PARÍS— En el podio, con su tercera medalla de oro colgada al cuello, Brittney Griner miró la bandera de Estados Unidos con lágrimas en los ojos durante el himno nacional.
No se secó las lágrimas hasta que terminó el himno, sin intentar ocultar cómo se sentía representando a su país 612 días después que Estados Unidos trajera a la estrella estadounidense a casa luego de 10 meses en una prisión rusa.
No con todo lo que significaba este momento.
Griner no pensó que volvería a tener esta oportunidad.
«Esto significa mucho para mí», dijo Griner después de que Estados Unidos se impusiera a Francia por 67-66 el domingo para ganar una octava medalla de oro consecutiva en baloncesto femenino, algo sin precedentes. «Quiero decir, tener la oportunidad de jugar por el oro, representar a mi país, lo que mi país hizo por mí. Sí, esto es lo más alto del pináculo aquí mismo».
Esta medalla de oro coronó un largo camino de regreso para Griner, que hace dos años se encontraba en una colonia penal rusa sin saber si volvería a casa, y mucho menos si jugaría al baloncesto o competiría en unos terceros Juegos Olímpicos que se celebran en Europa, tan cerca de Rusia.
Pagó una condena de nueve años de cárcel por posesión de drogas y contrabando en Rusia, y pasó 10 meses en prisión antes de formar parte de un intercambio de prisioneros de alto perfil en diciembre de 2022. Griner, pívot del Phoenix Mercury que estuvo jugando al baloncesto en Rusia durante la temporada baja de la WNBA cuando fue detenida, dijo que no volvería a jugar a nivel internacional excepto con USA Basketball.
Ahora, Griner tiene su tercera medalla de oro jugando para Estados Unidos y planea colocar ésta junto a su hijo recién nacido, Bash.
«Fue un largo viaje, un duro viaje para volver a ello», dijo la mujer de 33 años. «Estoy feliz de que mi cuerpo haya podido aguantar y poder estar aquí».
Griner aprendió a apreciar las pequeñas cosas en los Juegos Olímpicos más de lo que lo hizo las dos primeras veces, en 2016 en Río de Janeiro y en 2021 en Tokio.
En 2021, Griner lideró a Estados Unidos con 30 puntos, la mayor cantidad anotada por una jugadora estadounidense en un partido por la medalla de oro.
Eso fue hace tres años, pero la terrible experiencia de Griner en Rusia la hizo apreciar los mundanos y sencillos detalles de cada día.
«Despertarme e ir a practicar, incluso cuando no quiero hacerlo, tener la oportunidad de hacerlo, porque lo pasamos por alto», dijo. «Esa es la oportunidad que tenemos y ahora aprecio cada segundo que puedo».
Durante estos Juegos, Estados Unidos llevó a cabo otro intercambio de prisioneros de alto perfil, horas antes de que Griner entrara a la cancha durante el juego de grupo. Saber que más estadounidenses regresarían a casa la hizo «perdidamente feliz» por su regreso.
Diana Taurasi, compañera de equipo de las Mercury y de Estados Unidos, quien ayudó a presionar por el regreso de Griner durante su detención, estuvo ubicada a dos compañeros de distancia de Griner durante la ceremonia de medallas y el himno. Taurasi dijo que podía percibir las emociones de Griner y describió casi como «alucinante» que Griner llegara a este escenario deportivo.
«Es una persona agradecida por todo el apoyo que recibió durante esta difícil situación», dijo Taurasi. «Y no fue fácil. Todavía no es fácil para ella. Todavía lleva una gran carga… asegurarse de que todos salgan. Lleva esa carga muy pesada sobre sus hombros».
Durante el partido en sí, Griner anotó cuatro puntos rápidos y terminó con dos rebotes en la victoria.
Celebró la victoria en la cancha de baloncesto con muchos abrazos, incluyendo los de Lisa Leslie y otros que animaban a los estadounidenses en el Arena de Bercy, que fue esencialmente un partido fuera de casa para EE. UU., con el presidente francés Emmanuel Macron en las gradas.
«El juego de la medalla de oro es solo la cereza del pastel, estar en los Juegos Olímpicos… también», dijo Griner.
Luego llegó el momento de celebrar nuevamente mientras los estadounidenses se agrupaban en el centro de la cancha para las fotos. Griner sacó un teléfono para la selfie del equipo con su mano derecha, usando la mano izquierda para sostener su última medalla de oro.
Definitivamente fue un momento inolvidable.
Por Doug Feinberg.
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