Estados Unidos prohibió formalmente los viajes aéreos a Bielorrusia el 6 de julio en respuesta al desvío de un vuelo y la posterior detención por el régimen de Minsk de un periodista de la oposición.
El Departamento de Transporte (DOT, por sus siglas en inglés) emitió el martes una orden definitiva (pdf) que prohíbe a las compañías aéreas estadounidenses y extranjeras vender boletos a Bielorrusia, con excepciones para «cualquier transporte que se considere de interés nacional para Estados Unidos, incluso por motivos humanitarios o de seguridad nacional».
Se envió una copia de la notificación a la Embajada de Bielorrusia en Washington. The Epoch Times solicitó comentarios a la embajada.
El secretario de Estado Antony Blinken pidió el 28 de junio al secretario de Transporte, Pete Buttigieg, que prohibiera los viajes aéreos a Bielorrusia. El Departamento de Transporte ofreció dos días hábiles para que el público comentara la prohibición y no recibió ninguna respuesta en contra de la solicitud.
Las aerolíneas parecían cumplir la orden a las 10:49 p.m. EDT del 6 de julio, excepto los vuelos operados por Turkish Airlines, según Kayak.com.
La Administración Biden volvió a imponer sanciones a Bielorrusia el 3 de junio en respuesta a la detención de Raman Pratasevich, activista, periodista y destacado crítico del presidente bielorruso Alexander Lukashenko.
El 23 de mayo, los controladores de vuelo bielorrusos comunicaron a la tripulación del vuelo de Ryanair que había una amenaza de bomba contra el avión cuando atravesaba el espacio aéreo bielorruso y le ordenaron aterrizar. Un avión de combate MiG-29 bielorruso fue enviado para escoltar el avión. Tras el aterrizaje forzado, las autoridades bielorrusas detuvieron a Pratasevich y a su novia.
El Departamento de Justicia y el FBI están investigando el desvío del avión, según la Casa Blanca.
«Pedimos a Lukashenko que permita una investigación internacional fiable sobre los sucesos del 23 de mayo, que libere inmediatamente a todos los presos políticos y que entable un diálogo político amplio y genuino con los líderes de la oposición democrática y los grupos de la sociedad civil que conduzca a la celebración de elecciones presidenciales libres y justas bajo el auspicio y la supervisión de la OSCE», declaró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, en un comunicado a finales de mayo.
La controvertida victoria de Lukashenko en las elecciones del año pasado desencadenó protestas masivas de muchos que creían que las elecciones estaban manipuladas.
Lukashenko ha gobernado Bielorrusia con mano de hierro durante décadas, con políticas que reflejan sus raíces comunistas. Lukashenko, exdirector de una granja colectiva y miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética, ha apoyado la propiedad estatal de industrias clave antes de ascender al liderazgo. Fue el único miembro del Parlamento bielorruso que votó en contra de la disolución de la Unión Soviética en 1991.
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