícitos representan el 60% de los ingresos anuales de los talibanes.

Con su posible regreso al poder, los talibanes podrían adoptar una postura oficial similar a la que adoptaron en el año 2000, cuando prohibieron el comercio de opio en Afganistán con la esperanza de ser reconocidos por la comunidad internacional, dijo Li. Los talibanes acabaron cambiando esta postura tras la reacción popular contra la política.

Pero incluso si los talibanes adoptan este discurso público para apaciguar a otros países, Li cree que el comercio ilícito de opio en el país no se verá afectado.

Recientemente, el Wall Street Journal reportó que los líderes talibanes habían dicho a los agricultores locales que dejaran de cultivar amapolas, después de que un portavoz prometiera el 18 de agosto que un nuevo régimen bajo los talibanes no sancionaría el comercio de drogas.

«El comercio ilícito de opiáceos desde Afganistán probablemente continuará —bajo el patrocinio encubierto y menos oficial. La producción ilícita no se frenó bajo el régimen de Ghani, apoyado por Estados Unidos», dijo Li, refiriéndose al anterior gobierno de Afganistán que se desmoronó cuando el presidente Ashraf Ghani abandonó Kabul.

Li señaló que, según la UNODC, los beneficios del opio y la heroína han crecido en los últimos años. «Esto tiene importantes implicaciones sobre cómo los talibanes plantearán su postura sobre los flujos de drogas ilícitas en busca de reconocimiento internacional», añadió.

Aunque los talibanes se arriesgan a una fuerte reacción mundial si apoyan el comercio de drogas ilícitas, los analistas prevén un aumento de la producción, ya que el grupo busca asegurarse fuentes de financiación.

«La mayoría de los expertos creen que habrá un aumento drástico», dijo Blevins.

La droga termina en Europa

Las ganancias excesivas obtenidas por los talibanes por el comercio de opio han contribuido a alimentar la crisis de las drogas en Occidente.

«La gran mayoría del opio creado en Afganistán se vende en Europa», afirmó Gary Hale, exjefe de inteligencia de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés)​ de Houston, señalando que más del 90% del opio afgano acaba en el continente. Según la DEA, solo un 1% del suministro de heroína en Estados Unidos procede de Afganistán.

Hale señaló que la DEA puede determinar a dónde se envía la heroína generada en Afganistán porque los servicios de inteligencia del gobierno analizan la firma química de varios grados del opio callejero, y la firma química única del opio de Afganistán ha sido rastreada principalmente a las drogas vendidas en Europa.

«Una consecuencia inesperada de los ingresos generados por la venta de opio en Europa es que una parte importante de esos ingresos se utiliza para fines terroristas», dijo Hale. Los talibanes utilizan los ingresos de la venta de estupefacientes ilegales en el mundo occidental para suministrar a la organización entrenamiento y armas, dijo.

Durante la guerra liderada por Estados Unidos en Afganistán a partir de 2001, una de las principales preocupaciones de la misión estadounidense fue acabar con del tráfico de narcóticos de los talibanes. Asimismo pretendía limitar la capacidad de Al Qaeda, los talibanes y otros grupos terroristas para atentar contra Estados Unidos.

«Después del 11-S, se enviaron entre 75 y 100 agentes de la DEA y equipos de apoyo consultivo desplegados en el extranjero (FAST) para localizar los bazares de heroína en Afganistán», dijo Hale. Añadió que la importancia de la producción de drogas para los combatientes islamistas justificó la presencia de la DEA en la región en aquel momento.

Es difícil frenar el flujo

Mientras las potencias occidentales siguen lidiando con las implicaciones para la seguridad de un Afganistán emergente controlado por los talibanes, un comercio de drogas acelerado puede complicar aún más las cosas.

Entre 2002 y 2017, Estados Unidos gastó 8600 millones de dólares en esfuerzos para cortar el acceso de los talibanes al lucrativo comercio, incluyendo la erradicación de la amapola, los ataques aéreos y las redadas en los laboratorios de drogas, según el informe del SIGAR de 2018. Pero esos esfuerzos resultaron inútiles, señaló el SIGAR, ya que Afganistán sigue siendo el principal centro de producción y comercio ilegal de opio.

Blevins señaló que los esfuerzos globales de lucha contra el narcotráfico se enfrentan ahora a enormes desafíos dada la proliferación de una serie de drogas ilícitas en Occidente.

«La llegada de más productos ilegales a los mercados hace más difícil avanzar en la reforma de la política antidroga», dijo.

Mientras que Occidente no vería con buenos ojos que los talibanes apoyaran el comercio de drogas ilícitas, puede que no sea el caso de los vecinos de Afganistán, China y Rusia.

«China, al igual que Rusia, busca debilitar a Estados Unidos en cualquier oportunidad, por lo que los rusos y los chinos se están moviendo rápidamente para desarrollar vínculos con los talibanes por una serie de razones geopolíticas», dijo Hale.

Aunque el régimen chino aún no ha reconocido a los talibanes, los funcionarios y los medios de comunicación estatales han mantenido una postura amistosa hacia el grupo. La acogida de Beijing a los talibanes, según los analistas, se debe en parte a las oportunidades económicas que Afganistán ofrece al Partido Comunista Chino. Pero lo más importante es que Beijing busca que los talibanes se aseguren de no albergar insurgentes empeñados en atacar la región china de Xinjiang, una de las principales preocupaciones del régimen comunista.

«Aunque China y Rusia no aprueben ni apoyen directamente el contrabando de drogas desde Afganistán, harán la vista gorda ante la producción y distribución de heroína afgana», dijo Hale.


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