WASHINGTON—El presidente electo Joe Biden prestará juramento como presidente el 20 de enero en medio de medidas de seguridad incomparables y el cierre pandémico, convirtiéndola en una de las inauguraciones menos tradicionales en la historia de EE. UU.
Como muchos predecesores, Biden prestará juramento en los escalones de Capitol Hill. Sin embargo, el tradicional desfile por la Avenida Pensilvania que normalmente atrae a cientos de miles de estadounidenses se canceló este año. Fue reemplazado por un desfile virtual. Los bailes inaugurales se cancelaron también.
La tribuna cerca de la Casa Blanca se desmanteló, haciendo de este evento probablemente la inauguración más pequeña de la historia, en términos de asistencia física. A pesar de la baja participación, el evento será inusualmente hermético en área de seguridad y fuerzas del orden.
Esta inauguración es única en su tipo, según David Pietrusza, historiador político, autor y experto en historia electoral presidencial.
En condiciones de gente tan nerviosa, de inundación de tropas y seguridad en Washington, y por la pandemia de COVID-19, «no hay un gran precedente para eso», dijo a The Epoch Times.
Sin embargo, hay diferentes ejemplos en la historia donde las cosas no salieron sin contratiempos y no transcurrieron sin incidentes, agregó.
Según los historiadores, la primera toma de juramento de Abraham Lincoln fue la más estresante, ya que la amenaza de guerra rondaba densamente en el aire. Seis semanas después de su discurso inaugural, estalló la Guerra Civil que mató a aproximadamente al 2 por ciento de la población estadounidense.
“Ciertamente, el país estaba en peor forma y la gente estaba más nerviosa en 1861 con Lincoln. No hay comparación con eso”, dijo Pietrusza.
La seguridad en la Guerra Civil fue un gran problema, sin embargo, las medidas de este año que se han implementado en la preparación para la investidura de Biden tampoco tienen precedentes, señaló.
Esta es la primera vez que una inauguración ha sido declarada Evento Nacional Especial de Seguridad, no días antes, sino una semana antes del evento real.
Las autoridades han tomado medidas agresivas en la ciudad debido a la creciente preocupación de que los disturbios civiles y la violencia observados el 6 de enero, puedan repetirse durante la semana de inauguración. Hasta 25,000 miembros de la Guardia Nacional de los 50 estados, tres territorios y Washington serán colocados en la capital de la nación.
Las medidas de seguridad han paralizado casi por completo la ciudad. Más de una docena de estaciones de metro alrededor del National Mall y el Capitolio de EE. UU. fueron cerradas en los días previos a la inauguración. Y las calles de D.C. están inquietantemente vacías.
Se han detenido autobuses, tranvías y otras formas de transporte público, incluso bicicletas. La mayoría de las tiendas están cerradas y muchas tapiadas con madera contrachapada.
El presidente Donald Trump dijo anteriormente que no asistiría a la ceremonia de toma de juramento de Biden. Hizo el anuncio un día después de que el Congreso certificara a Biden como el ganador de las elecciones 2020.
A diferencia de sus predecesores, Trump no escoltará a Biden en una caravana hasta el Capitolio, la cual es otra ruptura con la tradición. Sin embargo, no es la primera vez que un presidente se niega a asistir a la inauguración de su sucesor.
John Adams, el segundo presidente de Estados Unidos, dejó Washington antes de la inauguración de Jefferson en 1801.
La situación ese año estuvo muy dividida y de alguna manera similar a la de 2021. Los partidarios de Jefferson describieron a su oponente, Adams, como un amante de la monarquía, mientras que los partidarios de Adams describieron a Jefferson como un radical. Y algunos dicen que Adams no asistió a la inauguración de Jefferson para evitar cualquier acto de violencia en el evento.
Al igual que su padre, John Quincy Adams, el sexto presidente de Estados Unidos, dejó Washington un día antes y se negó a asistir a la ceremonia de Andrew Jackson en 1829.
Otros presidentes que no vieron a sus sucesores tomar juramento en el cargo fueron Martin Van Buren (1841) y Andrew Johnson (1869).
Es «desafortunado» que Trump no asista a la ceremonia, dijo John Gizzi, columnista político en jefe de Newsmax a The Epoch Times.
“Como alguien que ha sido testigo, no solo de la transferencia de poder, sino de la tradición de que el presidente entrante rinda homenaje al presidente saliente, eso es algo que seguramente va a faltar”, dijo. «No solo extrañas la transferencia, por así decirlo, sino que también extrañas la tradición de la amabilidad».
Durante más de 200 años, la tradición de los desfiles de inauguración, las celebraciones y las demostraciones de patriotismo han continuado a pesar de las protestas dispersas, incluso en la inauguración del presidente Trump en 2017.
«La ceremonia y el espectáculo son tan estadounidenses como usted puede serlo», dijo Gizzi.
“Escuchar a las orquestas, ver al presidente y al vicepresidente saludar desde los autos, en ocasiones salir y desfilar con la multitud—todo eso es algo tan suntuosamente estadounidense hasta el punto de que es atemporal. Cuando eso se elimina, se quita un poco de la mística de transición”, agregó.
La inauguración de este año, según Gizzi, se compara más con la cuarta y última inauguración de Franklin D. Roosevelt, quien tomó juramento el 20 de enero de 1945, en la Casa Blanca en el pórtico con vista al patio trasero.
Roosevelt prefirió realizar una ceremonia sencilla debido a la Segunda Guerra Mundial, que cobró la vida de cientos de miles de ciudadanos estadounidenses. Esa inauguración presidencial duró solo 15 minutos.
Esta vez, no habrá mucha ceremonia debido al coronavirus, dijo Gizzi.
Con información de Kay Rubacek de NTD TV.
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