Estudiante de Harvard come 720 huevos en 30 días para mostrar las ventajas de la ciencia N=1

La ciencia N=1 permite a los ciudadanos convertirse en científicos y cambiar el futuro de la atención sanitaria

Por Sheramy Tsai
11 de octubre de 2024 5:30 PM Actualizado: 11 de octubre de 2024 5:30 PM

El estudiante de medicina de Harvard Nick Norwitz, doctor en fisiología por Oxford, se embarcó recientemente en un experimento personal de salud que captó la atención pública. En solo un mes, comió 720 huevos —un promedio de 24 al día— y observó un descenso del 18 por ciento en sus niveles de colesterol LDL, comúnmente llamado «colesterol malo».

No defendía una dieta extrema a base de huevos. La ciencia en la que se basa este experimento tampoco es revolucionaria: la investigación ya demostró que el colesterol alimentario no influye significativamente en el colesterol sanguíneo de la mayoría de las personas. Aun así, la historia se hizo viral. Muchos lo interpretaron como una luz verde para disfrutar más de los huevos. Sin embargo, la conclusión del experimento iba más allá de la dieta.

El experimento de Norwitz pone de relieve una tendencia creciente en la comunidad científica, en la que tanto los individuos como los investigadores recurren a experimentos personalizados en el mundo real, a menudo denominados estudios de investigación N=1, para responder a preguntas acuciantes sobre la salud. Comer dos docenas de huevos al día durante un mes era una forma fácilmente digerible de ayudar a las personas a comprender mejor un fenómeno dietético complejo, y además hacerlo interesante.

Este enfoque representa un cambio notable con respecto a la investigación convencional, ya que ofrece una nueva forma que la ciencia médica involucre al público y capacite a las personas para hacerse cargo de su salud.

«Este video no trata realmente de huevos. En realidad, es un experimento social y un ejercicio de reflexión tanto para mí como para ustedes». declaró Norwitz a The Epoch Times. Aclaró que, aunque comer cientos de huevos redujo su colesterol, el mismo resultado podría no aplicarse a todo el mundo. Por ejemplo, los hipercolesterolémicos —aquellos cuyo colesterol aumenta considerablemente tras consumir colesterol en la dieta— podrían obtener resultados diferentes.

Precisamente de eso se trata: de encontrar lo que funciona específicamente para cada persona.

Las limitaciones de la investigación tradicional

Durante décadas, los ensayos controlados aleatorizados (ECA) fueron el patrón de oro para determinar qué fármacos, dispositivos y procedimientos quirúrgicos deben utilizar los médicos. Estos estudios encuentran promedios en grandes grupos de personas. Aunque los ECA ayudaron a identificar mejores tratamientos, a menudo pasan por alto importantes diferencias individuales. Por ejemplo, una persona estresada o que come mal puede responder de forma muy diferente a un tratamiento que otra que hace ejercicio a diario.

Este modelo único pone de manifiesto las limitaciones de la investigación tradicional para abordar la complejidad de la salud individual. A menudo se prescriben tratamientos —de probada eficacia en grandes poblaciones— que no se adaptan a su biología particular.

«Lo que se pierde es la especificidad y la individualidad», afirma Norwitz. Como resultado, los tratamientos que surgen de estos ensayos —como las estatinas para el colesterol o los medicamentos para el control de la glucemia— pueden beneficiar solo a una pequeña fracción de la población.

Este problema es especialmente evidente en la salud metabólica. Menos del 12 por ciento de los estadounidenses se consideran metabólicamente sanos, y enfermedades como la obesidad y la diabetes de tipo 2 responden de forma muy diferente a las intervenciones en función de factores como la genética o el estilo de vida. Muchos de los medicamentos más vendidos, aun siendo eficaces para algunos, ayudan a menos de una de cada cuatro personas, dejando a la mayoría sin solución, señaló Norwitz.

Norwitz cree que el futuro de la investigación sanitaria pasa por un enfoque más individualizado.

Ciencia N=1: Un enfoque personalizado

La ciencia personalizada, o experimentación N=1 —un estudio con un solo participante— ofrece una alternativa a la investigación basada en la población. En lugar de extraer conclusiones a partir de grandes grupos, los estudios N=1 se centran en el individuo, lo que permite comprobar directamente cómo afectan determinadas intervenciones a sus perfiles de salud particulares.

