El médico de origen chino Enver Tohti relató frente a un panel de expertos del Comité Conjunto de Comercio y Asuntos Extranjeros y Defensa en Irlanda en 2017, su participación durante la década de 1990 en la lucrativa práctica de sustraer órganos a prisioneros de conciencia que realiza el Partido Comunista Chino, y que continúa a la fecha.
«Un oficial armado nos dirigió hacia la esquina derecha, donde vi un hombre de civil en el piso con un herida de bala a la derecha del pecho. Mi cirujano jefe me dio la orden y me fue guiando para extraer el hígado y los dos riñones. El hombre estaba vivo», dijo Tohti.
«Él trató de resistirse al corte del bisturí, pero estaba demasiado débil como para resistir mi acción. Sangraba, todavía estaba vivo», aseguró.
Tohti dijo que bajo el gobierno comunista una persona se puede volver un esclavo complaciente del régimen, un «miembro de la sociedad totalmente programado, listo para completar la tarea sin hacer preguntas».
«No me sentí culpable. De hecho no sentía nada. Era como un robot programado haciendo su tarea. Pensaba que estaba cumpliendo mi deber de ‘eliminar al enemigo del estado'», dijo.
La primera vez que Tohti habló del tema fue durante un evento público en Londres, en una reunión de la Sociedad Henry Jackson, en 2009, cuando el periodista Ethan Gutmann estaba presentando su investigación de sobre la sustracción forzada de órganos.
«Yo no estaba preparado para confesar, pero levanté mi mano», dijo Tohti a Radio Free Asia. «Dios levantó mi mano».
«Ese día yo… temía que ellos [los asistentes] no me aceptaran», recordó.
Las confesiones de Tohti llamaron la atención internacional sobre una situación que los abogados canadienses y activistas de derechos humanos, David Matas y el ya fallecido David Kilgour, ya habían denunciado desde 2006.
Los dos abogados canadienses hicieron una investigación en la que descubrieron que, entre 2000 y 2005, China había realizado al menos 41,500 trasplantes de órganos. Una cifra especialmente alarmante para un país sin un sistema organizado de donación de órganos y cuya cultura y costumbres no aprueban la donación voluntaria de órganos.
La investigación de los abogados también reveló que los sitios web de los hospitales publicaban información asegurando que contaban con tiempos de espera cortos para todos los órganos a cambio de grandes pagos.
La iniciativa de su investigación surgió atendiendo una solicitud de la Coalición para Investigar la Persecución a Falun Dafa en China (CIPFG), una organización con sede en Washington D.C., que había recibido varias denuncias de sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Dafa vivos en China.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una disciplina espiritual que incluye ejercicios suaves, una meditación y enseñanzas que se basan en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, y que ha sido perseguida por el Partido Comunista Chino desde 1999, según informa su página web.
Miles de practicantes de Falun Dafa permanecen detenidos en una red de campos de trabajos forzados en toda China.
«Capturan a prisioneros de conciencia en contra de su voluntad, a menudo ilegalmente, los examinan para determinar la compatibilidad de órganos y después extraen sistemáticamente sus órganos sanos para suministrar trasplantes para una industria de trasplantes de órganos en auge», dice una publicación en la web.
De acuerdo con testigos, se les extrae los órganos mientras aún están vivos y luego los creman.
Un médico de China continental que actualmente ejerce en América del Norte y que usó el seudónimo de Yang por temor a represalias, aseguró que la mitad de los trasplantes de órganos en China se realizan en hospitales militares.
«Sabemos que cualquiera que supervise [los trasplantes] a nivel provincial o municipal, o de la Cruz Roja, se mantendrá al margen una vez que intervenga el ejército», dijo Yang a Radio Free Asia. «Entonces, ¿de dónde obtienen los militares sus órganos? ¿Qué tan transparente puede ser esto?».
Las víctimas de sustracción forzada de órganos también incluyen otros miembros de grupos detenidos arbitrariamente por el gobierno chino: uigures, tibetanos, cristianos y otras minorías étnicas y religiosas.
Un tribunal internacional independiente, el Tribunal de China, establecido por la Coalición Internacional y conformado por abogados de distintas nacionalidades, presidido por el británico Sir Geoffrey Nice QC, determinó en 2020 (pdf) que según las evidencias los practicantes de Falun Dafa han sido víctimas en mayor escala de la sustracción forzada de órganos.
«Víctima tras víctima y muerte tras muerte, el gaseo a los judíos por los nazis, la masacre de los Jemeres Rojos o la carnicería hasta la muerte de los tutsis de Ruanda, no puede ser peor que cortar los corazones, otros órganos y las propias almas de personas pacíficas, tranquilas e inofensivas», dijo Sir Geoffrey Nice KC.
«Médicos le quitaron la vida a esas personas inocentes que simplemente buscaban Verdad, Benevolencia y Tolerancia, en el caso de los practicantes de Falun Dafa, que vivían haciendo ejercicios saludables y meditación, algo que el Estado de la República Popular China autoritaria consideró peligroso para sus intereses y objetivos», añadió.
Y aunque el gobierno chino ha negado las acusaciones de sustracción forzada de órganos a prisioneros de conciencia y ha asegurado que solo obtienen órganos de donantes voluntarios, el tribunal nunca recibió pruebas que soportaran estas afirmaciones, por lo que determinó:
«Cualquiera que tenga una interacción de manera sustancial con la República Popular China, incluidos médicos e instituciones médicas, industrias y empresas, más específicamente aerolíneas, compañías de viajes para empresas de servicios naturales, bufetes de abogados, compañías de servicios farmacéuticos, junto con turistas individuales, establecimientos y entidades educativas deberán reconocer que, en la medida revelada en esta sentencia, interactúan con un estado criminal», aseguró Sir Geoffrey Nice KC en la sentencia.
Historia de los trasplantes de órganos en China
La historia de los trasplantes de órganos en China comenzó en 1960 con un trasplante de riñón en Beijing. En 1972, se realizó el primer trasplante de riñón con donante vivo en Guangzhou.
Luego, en 1984 el gobierno chino introdujo una regulación que permitía la extracción de órganos de prisioneros ejecutados.
A principios de 2000, las operaciones de trasplante de órganos en China aumentaron exponencialmente, generando dudas sobre el origen de los órganos.
En 2005, durante una reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el gobierno chino se comprometió a reformar su sistema de su sistema de trasplante de órganos, que para la fecha tenía muy poca regulación.
En 2015, el Comité de Donación y Trasplante de Órganos Humanos de China anunció que ya no usarían más órganos de prisioneros ejecutados.
Sin embargo, para 2017, una investigación del periodista Ethan Gutmann y el abogado David Matas descubrió que en China hay entre 60,000 y 100,000 trasplantes por año.
En 2019, una nueva investigación publicada en SocArXiv, de la Universidad de Maryland, reveló que solo durante el periodo fechado del 10 al 20 de marzo del 2016, se reportaron 880 trasplantes, sin embargo, solo se registraron 135 donantes voluntarios, poniendo en duda las fuentes de los trasplantes de órganos en China.
En mayo de 2024, una nueva regulación sobre donación y trasplantes de órganos entró en vigor en China. Sin embargo, expertos sugieren que las nuevas regulaciones no conducen a la transparencia de la fuente de los donantes, ni protege a los prisioneros de conciencia, ni pone fin al turismo de trasplantes de órganos en China.
Siga a Yeny Sora Robles en X: @YenySoraRobles
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