Las autoridades australianas están trasladando a los pacientes y residentes positivos por COVID-19 en el Territorio del Norte a un campamento de cuarentena en Howard Springs, luego de que se identificaran nueve casos en la comunidad de Binjari, según un funcionario local.
Se implementaron cierres estrictos en Binjari y el cercano Rockhole el 20 de noviembre, según el ministro principal del Territorio del Norte.
«Los residentes de Binjari y Rockhole ya no tendrán las cinco razones para salir de sus casas», dijo el ministro principal Michael Gunner en un posteo de Facebook del 20 de noviembre. Las cinco razones permitidas en Australia para que las personas puedan salir de sus casas incluyen ir al trabajo o la escuela, comprar alimentos o suministros, hacer ejercicio, el cuidado de alguien o vacunarse.
Los funcionarios han “identificado cinco contactos cercanos adicionales en Borroloola que no conocíamos previamente (…) Todos dieron negativo en las pruebas y los están transfiriendo a Howard Springs”, dijo.
Gunner dijo el 21 de noviembre que ocho personas fueron trasladadas a una instalación en Howard Springs, informó The Guardian.
«Es muy probable que más residentes sean transferidos a Howard Springs hoy, ya sea como casos positivos o como contactos cercanos», dijo Gunner. “Ya hemos identificado a 38 contactos cercanos de Binjari, pero ese número aumentará. Esos 38 están siendo trasladados ahora».
Según el sitio web del gobierno del Territorio del Norte, aquellos que sean llevados a Howard Springs o al otro campamento de cuarentena, el Centro de Cuarentena de Alice Springs, y «no se sometan a una prueba, deberán permanecer en cuarentena otros 10 días asumiendo los gastos».
El 22 de noviembre, el comisionado de policía y controlador del Territorio, Jamie Chalker, confirmó a los medios de comunicación que un hombre de 77 años que se encontraba en un vuelo de repatriación internacional murió en el campamento de cuarentena de Howard Springs el fin de semana.
“Era un repatriado internacional. Obviamente, era una persona de 77 años”, dijo Chalker, informaron los medios locales. «Estamos analizando si tenía algún otro problema existente, pero definitivamente el dictamen inicial no indica que se trate de una muerte relacionada con el COVID».
Durante el fin de semana, miles de personas se manifestaron en varias ciudades australianas contra la vacunación obligatoria. Aproximadamente el 85 % de la población que cumplía con los requisitos se encontraba vacunada, hasta el 19 de noviembre.
En los últimos meses, han surgido preocupaciones sobre los cierres y restricciones de emergencia por COVID-19 por parte del gobierno federal y estatal de Australia. Por ejemplo, Melbourne probablemente ha experimentado el cierre más largo del mundo.
“Hay inquietudes entre algunas partes de la comunidad acerca de algunas legislaciones de gestión de pandemias que el gobierno estatal está tratando de aprobar en la cámara alta del Parlamento”, dijo la periodista Dana Morse, radicada en Melbourne a Al Jazeera. «Ese proyecto de ley se detuvo, pero a la gente le preocupa la cantidad de poder que tendrá el gobierno estatal si se aprueba el proyecto de ley».
Mientras tanto, a inicios de este mes, Australia reabrió sus fronteras a los viajeros vacunados de Nueva Zelanda tras haber estado cerrada durante casi 600 días. El primer ministro, Scott Morrison, dijo el 22 de noviembre que Australia permitirá a los titulares de visas extranjeras ingresar al país en diciembre.
Australia cerró sus fronteras internacionales en mayo del año pasado y solo permitió la entrada a un número restringido de ciudadanos y residentes permanentes.
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