Un hombre colombiano fingió ser un rey saudí y estafó durante tres décadas a docenas de inversionistas con millones de dólares. Su caso fue llevado a la corte y el 31 de mayo un fiscal de Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida, EE.UU., lo condenó a más de 18 años de prisión.
El ‘jeque falso’, Anthony Gignac, de 48 años, utilizó este dinero para financiar su lujoso estilo de vida de jets privados, yates, Ferraris, Rolls-Royces, joyas y ropa de diseño, informó del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Este viernes Gignac se declaró culpable de hacerse pasar por un príncipe saudí, entre ellos el Príncipe Khalid Bin Al-Saud, para estafar a ricos inversores desde Miami a Londres.
«En el transcurso de las últimas tres décadas, Anthony Gignac se ha retratado a sí mismo como un príncipe saudí para manipular, victimizar y estafar a innumerables inversionistas de todo el mundo», dijo en el comunicado de Justicia Ariana Fajardo Orshan, fiscal del Distrito Sur de Florida.»Fue líder de un sofisticado plan internacional de fraude multipersonal que vendía falsas esperanzas”.
A partir de mayo de 2015, Gignac afirmó ser un príncipe saudí con el nombre de Khalid Bin Al-Saudi, «compró placas diplomáticas falsas, una insignia falsa del Servicio de Seguridad Diplomática para sus guardaespaldas, vestimenta tradicional saudí, artículos de lujo consistentes con el lujoso estilo de vida de un real saudí, y tarjetas de visita que se referían a sí mismo como «Príncipe», «Su Alteza Real», y/o «Sultán».
BREAKING: Federal judge sentences Anthony Gignac, who impersonated a fake Saudi prince for decades, to 18.6 years in federal prison for stealing millions from duped investors https://t.co/LgOgeJyTHb with @jayhweaver
— David Ovalle (@DavidOvalle305) 31 maggio 2019
En Instagram se representaba a sí mismo como un príncipe, con fotos de miembros de la familia real saudita, incluyendo al rey, con leyendas como «mi padre».
Gignac se refirió a sí mismo como un príncipe cuando se reunía con los inversores, por correo electrónico y por teléfono. Viajó con seguridad y exigió que se siguiera cierto protocolo real (es decir, dar regalos) cuando las personas se reunieran con él para hacer negocios.
Pudo estafar a los inversores alegando que tenía acceso a lucrativos negocios en virtud de su condición de realeza. Junto con un co-conspirador formaron la compañía de inversión Marden Williams International LLC («MWI»), con la que reclamó falsamente el acceso a empresas comerciales exclusivas en todo el mundo, incluyendo una compañía farmacéutica en Irlanda, un casino en Malta, hoteles de lujo y una plataforma de comercio de combustible de aviación en el Medio Oriente, dice el informe.
Además Gignac elaboró falsos documentos de altos funcionarios saudíes que pretendían verificar su condición de realeza, su acceso a grandes riquezas y su participación en la empresa petrolera estatal de Arabia Saudí, Saudi Aramco. El objetivo fue ofrecer a los inversores la oportunidad de comprar su supuesta participación en la empresa.
El 19 de noviembre de 2017, Gignac también voló al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, desde Londres, utilizando un pasaporte y nombre de otra persona.
Según el expediente judicial, entre 1988 y el presente, el acusado había sido arrestado o condenado en once ocasiones diferentes por planes relacionados con los príncipes.
En el juicio del viernes, Gignac admitió su responsabilidad. «La culpa de toda esta operación es mía, y lo acepto», dijo Gignac en el tribunal, según Lawan Crime. Pero también dijo que otros deberían haber sido procesados por las estafas. «No soy un monstruo», dijo.
La jueza del distrito, Cecilia Altonaga, dijo que la vida criminal de Gignac fue «verdaderamente notable», según Lawand Crime. Ella se refirió a él como «el cerebro» de la estafa.
Las fotos de Instagram también muestran al estafador en un Ferrari, usando relojes Rolex y bolsos Louis Vuitton, cenando en supuestas lujosas comidas y dando a entender que estaba tomando vacaciones de lujo.
Cignac vivía en la isla Fisher de Florida, donde la puerta de su ático tenía el nombre de «Sultán». Su coche llevaba placas diplomáticas falsas y contrató guardaespaldas que conducían coches con placas falsas, reportó NY Post.
La realidad es que el verdadero príncipe Khalid es el gobernador de La Meca, y tiene 79 años, mientras que Gignac es un huérfano colombiano adoptado por una familia en Michigan.
Todo el elaborado esfuerzos de Gignac para mantener su imagen se descubrió cuando olvidó una regla musulmana bien conocida que los príncipe saudíes respetan: no comer carne de cerdo.
El acaudalado promotor inmobiliario Jeffrey Soffer contrató investigadores privados cuando lo sorprendió comiendo tocino y otros productos de cerdo. Finalmente traspasó la investigación al FBI que delató al culpable.
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