Una familia de Misuri decidió recuperar del fondo un estanque los restos de su hijo asesinado siete años atrás, para lo que alquiló una bomba para drenar completamente el agua.
Edward Goodwin solía visitar cada pocos días a sus padres, así que cuando no llegó al festejo del 4 de julio en 2015, su madre supo que algo no estaba bien. Al día siguiente denunció la desaparición ante el Departamento del Sheriff del condado de Butler, en Misuri, según informó River Front Times.
Connie y la policía sospechaban que Eldrid Smith y Rickey Hurt, compañeros de la primaria de Goodwin, mataron al joven y lo dejaron en el estanque ubicado en County Road 572, en Poplar Bluff.
Mark Dobbs, Sheriff del condado de Butler, dijo que «había rencores por transacciones de drogas del pasado, entre Ed Goodwin y el grupo que finalmente lo agredió».
«La gente no puede guardar secretos. Al parecer, hubo personas que fueron testigos de esto y finalmente se corrió la voz», agregó Jim Akers, forense del condado de Butler.
En 2017, la policía drenó gran parte del estanque de Poplar Bluff como parte de una investigación y encontró la pelvis y los fémures de Goodwin, que fue la evidencia que ayudó a confirmar el asesinato del que los sospechosos se declararon culpables.
La policía quedó en regresar para recuperar el resto del cuerpo del joven. Sin embargo eso nunca sucedió.
«Prometieron que regresarían, incluso en el periódico dijeron que iban a volver, pero nunca lo hicieron», dijo Connie a PEOPLE. «Los llamé más o menos cada dos días tratando de averiguar cuándo iban a hacerlo».
«Hace meses les dije que si no lo hacían, uno de estos días lo haría yo misma», agregó.
Y lo hizo. El sábado 17 de este mes, Connie, Ed y Gage ―este último, el hijo de 22 años de Goodwin― alquilaron una bomba para drenar el agua del estanque. Llegaron alrededor de las 08:30 a.m. y dos horas después pudieron ver los huesos entre una capa espesa de barro.
«Vimos dos huesos que sobresalían, así que seguimos bombeando y luego comenzamos a ver los bloques de hormigón y después el alambre de púas y más huesos», explicó Connie, refiriéndose a los materiales utilizados para hundir el cuerpo de su hijo en el estanque.
Cuidadosamente, el forense Akers tomó los restos y los colocó en un kayak para poder sacarlos.
Connie, la madre, dijo a River Front Times que su hijo era «un gran trabajador que tomó algunas malas decisiones pero era una buena persona». Tenía 32 años cuando murió en 2015.
«Fue un día triste», dijo la madre, pero «también fue un día alegre porque pudimos traer a nuestro hijo a casa».
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