Brian Urquhart, que fue el segundo oficial en ser contratado por Naciones Unidas tras su formación en 1945 y que ayudó a moldear y a gestionar la organización en los últimos años de la Guerra Fría, murió este sábado en su residencia de Massachusetts (EE.UU.) a los 101 años de edad.
Su hija, Rachel Urquhart, informó este domingo a los medios locales del fallecimiento, aunque no dio una causa de muerte concreta.
Urquhart estaba considerado como una de las figuras más influyentes en Naciones Unidas al haber sido un destacado consejero de cinco de los secretarios generales de la organización y al haber llevado a la práctica los principios sobre los que se sustenta la ONU.
Nacido en Dorset (Reino Unido) en 1919, formó parte del ejército británico durante la II Guerra Mundial, algo que él mismo dijo desembocó en un «idealismo muy práctico» que guió su carrera tras sus traumáticas experiencias vividas durante la contienda.
A mediados de los 50, como uno de los pocos que tenía experiencia militar entre el personal cercano del secretario general Dag Hammarskjold, ayudó a llevar a la práctica las misiones de paz de Naciones Unidas a través del establecimiento de las Fuerzas de Emergencia de la ONU, que en 1956 fue enviada a supervisar el cese de hostilidades en el Canal de Suez entre Egipto e Israel.
Las misiones de paz de la ONU se consideran como su gran legado y que, pese a no ser nombradas en la Carta de las Naciones Unidas, significó el despliegue de soldados no armados o dotados de armas ligeras para ayudar a seguir la implementación de acuerdos de paz, cuyos cascos azules han seguido viéndose en las zonas del mundo en crisis.
Aunque Urquhart pasó buena parte de su carrera en la sede principal de la ONU en Nueva York, también fue mediador y diplomático en algunos de los conflictos más hostiles, como el del Congo, Chipre, Cachemira, Namibia y el Oriente Medio.
Su papel en la ONU fue este domingo reconocido por el actual secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que en un comunicado remitido a la prensa dijo que «la huella que ha dejado Brian es una de las más profundas de la historia de la organización».
«Como asistente del secretario general Dag Hammarskjold, ayudó a definir el rango de acción de la ONU frente a los conflictos armados y otros retos globales. Y como estrecho auxiliar de Ralph Bunche, el reconocido funcionario de la ONU y ganador de un Nobel de la Paz, ayudó a establecer y después impulsar las misiones de paz a un amplio uso», aseveró Guterres.
Junto a sus responsabilidades oficiales, Urquhart era percibido como el historiador oficioso de la ONU, y defendió la percepción pública de la organización a través de su autobiografía «A Life in Peace and War» (Una vida en Paz y Guerra), además de largas reseñas publicadas en el New York Review of Books, donde siguió escribiendo incluso después de cumplir 90 años.
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