En abril de 2021, grandes corporaciones como Coca-Cola, Delta Airlines y Home Depot se manifestaron contra la reforma electoral de Georgia, repitiendo una narrativa izquierdista que decía que la medida era “racista”. Muchos lo consideraron como una manifestación de la toma de control «woke» en las empresas estadounidenses, en la que el capital de una empresa se desvía hacia causas de izquierda que los accionistas nunca tuvieron la intención de apoyar.
Sin embargo, las fuerzas impulsoras detrás de esta tendencia no fueron los activistas de izquierda, sino poderosos megafondos que buscaban afianzar su régimen bajo una apariencia woke, según Ethan Peck, asociado del Proyecto de Libre Empresa del Centro Nacional.
“Creo que es una estafa”, dijo Peck en una entrevista reciente con NTD.
Peck, un defensor de la libre empresa que se relaciona constantemente con los directores generales de las empresas y los miembros de las juntas administrativas en las juntas de accionistas, dijo que muchos miembros de los consejos no creen genuinamente en la ideología woke, sino que la utilizan como una herramienta para avanzar en el llamado «capitalismo de las partes interesadas (stakeholders)»
El capitalismo stakeholders, en contraposición al capitalismo tradicional de los accionistas, sostiene que una empresa es responsable del interés colectivo de todos los miembros de la sociedad, en lugar de aquellos que poseen las acciones de la empresa. El concepto, introducido por primera vez por Claus Schwab, del Foro Económico Mundial, en 1979, ha permanecido desde entonces como un concepto marginal hasta hace poco, a raíz de la pandemia mundial del virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
Peck comparó el capitalismo de stakeholders con el comunismo, donde el estado controla y redistribuye los recursos en nombre de un «bien mayor». “Es una especie de versión corporativa del comunismo”, explicó, y agregó que “es un truco. Simplemente faculta a las juntas para básicamente tomar los poderes de voto y los derechos de los accionistas”.
La gran influencia
Cuando se le preguntó acerca de la fuerza que impulsa a las salas de juntas corporativas estadounidenses a adoptar el capitalismo de stakeholders, Peck señaló a los administradores de dinero más grandes del mundo: Los gigantes de fondos cotizados en bolsa (ETF) BlackRock, Vanguard y State Street Global Advisors.
«Creo que las grandes influencias provienen de los grandes gestores de ETF. Son los que básicamente tienen el poder de voto para poner a los miembros de los consejos de administración», dijo Peck.
Según un análisis de 2019 realizado por investigadores de la Universidad de Boston, BlackRock, Vanguard y State Street emitieron alrededor de una cuarta parte de los votos en las juntas de accionistas de las empresas S&P 500 y podrían controlar el 40 por ciento de esos votos en 20 años. Esto significa que todos los asuntos corporativos importantes, incluidas las resoluciones de los accionistas y las elecciones de los miembros de las juntas, dependen de cómo voten los Tres Grandes.
“[Los tres grandes] votan en nombre de los clientes que invierten en ellos”, dijo Peck. “No son realmente los accionistas, pero son los que dominan tanto la elección que los miembros del consejo de administración son esencialmente meros secuaces”.
Según Peck, el Proyecto Empresa Libre, que ha asistido a 58 juntas de accionistas en lo que va de año, no observó a ningún miembro de junta, favorecido por las Tres Grandes, recibiendo menos del 90 por ciento de los votos. «Así que se sabe que estas elecciones son una farsa», dijo.
Como resultado de lo que Peck llamó un «derrocamiento de los directorios de todas las corporaciones en Estados Unidos», ha surgido una «clase gerencial». No representa los intereses de los accionistas, pero no tiene problemas para usar el dinero de los accionistas para abogar contra los requisitos de identificación de votantes, apoyar ideologías radicales de sexo y género en las aulas K-3 y cabildear para suavizar las sanciones a los productos chinos hechos con mano de obra esclava.
Una red incestuosa
La clase gerencial mejora su poder a través de una red de «miembros profesionales de las juntas» que se sientan en varias juntas corporativas, según Peck. Calificó esta práctica como «incestuosa”.
“El CEO de Coca-Cola está en el directorio de Pfizer. El CEO de BlackRock está en la junta del Foro Económico Mundial. Es muy incestuoso”, dijo.
Para ilustrar cómo funciona, Peck señaló la Ley de prevención del trabajo forzoso uigur, que fue adoptada por el Congreso en diciembre de 2021 con un apoyo bipartidista abrumador. En un movimiento extraño, Coca-Cola presionó contra la medida en nombre de Apple y Nike, que enfrentaban acusaciones de utilizar trabajo forzoso en la región china de Xinjiang.
“Coca-Cola estaba contratando a estos cabilderos, pero ni siquiera utilizan trabajo forzado uigur”, dijo Peck. “¿Cuál era el interés de Coca-Cola? ¿Por qué defendían a Apple y Nike, incluso cuando había apoyo bipartidista para la Ley? Porque los miembros de las juntas se apoyan mutuamente”.
“Luego está esta puerta giratoria entre las juntas y las burocracias”, agregó. “Van a las juntas, y luego regresan al gobierno, y luego van a las juntas, y luego van entre empresas. Entonces tienes esta clase gerencial de este tablero gigante. Es básicamente como un gran tablero sobre todo Estados Unidos”.
Peck dijo que esto podría explicar la «coherencia» entre las empresas woke. En otras palabras, las empresas reaccionan a los problemas sociales y políticos de la misma manera al mismo tiempo porque los representantes de los Tres Grandes escogen sus salas de juntas.
Juntas Corporativas vs Juntas Escolares
Si bien la clase gerencial sigue siendo poderosa, Peck dijo que ve esperanza en el movimiento por los derechos de los padres en Virginia, en el que los padres están denunciando, en las reuniones de las juntas escolares locales, los intentos de inyectar la teoría crítica de la raza en las escuelas, sobre la base de que ellos, como contribuyentes, merecen tener más voz en lo que se debe enseñar a sus hijos.
“Puede que no sea hoy o mañana, pero tengo la esperanza de que los accionistas se despierten como los padres contribuyentes y hagan lo mismo a nivel corporativo”, le dijo Peck a NTD.
“Creo que es hora de que lo reconozcamos. Creo que es hora de que los accionistas se presenten a las juntas de accionistas y digan: ‘¡Oye, no puedes hacer esto con nuestro dinero!'».
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