Estudio detecta proteína de espiga tras 6 meses de vacunación contra COVID y sugiere 3 posibles causas

Por Megan Redshaw, J.D.
12 de septiembre de 2023 3:48 PM Actualizado: 13 de septiembre de 2023 7:38 PM

De acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el ARNm de las vacunas contra COVID-19 “se descompone unos días después de la vacunación y no dura mucho en el cuerpo”, una posición a la que la agencia se ha adherido desde el comienzo de la pandemia, pese a que las investigaciones sugieren lo contrario (pdf). Los CDC se refieren al ARNm como “ARN mensajero”, mientras que los documentos regulatorios y Pfizer se refieren al ARNm de las vacunas contra COVID-19 como “ARN modificado”.

Un nuevo estudio publicado el 31 de agosto en Proteomics Clinical Applications encontró proteína de espiga en los fluidos biológicos de personas después de 6 meses que recibieron una vacuna de ARNm contra COVID-19, lo que sugiere que el ARNm puede integrarse o retranscribirse en algunas células.

El grupo de estudio incluyó a 20 personas que recibieron dos dosis de una vacuna de ARNm contra COVID-19, otros 20 que no estaban vacunados y dieron negativo en la prueba de COVID-19 o en anticuerpos que indicaban que habían sido infectados previamente, y un grupo de control de 20 participantes no vacunados que dieron positivo en la prueba de COVID-19.

A continuación, los investigadores hicieron pruebas para diferenciar las proteínas de espiga sintéticas, que se originan a partir de vacunas de ARNm, de las proteínas de espiga naturales, buscando en los fluidos biológicos, como la sangre, la orina, la saliva y los fluidos de lavado broncoalveolar de los participantes del estudio, y luego monitorearon la proteína de espiga inducida por la vacuna después de la vacunación.

La proteína de espiga del ARNm difiere de la proteína de espiga posterior a la infección

Según el estudio, las proteínas de espiga que se originan a partir de la traslación desde las vacunas de ARNm difieren de las proteínas de espiga naturales que circulan en los fluidos biológicos después de la infección porque dos aminoácidos de prolina reemplazan a los aminoácidos lisina y valina de la espiga sintética generada por la vacunación, para ayudar a estabilizarla. Esta doble variación de aminoácidos removió un sitio de digestión tríptico (una parte necesaria de la absorción de proteínas) que está en la proteína de espiga natural. Debido a esto, los investigadores dijeron que es posible diferenciar entre las proteínas de espiga naturales y sintéticas en los fluidos biológicos mediante la digestión tríptica seguida del análisis de espectrometría de masas.

Utilizando estas técnicas, los investigadores detectaron fragmentos específicos de proteína de espiga sintética en aproximadamente el 50% de las personas que recibieron vacunas de ARNm. La proteína de espiga sintética se detectó entre 69 y 187 días después de la vacunación. Todas las muestras del grupo de control no vacunado fueron negativas, incluidas las 20 personas que dieron positivo después de contraer COVID-19.

3 hipótesis sobre la persistencia de la proteína de espiga sintética en los vacunados

Basados en los resultados del estudio, los investigadores sugirieron tres posibles hipótesis para explicar por qué la proteína de espiga sintética persistió en los vacunados:

  1. -El ARNm de las vacunas contra COVID-19 puede integrarse o transcribirse en algunas células.
  2. -Las pseudouridinas en una posición particular de la secuencia pueden inducir la formación de una proteína de espiga, aunque los investigadores afirmaron que era una posibilidad remota.
  3. -Las nanopartículas que contienen ARNm pueden ser captadas por las bacterias normalmente presentes en el nivel basal de la sangre y producir proteína de espiga.

Los investigadores dijeron que las tres hipótesis necesitaban más estudios, pero concluyeron que sus observaciones iniciales podrían ayudar en la decisión de una persona sobre si debe o no recibir vacunas de refuerzo.

Otros estudios

En un artículo publicado recientemente en Biomedicines, los datos muestran que el diseño de las vacunas de ARNm contra COVID-19 permite una biodistribución incontrolada, durable y con biodisponibilidad persistente de la proteína de espiga dentro del cuerpo después de la vacunación.

