Las personas que recibieron dos o tres dosis de una vacuna de ARN mensajero contra el COVID-19 tenían más probabilidades de contraer el COVID-19 con síntomas, según un nuevo estudio.
Los investigadores encontraron que los vacunados tenían mayores probabilidades de experimentar síntomas de COVID-19 que los no vacunados, incluso si habían recibido una vacuna de refuerzo, además de una serie primaria.
Investigadores de la Universidad de Utah y otras instituciones examinaron al personal de atención médica, socorristas y otros trabajadores de primera línea entre el 14 de diciembre de 2020 y el 19 de abril de 2022. Los participantes enviaron hisopos nasales recolectados por ellos mismos semanalmente, así como cuando llegaron a experimentar signos de enfermedad.
De los infectados con COVID-19, desde que ómicron se convirtió en la cepa dominante del virus a fines de 2021, 109 no estaban vacunados y 634 sí lo estaban. Y de ellos, 85 personas no vacunadas eran sintomáticas, en comparación con 216 personas que recibieron una serie primaria de inmunización con ARN mensajero (ARNm), dos dosis de las vacunas Pfizer o Moderna, y 327 personas que recibieron un refuerzo además de las dosis iniciales.
Los investigadores calcularon los cocientes de probabilidades para el COVID-19 sintomático y otros resultados, y descubrieron que las personas no vacunadas eran las menos propensas a experimentar COVID-19 sintomático.
Las personas que recibieron una serie primaria fueron más propensas a experimentar fiebre o escalofríos en los primeros meses después de la vacunación, pero más tarde fueron menos propensas, incluso después de recibir un refuerzo. Las personas vacunadas también tuvieron inicialmente una mayor duración de los síntomas. Las personas no vacunadas tuvieron más síntomas, fueron más propensas a recibir atención médica y perdieron más tiempo de trabajo.
Los resultados diferían de los de la era de la cepa Delta, cuando las personas no vacunadas tenían más probabilidades de tener COVID-19 sintomático, tener fiebre o escalofríos y tener una duración más prolongada de los síntomas.
El estudio fue publicado por la Revista de la Asociación Médica Estadounidense.
Para el análisis se utilizó la red HEROES-RECOVER, que incluye a los llamados trabajadores de primera línea, como conductores de camiones de basura y trabajadores de guarderías. La red está financiada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
Se inscribieron unos 7223 participantes, pero se excluyeron 1710 porque se habían infectado con COVID-19 antes de la fecha de inicio del estudio, si se infectaron en los 13 días siguientes a la recepción de una segunda, o si se infectaron en los 13 días siguientes o más allá de los 149 días siguientes a la recepción de una tercera dosis de la vacuna. La mayoría de los participantes restantes no se infectaron durante el plazo del estudio.
Los investigadores dijeron que las limitaciones del estudio pueden haber llevado al hallazgo de que las personas no vacunadas tenían menos probabilidades de experimentar síntomas de COVID-19.
“Las limitaciones en el tamaño de la muestra y la capacidad de ajustar los modelos para posibles factores de confusión dificultaron particularmente la interpretación de hallazgos inesperados, como un mayor porcentaje de individuos con enfermedad sintomática entre los vacunados con la tercera dosis de la vacuna entre 14 y 149 días antes de la infección con ómicron en comparación con los que no estaban vacunados”, dijeron.
Sarang Yoon, profesora asistente en el Departamento de Medicina Familiar y Preventiva de la Universidad de Utah Health y una de los autores, se centró en cómo los vacunados estaban mejor en algunas categorías.
“Es alentador que las vacunas de ARNm resistan bastante bien estas variantes”, dijo Yoon en un comunicado. “Sabemos que es más probable que se produzcan casos de contagios tras la vacunación contra Delta y ómicron que contra la cepa inicial, pero las vacunas siguen haciendo un buen trabajo al limitar la gravedad de la infección”.
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