«N=1 es el futuro», declaró a The Epoch Times por correo electrónico Michael Snyder, catedrático de genética de Stanford Medicine. «Todos somos diferentes, y ahora podemos recopilar muchos datos sobre una sola persona para hacer recomendaciones muy específicas», añadió.

Mediante el seguimiento de parámetros personales —como el azúcar en sangre, el colesterol o el peso corporal—, las personas pueden controlar el impacto de intervenciones como cambios en la dieta, rutinas de ejercicio o medicación, y realizar ajustes en función de sus respuestas individuales.

Por ejemplo, una persona con síndrome del intestino irritable (SII) podría experimentar con modificaciones de la dieta —como eliminar alimentos desencadenantes específicos— y después controlar síntomas como la hinchazón o el malestar. Mediante un seguimiento constante de estos síntomas, pueden identificar qué alimentos o hábitos mejoran o empeoran su estado y ajustar su enfoque en consecuencia.

Snyder hizo hincapié en la importancia de conocer las líneas de base de la salud personal, lo que permite la detección precoz de problemas de salud o la optimización de la estrategia de bienestar. «Los datos longitudinales son esenciales», afirmó.

La ciencia N=1 permite a las personas convertirse en «ciudadanos científicos», experimentando y perfeccionando sus opciones de salud para encontrar lo que mejor funciona para sus propios cuerpos.

La tecnología impulsa los experimentos personalizados

El crecimiento de la ciencia N=1 está impulsado en gran medida por los avances tecnológicos que permiten a las personas recopilar y analizar sus propios datos sanitarios. Hace unas décadas, el seguimiento de las métricas de salud personales requería equipos especializados o pruebas de laboratorio. Ahora, dispositivos como el anillo Oura, Fitbit y los monitores continuos de glucosa permiten un seguimiento continuo de la salud desde casa.

Los dispositivos para llevar puestos lo controlan todo, desde los patrones de sueño hasta la frecuencia cardiaca, mientras que aplicaciones como MyFitnessPal y Cronometer permiten a los usuarios registrar las comidas y controlar su ingesta diaria de nutrientes. Este flujo constante de datos permite a las personas tomar decisiones más informadas sobre su salud y ajustar sus intervenciones en función de la información recibida en tiempo real.

Una innovación clave es el aumento de las pruebas de laboratorio a domicilio, que miden biomarcadores como el azúcar en sangre, el colesterol y la inflamación. Empresas como InsideTracker y EverlyWell proporcionan completos kits de pruebas caseras que ofrecen información detallada sobre la salud individual.

A medida que estas tecnologías siguen evolucionando, las barreras para realizar experimentos personales disminuyen rápidamente, lo que hace que la ciencia N=1 sea cada vez más accesible al público en general.

Hacer la ciencia accesible para todos

El experimento viral del huevo de Norwitz no era solo un estudio sobre el colesterol, sino también un experimento sobre cómo se comunica la ciencia en la era digital. Utilizando plataformas como YouTube, Norwitz transformó un autoexperimento rutinario en un relato cautivador que resonó entre un amplio público. Su enfoque muestra cómo la ciencia, cuando se presenta de forma atractiva y cercana, puede motivar a otros a llevar a cabo sus propias investigaciones sobre la salud.

Muchas personas ya experimentan con su salud, a menudo sin darse cuenta, ya sea probando nuevas dietas, rutinas de ejercicio o ayunos intermitentes. Según Norwitz, con un poco más de rigor y concienciación, estos ensayos personales pueden convertirse en esfuerzos científicos significativos. Según Norwitz, la clave está en que las personas adopten un enfoque de prueba y error con respecto a su salud, probando diferentes estrategias, midiendo sus resultados y ajustándose en función de los mismos.

El trabajo de Norwitz forma parte de un cambio cultural más amplio que pretende hacer más accesible la ciencia. Los investigadores utilizan cada vez más las redes sociales, los podcasts y las plataformas de video para eludir a los guardianes académicos tradicionales y compartir sus hallazgos directamente con el público. Este enfoque permite a millones de personas que nunca leerían una revista académica participar en la investigación científica de una forma más accesible.

Riesgos y desafíos de la ciencia N=1

Aunque la ciencia N=1 proporciona valiosos conocimientos adaptados a las experiencias personales, es importante reconocer sus limitaciones y riesgos potenciales. Estos desafíos suelen acompañar a las propias plataformas que facilitan el intercambio de hallazgos personales con otros.

