Los gusanos parásitos hallados en ratas muertas en un zoológico de Atlanta suponen «una posible amenaza» para los seres humanos, según un estudio publicado en una revista de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU..
El parásito, Angiostrongylus cantonensis, también conocido como gusano pulmonar de las ratas, puede causar un tipo raro de infección cerebral en humanos que puede provocar sensaciones dolorosas en la piel, vómitos, rigidez de cuello, dolor de cabeza y náuseas.
«La mayoría de las infecciones por A. cantonensis se resuelven espontáneamente con el tiempo sin tratamiento específico, porque el parásito no puede sobrevivir mucho tiempo en el cuerpo humano. Sin embargo, en raras ocasiones pueden producirse complicaciones graves que provoquen disfunción neurológica o la muerte», señalan los CDC.
Un estudio reciente, publicado en la revista Emerging Infectious Diseases de los CDC, informó haber identificado infecciones del parásito en 33 ratas salvajes marrones que fueron encontradas muertas entre 2019 y 2022 en un zoológico de Atlanta.
Un análisis de las muestras de tejido de las ratas mostró que siete de estas criaturas —más del 20 por ciento— tenían parásitos A. cantonensis en el corazón, la arteria pulmonar y los tejidos cerebrales.
Según el estudio, los roedores suelen infectarse con estos parásitos tras ingerir «gasterópodos terrestres», una clase de moluscos.
Advirtió que la presencia de A. cantonensis en poblaciones de ratas y otros huéspedes de la región de Atlanta puede «suponer una posible amenaza» para la salud de los seres humanos y los animales.
La mayoría de los casos de infección humana proceden de Asia. El descubrimiento de la infección en ratas silvestres de Georgia sugiere que el parásito «se estableció en una nueva zona del sureste de Estados Unidos», afirma el estudio.
A. cantonensis se había identificado anteriormente en ratas de dos estados vecinos de Georgia: Alabama y Florida.
El artículo especula que es probable que el parásito estuviera presente en Georgia «mucho antes del 2019». Entre 2011 y 2017, se reportaron seis casos sospechosos de infecciones en Alabama, Tennessee y Texas.
La infección
Según los CDC, los humanos pueden infectarse con A. cantonensis al comer caracoles crudos o poco cocidos o babosas infectadas con el parásito. Los caracoles se comen en determinadas culturas.
A veces, los niños comen caracoles como parte de un reto y acaban infectándose. Por ejemplo, un niño de Nueva Orleans se infectó al tragarse un caracol crudo «por un reto» en 1993. El niño enfermó unas semanas después, según informaron los CDC. Los síntomas desaparecieron en unas dos semanas sin tratamiento para la infección.
Además de comer caracoles o babosas crudos directamente, las personas también pueden infectarse al comer productos crudos como la lechuga, que puede contener partes de una pequeña babosa o caracol. Algunos animales, como ranas, cangrejos y gambas de agua dulce, también pueden infectarse con A. cantonensis. Comerlos crudos o poco cocinados también puede provocar infecciones.
Según los CDC, las infecciones por A. cantonensis no suelen requerir tratamiento, ya que los parásitos mueren con el tiempo sin necesidad de tratamiento. Incluso los que acaban desarrollando meningitis eosinofílica —una infección cerebral— no suelen necesitar antiparasitarios, señala.
«Los tipos de tratamiento más comunes son para los síntomas de la infección, como analgésicos para el dolor de cabeza o medicamentos para reducir la reacción del organismo al parásito, más que para la infección en sí», afirman los CDC. Sin embargo, «los pacientes con casos graves de meningitis pueden beneficiarse de algunos otros tipos de tratamiento».
La agencia aconseja a la población que evite comer caracoles o babosas crudos o sin cocinar, ranas y gambas o langostinos. Se recomienda a las personas que manipulen caracoles o babosas que lleven guantes y se laven las manos.
Cuando se manipulen productos frescos, deben lavarse a fondo. Si se viaja a regiones donde se sabe que el parásito es frecuente, los CDC piden que se evite comer verduras crudas.
En caso de que una persona crea que puede estar infectada por A. cantonensis, la agencia aconseja acudir a un profesional sanitario.
Parásitos cerebrales
El estudio de los CDC sobre los parásitos A. cantonensis es el último de una serie de casos de parásitos que infectan el cerebro que saltaron a los titulares.
A principios de agosto, un niño de 16 meses de Arkansas murió en un hospital infantil a causa de una infección provocada por la ameba Naegleria fowleri.
La Naegleria fowleri es una ameba que vive en el suelo y en aguas dulces y cálidas como ríos, lagos y fuentes termales. Este organismo causa la meningoencefalitis amebiana primaria, una enfermedad del sistema nervioso central.
Naegleria fowleri «se conoce comúnmente como la ‘ameba come cerebros’ porque puede causar una infección cerebral cuando el agua que contiene la ameba entra por la nariz. En Estados Unidos sólo se infectan unas tres personas al año, pero estas infecciones suelen ser mortales», afirman los CDC.
El niño estuvo «probablemente expuesto» a la ameba mientras jugaba en un chapoteadero, dijo el Departamento de Salud de Arkansas (ADH).
En junio del año pasado, se extrajo un gusano parásito de 5 cm del cerebro de una mujer australiana.
Durante su biopsia abierta, los cirujanos extrajeron del cerebro una «estructura en forma de cuerda» que resultó ser un Ophidascaris robertsi vivo, una lombriz redonda común en las pitones alfombra. Los científicos consideran que se trata del primer caso mundial de infección humana por cualquier especie de Ophidascaris.
«Aunque la afectación visceral es frecuente en los animales, la invasión del cerebro por larvas de Ophidascaris no se había descrito antes. La inmunosupresión del paciente puede haber permitido a las larvas migrar al sistema nervioso central», escribieron los científicos en una revista publicada por los CDC.
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