Un gigantesco arco de piedra marca la entrada a una inmensa «catedral paleolítica» recientemente descubierta por espeleólogos en España.
Esta enorme viga de roca viva erosionada, situada a lo largo del impresionante Cañón de Almadenes, tardó milenios en formarse. Ahora constituye la gran fachada de un extenso sistema de cuevas recientemente descubierto. Acertadamente bautizada como Cueva del Arco, la cueva ha sido considerada un «descubrimiento de categoría mundial» que puede contener claves para comprender nuestro pasado antiguo.
Situada en «territorio neandertal», a pocos kilómetros de la ciudad de Cieza, sus alrededores son ya famosos por sus pinturas rupestres prehistóricas. Dirigidos por los profesores Martín Lerma, de la Universidad de Murcia, y Didac Román, de la Universidad Jaume I, los investigadores iniciaron en 2015 una campaña de excavación en la Cueva del Arco.
En 2018 se produjo un acontecimiento en el interior de la «Cavidad D», cuando los investigadores excavaron lo que pensaban que era una habitación llena de sedimentos que les bloqueaba el paso a una cavidad más grande. A medida que el sedimento y los trozos de roca cedían por la lenta extracción, las paredes de piedra adquirieron un perfil horizontal, formando un «techo».
Su trabajo continuó hasta que, finalmente, Lerma consiguió meter la cabeza y la linterna por el hueco y confirmó sus sospechas: habían abierto una bolsa de aire de proporciones épicas dentro de la roca circundante que había permanecido sellada durante mucho tiempo, tal vez varios milenios.
¿Qué había más allá?
¿Encontrarían pruebas de ocupación humana? ¿Habría arte rupestre? Estas preguntas impulsaron a los exploradores españoles a profundizar. Aunque el pasadizo no parecía extenderse más de veinte metros, pronto descubrirían que era mucho más largo.
Pero cuando la pandemia del COVID cerró inesperadamente sus operaciones en 2020, este inminente descubrimiento quedó temporalmente aplazado. Ahora que las excavaciones han vuelto a ponerse en marcha, se ha confirmado: Cueva del Arco es mucho más grande de lo que soñaban. Se encuentra entre las cinco cuevas más grandes de Murcia, una región conocida por sus maravillas geológicas subterráneas.
En cuanto se dieron cuenta de la magnitud del hallazgo, se pusieron en contacto con los colaboradores del proyecto, el grupo espeleológico GECA de Cieza, y llevaron a cabo una prospección completa. Una vez recopilados todos los datos preliminares, contaron con la ayuda del Dr. J. M. Calaforra, de la Universidad de Almería, y su equipo para evaluar el valor de la rareza subterránea.
«Se trata de una cavidad de gran interés geológico y arqueológico, tanto por las formaciones como por la perfecta conservación de todo lo que contiene», afirma el profesor Lerma en un comunicado de prensa.
Las voluminosas alturas de algunas de las cavidades de la Cueva del Arco recuerdan a las salas de las catedrales góticas, con algunas cámaras de hasta 20 metros de altura. El sistema tiene una longitud total de 1500 metros. Al parecer, la caverna está relacionada con los acuíferos profundos, posiblemente termales, por los que es conocida la zona y no está conectada directamente con el exterior.
En el interior de la Cueva del Arco se han encontrado espectaculares formaciones geológicas de gran interés. En algunas de sus salas, los científicos observaron estalactitas fistulosas -depósitos minerales enjutos que cuelgan de forma espeluznante- de aproximadamente un centímetro de diámetro, algunas de las cuales se extienden casi tres metros desde el techo de la cueva. Para formarse, habrían necesitado condiciones de estabilidad y aislamiento extremas durante miles de años.
El estudio de la formación y de la composición del aire en su interior no solo tiene un enorme valor geológico, sino que, dado que Murcia es «territorio neandertal», la cavidad ofrece importantes oportunidades para la investigación antropológica.
Cavernícolas prehistóricos ¿Y osos cavernarios?
Los hallazgos en el interior han confirmado la existencia de ocupantes pertenecientes a los periodos Neolítico, Solutreano, Gravettiano y Musteriense; comprendidos entre hace 7000 y 50,000 años, según el comunicado de prensa. Nuevos estudios podrían arrojar luz sobre las edades que median entre los neandertales y los humanos modernos.
Además, los investigadores detectaron cientos de marcas de garras de oso en todo el sistema con pátinas y sedimentos superpuestos, lo que les llevó a estimar que estas marcas podrían tener decenas o incluso cientos de miles de años de antigüedad.
La Cueva del Arco es un mundo perdido en el tiempo que merece la pena redescubrir.
«Debemos tener en cuenta que tenemos entre manos un tesoro natural intacto y así debe seguir siendo», declaró el profesor Lerma, invocando la necesidad de proteger el yacimiento.
Todo el perímetro de la Cueva del Arco se ha cerrado a los visitantes hasta que concluya el estudio científico. Y como los túneles parecen haber permanecido sellados en perfecto estado durante muchos milenios, la exploración se ha llevado a cabo a lo largo de un único camino marcado, ya que se pretende preservar la mayor parte posible de la superficie prístina.
«Por las características geológicas de la cueva, llevábamos tiempo sospechando que algo así podría ocurrir», afirma el profesor Lerma. Y aunque la exploración está aún en sus fases preliminares, añadió que ya ha «superado todas nuestras expectativas».
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