Las autoridades del Partido Comunista Chino (PCCh) están obligando a los estudiantes de una escuela china a revelar sus creencias religiosas, según un padre de familia que recientemente se mudó a Estados Unidos. En declaraciones a The Epoch Times expresó su preocupación por la posibilidad de que China pueda estar viviendo otra ola de persecución religiosa.
Yan Tao, un nuevo inmigrante chino en Los Ángeles, cuya hija asistió a la escuela primaria en China, recibió recientemente una notificación de un grupo de chat en la popular plataforma de redes sociales china WeChat. Se trata de un grupo para los padres del colegio de su hija. El mensaje enviado por el director de la escuela dice: «Según el aviso de la oficina del comité municipal del Partido y de la oficina municipal de educación, se pide a las escuelas que realicen una inmediata estadística sobre la situación de la fe de los estudiantes». El profesor insistió repetidas veces en que los alumnos con creencias religiosas debían ponerse en contacto con el profesor de inmediato. Yan quedó muy sorprendido, pero también le preocupa que el régimen comunista chino vuelva a llevar a cabo una persecución religiosa a gran escala.
Yan relató que el sistema educativo chino enseña la idea comunista del materialismo y que los profesores adoctrinan a los alumnos con el siguiente mensaje: «Las personas que creen en la religión pierden su libertad porque todas las religiones son ‘supersticiones’ y engañan al pueblo ignorante».
«De hecho, esas son invenciones del Partido Comunista. Por el contrario, en los países con libertad de religión, la gente se preocupa más por los demás, el comportamiento social es más ordenado, más libre», dijo.
Después de vivir muchos años en China continental, Yan se fue dando cuenta de que la intensa competencia en la sociedad china se debe a que la gente perdió su fe religiosa.
Desde su llegada al poder en 1949, el PCCh lanzó campañas de adoctrinamiento político para consolidar su dominio. El régimen autoritario está «preparando» a los jóvenes de China, desde el jardín de infancia, sobre cómo vigilar y lavar el cerebro de sus familiares con las «ideas y pensamientos correctos» arraigados en el ateísmo, informó Bitter Winter, una revista sobre libertad religiosa y derechos humanos de China.
Según otro artículo de Bitter Winter, el líder chino Xi Jinping está «promoviendo enérgicamente la educación patriótica» para adoctrinar a los jóvenes con ideologías comunistas. Cuando visitó una escuela primaria en la ciudad de Chenzhou, en la provincia central de Hunan, el 16 de septiembre de 2020, hizo hincapié en inculcar el «gen rojo» en los estudiantes y en «transmitir la causa revolucionaria de generación en generación”.
Antes de trasladarse a Estados Unidos, Yan no tenía creencias religiosas. «Debido a la educación atea comunista, cuando éramos jóvenes, siempre tuvimos una percepción negativa de las religiones», dijo. Tras emigrar a Los Ángeles, Yan un amigo lo invitó a asistir a varias actividades de la iglesia y descubrió que se sentía muy realizado formando parte de esa comunidad. También vio que la gente confiaba y se ayudaba mutuamente, desde el alquiler de una casa, comprar un coche o en buscar escuelas para sus hijos.
Después de que el virus del PCCh, comúnmente conocido como nuevo coronavirus, irrumpió en China a finales de 2019 y se convirtió en una pandemia, la comunidad internacional se ha visto gravemente afectada. Yan se dio cuenta de que las creencias religiosas podían ofrecer consuelo y esperanza cuando la gente estaba desesperada. «Cuando la gente está sufriendo, lo que más necesita es el apoyo religioso. El PCCh debe temer que la gente busque creencias religiosas. Para mantener la estabilidad, reprimirá aún más la religión durante la pandemia», dijo el padre.
Además afirmó que el PCCh utiliza todos los métodos posibles para destruir las creencias religiosas de las personas y vulnerar la libertad de creencia. Yan mencionó que la amiga de su esposa fue despedida de su trabajo por practicar Falun Dafa, una práctica de meditación que es severamente perseguida por el régimen chino. «Ella [la amiga de su esposa] es una persona especialmente buena (…) la gente no se atreve a hablar de ello [la persecución] abiertamente, ni siquiera entre amigos. A todos les preocupa meterse en problemas. Siendo parientes y amigos de una familia que practica Falun Dafa, ellos serían investigados». Durante el registro del censo de los hogares, la policía local también preguntó a los residentes si las personas tienen creencias religiosas o si conocían a practicantes de Falun Dafa, dijo.
El PCCh utiliza su poder para manipular la opinión pública y para presionar y silenciar a la gente de forma colectiva, dijo Yan. «Es tan terrible que ni siquiera se puede mencionar. De esto se deduce la gravedad de la persecución del PCCh y el miedo que tiene la gente en general», añadió.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, consiste en una práctica de ejercicios de meditación y un conjunto de enseñanzas centradas en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Su popularidad creció en los años 90, alcanzando 70 a 100 millones de seguidores en China a finales de la década, según estimaciones oficiales de la época.
Amenazado por su popularidad, el PCCh lanzó una campaña de eliminación sistemática en julio de 1999. Desde entonces, millones de personas fueron detenidas en las prisiones, campos de trabajo y otras instalaciones, y cientos de miles fueron torturadas mientras estaban encarceladas, informa el Centro de Información de Falun Dafa.
Yan cree que la reciente petición de las autoridades chinas de que las escuelas investiguen las creencias religiosas de los estudiantes demuestra que el PCCh teme que acabe siendo derrocado por los creyentes religiosos y los que buscan la libertad.
«Ellos [el PCCh] están ansiosos por saber en qué cree cada chino. Quieren acabar con todas las religiones, lo que demuestra que ellos [el PCCh] saben lo débiles que son».
Con información de Xu Xiuhui y Deksha Devnani.
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