Estados Unidos condenó enérgicamente un informado ataque a la Embajada de Cuba en Washington D.C., en el que supuestamente se lanzaron dos cócteles molotov contra el edificio.
Un asaltante lanzó dos cócteles molotov contra la embajada el 24 de septiembre, declaró el ministro cubano de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, en X, antes conocido como Twitter. No se registraron heridos como consecuencia del ataque.
Alrededor de las 20:00 horas del domingo se llamó a los agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos para que respondieran al ataque. No se produjeron incendios ni daños significativos en el edificio como consecuencia del asalto. Por el momento no se han registrado detenciones.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, denunció el ataque y dijo que las autoridades estadounidenses están en contacto con funcionarios de la embajada cubana y con las autoridades policiales tras el incidente.
«Los ataques contra las instalaciones diplomáticas son inaceptables», dijo el Sr. Sullivan en una declaración el 25 de septiembre.
«Nosotros estamos en contacto con los funcionarios de la embajada cubana y las autoridades policiales para garantizar una investigación adecuada y oportuna, así como para ofrecer nuestro apoyo en futuros esfuerzos de protección», añadió el asesor.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, también condenó el atentado, al que calificó de un «ataque terrorista» que implicó «violencia e impotencia que pudo costar valiosas vidas».
«Nosotros lo denunciamos y esperamos la actuación de las autoridades norteamericanas», declaró Díaz-Canel Bermúdez. El ataque se produjo pocas horas después de su regreso de Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Lianys Torres Rivera, encargada de negocios de la Embajada de Cuba en Estados Unidos, declaró que la embajada se puso rápidamente en contacto con las autoridades estadounidenses, «a las que se dio acceso a la Misión para tomar muestras de los cócteles molotov.»
El Sr. Parrilla indicó que cree que «los grupos anticubanos recurren al terrorismo cuando sienten que gozan de impunidad», una preocupación sobre la que el gobierno cubano «ha advertido repetidamente a las autoridades estadounidenses».
Este incidente supone el segundo ataque contra la Embajada de Cuba desde el año 2020, cuando un cubano que pidió asilo en Estados Unidos abrió fuego con un fusil de asalto y disparó varias ráfagas contra la embajada.
El tiroteo dejó agujeros de bala en el cristal que rodea la puerta de la embajada, y las balas perforaron la estatua de bronce de José Martí, el escritor y héroe nacional cubano, así como las columnas y la fachada del edificio. No hubo heridos, pero las autoridades cubanas informaron de daños materiales.
Tras el ataque de 2020, las autoridades estadounidenses detuvieron a Alexander Alazo. Luego dijeron que el hombre les declaró que abrió fuego porque quería «atraparlos antes de que pudieran atraparlo». Al parecer, el hombre disparó unas 32 ráfagas con un arma de tipo asalto contra la embajada.
Cuba construyó la embajada en 1917. Esta se cerró en enero de 1961, cuando las tensiones de la Guerra Fría entre los dos países se intensificaron, y volvió a abrir como una «sección de intereses» en 1977. En julio de 2015, se convirtió de nuevo en una embajada cuando los dos países restablecieron relaciones bajo el presidente Barack Obama y el presidente Raúl Castro.
Con información de The Associated Press.
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