«La matriz de lípidos-nanopartículas permite una biodistribución generalizada de los códigos de genes del ARNm a las células en la mayoría o en todos los órganos» y podría dañar los tejidos y causar enfermedades, concluyeron los investigadores.

Un estudio publicado en noviembre de 2021 en el Journal of Immunology encontró exosomas que expresaban la proteína de espiga 14 días después de la aplicación de vacunas de ARNm contra COVID-19. Se observó un aumento de la proteína de espiga cuatro meses después de la segunda dosis de la vacuna y aumentó después de las dosis de refuerzo.

En un estudio de enero de 2023, publicado en el Journal of Pathology, Microbiology, and Immunology, los investigadores encontraron trazas o rastros completos de proteína de espiga del ARNm del virus SARS-CoV-2 (COVID-19) hasta 28 días después de la vacunación contra COVID-19, lo que indica una prologada producción de la proteína de espiga.

Un estudio publicado en marzo de 2022 en Cell encontró ARNm de la vacuna en los ganglios linfáticos los días 7, 16 y 37 después después de la vacunación, con niveles más bajos pero aún apreciables en el día 60. La tinción inmunohistoquímica para el antígeno de espiga en nanopartículas lipídicas en algunos pacientes que recibieron la vacuna de ARNm mostraron una cantidad abundante de proteína de espiga 16 días después de la segunda dosis, con el antígeno de espiga “todavía presente hasta 60 días después de la segunda dosis”, dijeron los investigadores.

Un estudio japonés de biodistribución de Pfizer mostró que la proteína de espiga de la vacuna contra COVID-19 puede trasladarse desde el lugar de la inyección a través de la sangre y acumularse en órganos y tejidos, incluidos el bazo, la médula ósea, el hígado, las glándulas suprarrenales y los ovarios. El ARNm de la vacuna estuvo presente desde el día de la vacunación y persistió en el torrente sanguíneo durante semanas después de la vacunación.

Los CDC dicen que las vacunas no afectan el ADN, a pesar de la evidencia contradictoria

Los CDC, además de afirmar que el ARNm de las vacunas contra COVID-19 se descompone rápidamente dentro del cuerpo, también afirma en su sitio web que estas vacunas “no afectan ni interactúan con nuestro ADN” (el material genético contenido dentro del núcleo de las células) porque estas vacunas no “entran en el núcleo de la célula”.

En su página web “Mitos y hechos sobre las vacunas contra COVID-19”, los CDC afirman que es un mito que las vacunas contra COVID-19 puedan alterar el ADN.

La agencia dice que las vacunas contra COVID-19 de “ARN mensajero” funcionan “entregando instrucciones (material genético) a nuestras células para comenzar a generar protección” contra el virus SARS-CoV-2, y que el cuerpo descarta todos los ingredientes de la vacuna después de producir una respuesta inmune de la misma manera que descarta «cualquier información celular que ya no sea necesaria». Según los CDC, este proceso es «parte del funcionamiento normal del cuerpo».

El análisis actual y los estudios previos cuestionan esta posición. Un estudio de febrero de 2022 publicado en Current Issues in Molecular Biology muestra la transcripción inversa del ARNm de la vacuna en el ADN utilizando líneas celulares de hígado humano. Estudios adicionales han demostrado que el ARN del virus SARS-CoV-2 puede transcribirse de forma inversa e integrarse en el genoma de células humanas cultivadas y expresarse en tejidos derivados de pacientes o mediante células infectadas por virus.

Hasta la fecha, los datos farmacocinéticos y farmacodinámicos de las vacunas de ARNm contra COVID-19 son limitados. La farmacocinética es el estudio de cómo responde el cuerpo a las sustancias administradas durante toda la duración de la exposición. La farmacodinamia evalúa más de cerca el efecto del fármaco en el cuerpo. Comprender durante cuánto tiempo el cuerpo produce la proteína de espiga y durante cuánto tiempo estará presente en los tejidos biológicos podría explicar la cantidad sin precedentes de eventos adversos que parecen estar asociados con la proteína de espiga producida por las vacunas.


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