Si bien las redes sociales hacen que la ciencia sea más cercana, también corren el riesgo de simplificar en exceso o sensacionalizar información sanitaria compleja. Norwitz reconoce que una vez que un experimento audaz se hace público, puede ser malinterpretado o distorsionado, con titulares pegajosos que a menudo comprimen hallazgos complejos en mensajes simplistas.

«Una vez que se hace público, el control sobre la narrativa es limitado», afirma, y reconoce que la responsabilidad de una interpretación correcta recae en parte en la comunidad en general.

La ciencia N=1 carece del rigor y el control de los ensayos controlados aleatorios tradicionales. Los experimentos personales pueden verse influidos por efectos placebo, sesgos y variables de confusión, lo que dificulta la extracción de conclusiones definitivas.

Por este motivo, la ciencia N=1 debe considerarse un complemento de los métodos de investigación tradicionales, no un sustituto. Científicos como Norwitz navegan por esta delgada línea, utilizando las redes sociales como herramienta para hacer accesible la ciencia sin comprometer su integridad. La clave, dice, es implicar a la gente en conversaciones significativas que despierten la curiosidad y promuevan el pensamiento crítico sobre la salud.

Obstáculos financieros para el avance de la ciencia N=1

A pesar del creciente entusiasmo por la ciencia N=1 y la medicina personalizada, la financiación sigue siendo un obstáculo importante para su progreso. Los marcos de investigación médica tradicionales favorecen predominantemente los grandes estudios patrocinados por las farmacéuticas frente a los enfoques personalizados, como la medicina del estilo de vida y las intervenciones de salud metabólica.

En 2019, los Institutos Nacionales de Salud asignaron aproximadamente 1900 millones de dólares a la investigación en nutrición, que incluye estudios sobre dieta y estilo de vida. En contraste, se gastaron decenas de miles de millones de dólares en investigación farmacéutica y biomédica. Esta disparidad de financiación persiste a pesar de la creciente evidencia que los cambios en el estilo de vida, como la dieta y el ejercicio, pueden prevenir o incluso revertir afecciones crónicas como la diabetes tipo 2.

«¿Quién gana dinero si muestro a la gente cómo revertir la diabetes con dieta?», preguntó Norwitz. Mientras que las empresas farmacéuticas tienen grandes incentivos económicos para desarrollar y comercializar fármacos, las intervenciones centradas en cambios del estilo de vida carecen de modelos de beneficios comparables. En consecuencia, la investigación en áreas como la salud metabólica suele dejarse de lado en favor del desarrollo de fármacos, añadió.

Norwitz se mostró muy consciente de estos problemas de financiación y cree que los científicos deben adaptarse a la realidad del panorama actual. «Si se publica un artículo y nadie lo lee, ¿se publicó siquiera?», dijo, y añadió que las vías académicas tradicionales, basadas en publicaciones y citas, ya no bastan para obtener ayudas significativas. Especialmente en ámbitos con escasa financiación, como la medicina del estilo de vida, los científicos deben ser creativos para atraer la atención y los recursos.

Aquí es donde entra en juego el poder del compromiso social, afirma Norwitz. Al convertir su experimento en un momento viral, atrajo a posibles financiadores que de otro modo no habrían apoyado su investigación.

«No voy a conseguir, siendo un veinteañero, 10 millones de dólares de los NIH para hacer un estudio metabólico, pero podría conseguirlos de un donante privado si tengo presencia en las redes sociales y les gusta lo que hago», señaló.

Cómo lo hizo: El experimento de los 720 huevos

Norwitz se propuso probar cómo el consumo de niveles extremos de colesterol en la dieta afectaría a su colesterol LDL o «malo». Durante 30 días, Norwitz consumió 24 huevos al día —una media de un huevo por hora—, lo que supuso un total de 720 huevos y 133,000 miligramos de colesterol.

Durante las dos primeras semanas, su dieta fue baja en carbohidratos y alta en grasas, similar a un régimen cetogénico, sin carbohidratos significativos. A pesar de la alta ingesta de colesterol, su LDL se redujo en un 2 por ciento durante las dos primeras semanas, en consonancia con la investigación que muestra que el colesterol en la dieta no tiene un impacto significativo en el colesterol en sangre para la mayoría de la gente. Durante las dos últimas semanas, Norwitz añadió 60 gramos de carbohidratos netos al día, principalmente de frutas como plátanos y bayas. Este pequeño cambio provocó un descenso del 18 por ciento en su LDL a finales de mes.

