Una extraña ráfaga de aire frío surgió del interior de la montaña Lookout y llevó a un explorador a descubrir uno de los tesoros naturales más codiciados de Estados Unidos. Los excavadores sintieron el inesperado soplo de aire frío procedente de la abertura recién perforada y, picado por la curiosidad, Leo Lambert trató de localizar el origen de la misteriosa brisa.
Durante su excavación en Tennessee en 1928, Lambert se embarcó en una expedición espeleológica de 17 horas a 1120 pies de profundidad bajo la montaña. Allí observó una alta y majestuosa cascada subterránea, a la que dio el nombre de su esposa. Esto se convirtió en Ruby Falls.
En 1929, Ruby Falls se convirtió en una atracción para el público. Ahora es la cascada subterránea más alta y profunda abierta al público en Estados Unidos, y los visitantes siguen siendo bienvenidos para explorar su majestuosidad.
Un ascensor con fachada de cristal lleva a los visitantes por un descenso de 26 pisos hasta el corazón de la montaña, donde serán testigos de sublimes tesoros naturales como estalagmitas, estalactitas y, por supuesto, las propias Ruby Falls. Los aventureros pueden dar paseos guiados por las cuevas, que permanecen a una agradable temperatura de 60 grados Fahrenheit y están abiertas todo el año.
Pero aún hay más misterio en este sistema de cuevas: una joya oculta bajo las cavernas de las cataratas. En el interior de un profundo pasadizo, inscrito en las paredes, se encuentra algo fuera de lugar: el nombre del séptimo presidente de la república, Andrew Jackson, fechado en 1833.
La leyenda local sostiene que, 100 años antes de que se descubriera la entrada a las cataratas Ruby, Jackson, durante un permiso para visitar su casa, el Hermitage, visitó la cercana Chattanooga. Es posible que entrara en las cuevas de Lookout Mountain.
Como las leyendas tienden a adornarse, no se sabe con certeza si fue Jackson quien grabó el nombre en la pared de la cueva; podríamos imaginarnos al populista general y presidente estadounidense firmando con su espada. Pero también podría haber sido una broma u otra persona con el mismo nombre.
En la actualidad, la parte de la cueva que lleva el nombre de Jackson ya no está abierta al público. Sin embargo, Ruby Falls sigue abierta a la exploración, aunque se exige a los guías que mantengan la cueva impoluta. En el pasado, los vándalos tenían vía libre para escribir en las paredes a su antojo, pero hoy en día está estrictamente prohibido etiquetar y firmar en el interior de la cueva.
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