La empresa Hershey ha comenzado a despedir a los trabajadores de oficina que no se vacunaron contra el COVID-19. Al ser despedidos, Hershey está pidiendo a los empleados que firmen un acuerdo de confidencialidad y exención de responsabilidad de nueve páginas que eliminaría sus derechos a demandar a la empresa o a hablar de su experiencia.
Aunque su firma va acompañada de un «pago especial de separación», muchos no han firmado el acuerdo y no recibirán el dinero. Los empleados dicen que el pago se determinó mediante un algoritmo y que, para algunos, ascendió a poco más de dos meses de sueldo.
Según la mayoría, trabajar en Hershey era un gran trabajo. Los empleados de la sede central de Hershey, Pensilvania, y de las oficinas de otros estados afirman que los sueldos eran superiores al promedio y que había cuencos de caramelos repartidos por las oficinas para tomar. Durante los días festivos, los empleados recibían una gran bolsa de golosinas para llevar a casa, aunque esta práctica se interrumpió después de la Pascua de 2021. Hay una sala de muestras para probar nuevos productos, gráficos coloridos que decoran las paredes y los productos son más divertidos que la venta de seguros.
Pero dejó de ser divertido después de meses de reuniones de recursos humanos que, según los empleados, incluían educación sobre las vacunas, preguntando si el empleado había cambiado de opinión sobre la aplicación de las vacunas, y preguntas incómodamente invasivas.
«Realmente pensé que estaría bien», dijo Kim Durham, analista de pagos y compradora de suministros, a The Epoch Times. «Pensé que no podían cuestionar mi fe. Nadie puede cuestionarla».
Durham pidió una acomodación religiosa en agosto y asumió que la obtendría.
«Pensé que esto había quedado atrás hasta septiembre, cuando me reuní con un representante de RRHH. Fue un interrogatorio sobre tus creencias religiosas. Retorcieron tus palabras y trataron de poner palabras en su boca. Fue terrible. Me hicieron preguntas muy personales que no tenían nada que ver con la religión».
Se quedó sorprendida cuando, en noviembre, recibió la noticia de que su solicitud de acomodación religiosa había sido denegada.
The Epoch Times entrevistó a otros dos empleados de Hershey que se encuentran en sus últimos días en la empresa y no quisieron que se utilizaran sus nombres hasta que se separaran totalmente, por miedo a perder ciertos beneficios.
Todos los entrevistados mencionaron haber sido importunados por preguntas similares durante las reuniones, normalmente celebradas con un supervisor inmediato y alguien de RRHH, como por ejemplo:
¿Se ha vacunado alguna vez? ¿Están vacunados sus hijos? ¿Cómo se protege cuando sale de casa? ¿Con qué frecuencia va a la iglesia? ¿Toma usted Tylenol, Ibuprofeno, Tums o Midol? Si es así, ¿cómo puede decir que es realmente una persona religiosa, porque muchos de esos medicamentos también tienen los mismos ingredientes que la vacuna?
A varias personas se les dijo que el Papa está vacunado, y dice que el mayor regalo que puedes hacer a tu comunidad es estar vacunado también.
Uno de los padres primerizos presentó el certificado de nacimiento de su bebé y otros papeles para contratar el seguro, y se le preguntó por qué el bebé había recibido vacunas si el padre no se iba a vacunar contra el COVID-19.
«¿Qué tiene eso que ver con que yo mantenga un trabajo? Desde que empezó este calvario, hemos tenido siete reuniones sobre mi estado de vacunación», dijo una empleada. «Era como un acoso. Sentí que quería arrastrarme bajo una roca cuando terminé».
Mientras que los trabajadores de oficina deben vacunarse o ser despedidos, a los empleados que trabajan en la producción de alimentos y en Chocolate World, las tiendas de la empresa, se les anima pero no se les exige que se vacunen.
Durham había estado trabajando desde casa desde marzo de 2020, excepto una vez cada dos semanas cuando sus tareas requerían que estuviera en la oficina. Pero incluso cuando estaba allí, era solo un equipo de unos cuantos compañeros de trabajo en persona, a todos se les tomaba la temperatura antes de entrar en el edificio y el uso de mascarillas era obligatorio.
Hershey exigía a los empleados que se vacunaran antes del 4 de octubre, y cuando ella seguía sin vacunarse el 5 de octubre, se le dijo que ya no podía entrar en el edificio, pero siguió trabajando hasta enero. Después de su último día, la empresa le envió una caja vacía a su casa para que pudiera devolver su equipo de trabajo.
«Estamos perdiendo nuestros puestos de trabajo por esta política de vacunas», dijo Durham. «Está mal que una empresa pueda despedirte y que pierdas tu sustento. Esto no debería ser forzado».
Algunos empleados formaron a sus sustitutos, solo para descubrir que éstos seguirían trabajando a distancia.
El acuerdo de separación que Hershey dio a los empleados prohíbe a los que lo firman revelar la existencia, los términos y las condiciones del acuerdo, incluidos los detalles de su separación del empleo. El acuerdo contiene una amplia cláusula de no desprestigio y también exime a Hershey de responsabilidad por todas las demandas legales renunciables.
Hershey no respondió a las solicitudes de comentarios ni de información sobre cuántas personas han sido despedidas.
Los empleados estiman que 1400 trabajadores solicitaron una exención religiosa. Se desconoce si alguna fue concedida.
«Conozco a gente que se vacunó solo para mantener su trabajo. No era algo que quisieran hacer, pero necesitaban el trabajo», dijo Durham. «Yo también necesito un trabajo. Pero no voy a hacer algo con lo que no me sienta cómoda, solo para mantener mi trabajo».
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