Como hiperrespondiente a la masa magra —un pequeño subgrupo de personas delgadas que experimentan un LDL elevado en una dieta baja en carbohidratos— Norwitz utilizó este experimento para explorar cómo reacciona su cuerpo a una ingesta tan alta de colesterol. Normalmente, los hiperrespondedores de masa magra ven un aumento de LDL como parte de un patrón metabólico que incluye un HDL alto, o «colesterol bueno», y unos triglicéridos bajos. Sin embargo, como demostró su experimento, incluso pequeñas cantidades de carbohidratos pueden reducir significativamente el LDL en este grupo, arrojando luz sobre cómo la dieta afecta al colesterol en individuos con respuestas metabólicas únicas.

Cómo puede aplicar la ciencia N=1 en su vida

El auge de la ciencia N=1 no es solo para investigadores o profesionales de la salud, es un enfoque que cualquiera puede adoptar. Prestando especial atención a cómo responde su cuerpo a los cambios en la dieta, el ejercicio o la medicación, puede convertirse en el científico de su propio viaje por la salud.

«La ciencia no solo está al alcance de quienes tienen una formación académica», afirma Norwitz. «La ciencia es un proceso en el que puede participar cualquier ser humano», añade.

He aquí un marco sencillo para empezar a experimentar con su propia salud:

1. Identifique el resultado que le interesa: Señale un aspecto concreto de su salud que desee mejorar. Por ejemplo, podría querer reducir la hinchazón o mejorar el sueño.

2. Formule una hipótesis: Prediga qué cambios podrían mejorar su estado. Por ejemplo, puede formular la hipótesis que eliminar los lácteos mejorará su digestión.

3. Elija una intervención: Seleccione una acción concreta para poner a prueba su hipótesis. Por ejemplo, podría suprimir los lácteos durante un mes.

4. Realice un seguimiento y recopile datos: Utilice un diario o una aplicación para hacer un seguimiento de sus síntomas y parámetros de salud, recopilando datos cualitativos (cómo se siente) y cuantitativos (por ejemplo, los niveles de azúcar en sangre).

5. Evalúe los resultados: Después de un periodo predeterminado, revise sus datos. ¿Mejoraron los síntomas?

6. Ajuste y perfeccione: En función de los resultados, ajuste su estrategia. Mantenga los cambios que funcionaron o prueba otro enfoque si no funcionó. La idea es seguir perfeccionando su estrategia para identificar lo que mejor se adapta a su cuerpo.

Antes de iniciar cualquier experimento personal, consulte a un profesional de la salud. Los médicos pueden ayudarle a medir parámetros clave de salud antes y después de una intervención, garantizando así la seguridad de su experimento.

Una nueva generación de científicos ciudadanos

El auge de la ciencia N=1 marca un cambio no solo en la forma de llevar a cabo la investigación médica, sino también en la manera de concebir nuestra salud. Adoptando un enfoque personalizado de las intervenciones sanitarias, las personas pueden descubrir qué es lo que mejor se adapta a su biología particular, ya sea para tratar una enfermedad crónica o para optimizar el bienestar general.

No existe un «mejor enfoque», afirma Norwitz, pero lo cierto es que «todo el mundo puede alcanzar la salud metabólica».

Norwitz imagina un futuro en el que los resultados de innumerables experimentos individuales no queden aislados, sino que se compartan en una comunidad conectada. Si los experimentos personales pudieran agregarse, analizarse y compararse fácilmente, podríamos crear una amplia base de datos de conocimientos del mundo real, acelerar los descubrimientos médicos y perfeccionar las soluciones sanitarias mucho más allá de lo que la investigación tradicional puede lograr por sí sola.

Con los continuos avances tecnológicos y el auge de la ciencia ciudadana, las fronteras entre los investigadores profesionales y el público seguirán difuminándose. La ciencia ya no se limita al laboratorio. Está en manos de cualquiera que esté dispuesto a observar, experimentar y tomar el control de su salud. En este contexto, según Norwitz, la ciencia N=1 podría ser la clave de un futuro más colaborativo e individualizado para la medicina.

«Tu vida es un experimento N=1», señaló Norwitz.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo clic aquí


Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.