El exdirector de Salud Pública Jerome Adams ha dicho que la decisión de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de relajar las orientaciones sobre el uso de mascarillas contra el COVID-19 puede haber sido «prematura», ya que las nuevas variantes altamente infecciosas siguen propagándose por Estados Unidos.
Adams, que ocupó el cargo durante la Administración Trump, dijo en Twitter que le preocupa que los CDC puedan haberse precipitado cuando en mayo anunciaron que relajaban las recomendaciones de mascarillas para los estadounidenses totalmente vacunados. Sus comentarios tienen lugar en medio de un aumento de los casos de COVID-19 causados por la variante Delta del virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
«El año pasado, Tony Fauci y yo aconsejamos, como todo el mundo sabe, de forma prematura y errónea que no se utilizaran mascarillas. Me pareció que era la mejor decisión en ese momento, pero ahora me arrepiento. Me preocupa que los CDC también hayan exhortado de manera igualmente prematura, malinterpretada y todavía perjudicial sobre las mascarillas frente a la variante delta», escribió Adams en Twitter.
Dijo que la guía actualizada de los CDC para levantar los requisitos de mascarilla en la mayoría de los espacios interiores y exteriores para las personas totalmente vacunadas se basó en la «ciencia» y las «condiciones» de ese momento.
Sin embargo, citando los datos emergentes y el aumento de los casos de la variante Delta, instó a los CDC a reconsiderar la recomendación de que la gente use mascarillas y se vacune en áreas con altos números de casos de COVID-19, hasta que estos comiencen a disminuir.
«Cuanto antes digan los CDC que se equivocaron y pulsen el botón de reinicio, mejor», escribió Adams. «La intención de los CDC era buena, pero el mensaje fue malinterpretado, prematuro y equivocado. Arreglémoslo».
Se cree que la variante Delta del virus del PCCh es más transmisible que otras cepas del virus y se está convirtiendo en la principal cepa de COVID-19 en muchos países. Sin embargo, los investigadores dicen que es demasiado pronto para decir si la variante es más o menos mortal que otras.
Los CDC dijeron el 6 de julio que la variante Delta probablemente es, en este momento, la cepa dominante en Estados Unidos, y que representa más de la mitad de todos los casos de COVID-19 registrados.
Un portavoz de los CDC dijo que la prevalencia de la variante en Estados Unidos ha pasado del 30.4% de todos los casos en el periodo que finalizó el 19 de junio al 51.7% durante el periodo comprendido entre el 20 de junio y el 3 de julio.
«Las proporciones de las variantes son dinámicas y difíciles de predecir debido a los retrasos en la notificación, la presencia de múltiples variantes y la incidencia cambiante», dijo Jade Fulce, especialista en asuntos públicos de los CDC, a The Epoch Times en un correo electrónico.
«Los CDC siguen evaluando enfoques que puedan predecir de forma fiable esta dinámica, al mismo tiempo que introducen mejoras en la vigilancia genómica para aumentar el número, la representatividad y la puntualidad de las muestras», dijo Fulce.
Se cree que las vacunas de Pfizer-BioNTech y AstraZeneca, a las que la FDA ha concedido autorización de uso de emergencia, son eficaces contra la variante Delta, según sugieren los estudios. Pruebas circunstanciales indican que la vacuna de Johnson & Johnson también es eficaz, según el asesor de la Casa Blanca sobre el COVID-19, Anthony Fauci.
Los datos de los CDC muestran que aproximadamente 161.2 millones de estadounidenses están totalmente vacunados contra el COVID-19, lo que supone alrededor del 48% de la población.
Por su parte, el director de Salud Pública del presidente Joe Biden, Vivek H. Murthy, ha declarado que respalda a los distintos condados estadounidenses que están reimponiendo las restricciones de las mascarillas para hacer frente al aumento de los casos de COVID-19.
«Es muy razonable que los condados adopten más medidas de mitigación, como las normas sobre mascarillas que se están aplicando en Los Ángeles, y preveo que eso también ocurrirá en otras partes del país», declaró Murthy al programa «This Week» de la cadena ABC.
Añadió que sus comentarios «no son contradictorios» con las orientaciones de los CDC, que están diseñadas para permitir a las autoridades locales la libertad de determinar las medidas de prevención que mejor se adapten a la situación local.
El 16 de julio, Los Ángeles reinstauró un mandato de mascarillas en todo el condado, exigiendo a todos los residentes el uso de mascarillas en espacios públicos interiores, independientemente de si se han vacunado contra el virus del PCCh.
El departamento de salud pública del condado de Los Ángeles dijo que el mandato se ha restablecido para contrarrestar la tasa de transmisión cada vez mayor de la variante Delta, y una «mezcla de individuos sin mascarillas cuando se desconoce el estado de vacunación».
La medida fue recibida con una intensa oposición, y el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles (LASD) anunció que sus oficiales no harán cumplir la orden.
“Obligar a los vacunados y a los que ya han contraído el COVID-19 a usar mascarillas en interiores no está respaldado por la ciencia y contradice las directrices de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.”, dijo el sheriff Alex Villanueva en un comunicado. «El Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles con fondos insuficientes/desfinanciado, no gastará nuestros limitados recursos y, en cambio, pedirá el cumplimiento voluntario”.
Con información de Ivan Pentchoukov.
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