En Dinamarca, el 4.2 por ciento de los lotes de la vacuna contra COVID-19 de Pfizer fueron responsables del 71 por ciento de los presuntos acontecimientos adversos (SAE por sus siglas en inglés), según investigadores daneses en un reciente estudio publicado en el European Journal of Clinical Investigation el 30 de marzo.
El estudio ha planteado serias preocupaciones sobre las incoherencias en la calidad de los distintos lotes de vacunas y las implicaciones para los receptores de las mismas.
El estudio
Investigadores daneses estudiaron las tasas de SAE entre los diferentes lotes de la vacuna de Pfizer-BioNTech, BNT162b2, que se administró en Dinamarca entre el 27 de diciembre de 2020 y el 11 de enero de 2022.
Hubo aproximadamente 7.8 millones de dosis administradas a 3.7 millones de personas de 52 lotes diferentes de vacunas de Pfizer durante ese período de tiempo.
Se notificaron 43,496 SAE por parte de 13,635 individuos, lo que representó un promedio de 3.19 eventos por persona.
«Inesperadamente, las tasas de SAE por 1000 dosis variaron considerablemente entre los lotes de vacunas», escribieron los investigadores en la publicación.
Señalaron además que estos resultados eran inesperados, ya que en la Unión Europea los viales de las vacunas y la uniformidad de los lotes y las dosis individuales se supervisan «con un estricto control de calidad» según las directrices de liberación de lotes de la Autoridad Oficial de Control.
La línea de tendencia azul del gráfico anterior muestra que del 71 por ciento de los SAE notificados en solo el 4.2 por ciento de todas las dosis de vacunas, el 27 por ciento se consideraron graves y el 47 por ciento causaron la muerte.
Los SAE graves implican hospitalización, enfermedad potencialmente mortal o discapacidad permanente.
«Estos resultados son de vital importancia», declaró el Dr. Peter McCullough en su Substack. McCullough es un prestigioso internista, cardiólogo y epidemiólogo, además de colaborador de The Epoch Times.
«Dan a entender que la catástrofe de la vacuna contra COVID-19 es realmente un problema del producto y no se debe a la susceptibilidad del paciente en la mayoría de las circunstancias», afirmó McCullough.
Jessica Rose, bióloga molecular canadiense que se ha centrado en el análisis de los datos del Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS), aplaudió a los autores por aportar estas pruebas, aunque señaló que la información podría haber sido más precisa.
Dado que las dosis consideradas administradas podrían no haber sido inyectadas a las personas, Rose sugirió que el siguiente paso importante es examinar directamente el contenido de los viales.
Max Schmeling, uno de los autores de la investigación, respondió a Rose diciendo que los datos que obtuvieron del Instituto Danés del Suero «se acercan más al número real de dosis administradas», y explicó además que esto se debe a que las dosis enviadas excluían los viales que el Instituto del Suero pudiera haber tenido ya en reserva.
Calidad cuestionable de las vacunas
Un estudio reveló que los viales de las vacunas no son de la misma calidad en todos los lotes. Los investigadores sugirieron que el vial de vacuna individual debería tenerse en cuenta al investigar reacciones adversas graves como la anafilaxia, ya que podría estar causada por un vial defectuoso.
El investigador Craig Paardekooper, en su sitio web HowBadIsMyBatch.com, cree que los lotes son de hecho diferentes, y aporta pruebas que demuestran que el número y la gravedad de los acontecimientos adversos varían entre los distintos números de lote.
Este problema no se detectó únicamente en las vacunas contra COVID-19 de Pfizer.
En 2021, después de que se descubriera que 39 viales contenían materiales extraños, se retiraron en Japón tres lotes de la vacuna Moderna por un total de más de 1.6 millones de dosis.
En abril de 2022, Moderna retiró 764,900 dosis de su vacuna contra COVID-19 en Europa tras descubrirse contaminantes en un vial.
Son muchos los factores que contribuyen a las variaciones en la calidad de las vacunas, como su fabricación, almacenamiento, transporte y manipulación clínica.
En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha publicado directrices para el desarrollo y la autorización de la vacuna contra COVID-19. Pero, según McCullough, no se realizan inspecciones de los viales finales rellenados y acabados que exige la autorización de uso de emergencia.
«La falta de inspecciones ha provocado un desastre de seguridad. Algunos desafortunados pacientes están recibiendo demasiado ARNm, contaminantes, o ambos, y por lo tanto están expuestos a inyecciones dañinas y en algunos casos, letales», dijo McCullough.
Limitaciones del estudio
Los autores del estudio danés reconocieron que su estudio tenía ciertas limitaciones.
El sistema de notificación de SAE gestionado por la Agencia Médica Danesa es un sistema de vigilancia pasiva similar al VAERS de Estados Unidos, por lo que puede estar infradeclarado, sobredeclarado o incompleto.
Además, se desconocía el historial de casos de SAE de COVID-19 anteriores. No se examinaron los tipos específicos de SAE, la demografía de los casos de SAE ni otros factores.
«Se necesitan más estudios para explorar esta observación preliminar y sus consecuencias», escribieron los autores en el informe danés.
The Epoch Times se puso en contacto con Pfizer para recabar sus comentarios.
Con la colaboración de Marina Zhang.
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