El Dr. Anthony Fauci, jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, dijo que para lograr la inmunidad colectiva contra el COVID-19, el 90 por ciento de la población tendría que ser vacunada.
En una entrevista publicada el jueves, Fauci reconoció que había aumentado gradualmente sus estimaciones desde principios de año cuando dijo que alrededor del 60 o 70 por ciento de la población necesitaría ser vacunada para lograr la inmunidad colectiva.
La inmunidad colectiva se logra cuando una cantidad suficiente de personas de una población tiene inmunidad a una infección, por lo que las posibilidades de que la enfermedad se transmita entre personas y llegue a quienes aún no se han infectado se reducen, evitando efectivamente que la enfermedad se extienda.
«Necesitamos tener algo de humildad aquí», dijo Fauci al New York Times. «Realmente no sabemos cuál es el número real. Creo que el rango real está entre el 70 y el 90 por ciento. Pero, no voy a decir 90 por ciento».
«Cuando las encuestas decían que solo la mitad de los estadounidenses se vacunarían, yo decía que la inmunidad colectiva requeriría entre el 70 y el 75 por ciento», dijo Fauci al medio. «Luego, cuando las encuestas más recientes dijeron que el 60 por ciento o más se vacunaría, pensé: ‘Puedo aumentar esto un poco’, así que llegué a 80, 85».
Fauci está asesorando tanto al presidente Donald Trump como al candidato presidencial demócrata Joe Biden sobre la pandemia del virus del Partido Comunista Chino.
Anteriormente, en una entrevista con CNBC News, Fauci dio una estimación de «entre 75 y 80, 85 por ciento de la población» que necesita ser vacunada para lograr la inmunidad de grupo.
«Si lo conseguimos, desarrollaríamos un escudo de inmunidad. Eso sería capaz de proteger incluso a los vulnerables, que no han sido vacunados, o a aquellos en los que la vacuna no ha sido efectiva», dijo a CNBC.
«Se puede obtener ese tipo de inmunidad con ese porcentaje de personas, por lo que estamos siendo muy entusiastas en llegar a la comunidad para convencer a la gente de la importancia de vacunarse, no solo por su propia seguridad, sino también por la de su familia y la de la sociedad en general».
Las vacunas para el COVID-19 disponibles en Estados Unidos son las de Pfizer-BioNTech y Moderna. Más de un millón de estadounidenses —o aproximadamente el 0.3 por ciento de la población de EE. UU.— han recibido la primera dosis de una vacuna desde el 14 de diciembre, según los Centros para el Control de Enfermedades.
Los trabajadores de la salud, los residentes de asilos de ancianos, los funcionarios electos y los bomberos se encuentran entre los primeros en recibir las vacunas. A la mayoría de los estadounidenses se les ha dicho que podrían pasar seis meses o más antes de ser elegibles para las vacunas.
La Organización Mundial de la Salud cambió recientemente su definición de «inmunidad de grupo». Anteriormente, el 9 de junio de 2020, la OMS definió el término como «la protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que ocurre cuando una población es inmune, ya sea a través de la vacunación o la inmunidad desarrollada por una infección previa».
La OMS cambió la definición de inmunidad de grupo el 15 de noviembre, definiéndola como «un concepto utilizado para la vacunación, en el que una población puede ser protegida de un determinado virus si se alcanza un umbral de vacunación». La organización ahora también establece que «la inmunidad de grupo se logra protegiendo a las personas de un virus, no exponiéndolas a él».
La última definición elimina la declaración previa de la OMS de que la inmunidad de grupo se puede lograr a través de una infección previa.
Una funcionaria de la OMS, la Dr. Soumya Swaminathan, dijo en agosto: «Con una vacuna se puede lograr la inmunidad y la inmunidad de grupo con seguridad. A través de la infección natural, también podríamos lograrlo en algún momento, pero sería a un gran costo humano. Y así, naturalmente, la mejor opción es hacerlo a través de una vacuna».
Moncef Slaoui, asesor científico principal de la Operación Warp Speed de la administración Trump, dijo el 20 de diciembre que los estadounidenses deberían vacunarse contra el COVID-19 incluso si ya se habían infectado con la enfermedad.
«Lo que sabemos es que es seguro ser vacunado después de haber estado expuesto al virus. Eso ha sucedido en los ensayos clínicos. Las personas que participaron en los ensayos experimentaron o realmente tenían una infección viral en el momento en que el ensayo comenzó», dijo el asesor científico principal de la Operación Warp Speed, Moncef Slaoui, en «State of the Union» de CNN.
La Operación Warp Speed es el esfuerzo coordinado de la administración Trump entre las agencias federales para acelerar el desarrollo, producción y distribución de los tratamientos para el COVID-19.
Slaoui añadió, «Así que es seguro. Por otro lado, sabemos que la infección no induce una respuesta inmunológica muy fuerte, y que disminuye con el tiempo. Así que como una clara precaución, se agradece ser vacunado, porque es seguro, inducirá una respuesta inmunológica mucho más alta, y asegurará, en caso de que la infección natural no induzca una protección duradera, permitirá tener una mejor protección. Creo que la gente debería ser vacunada, de hecho».
Los nuevos datos de los CDC muestran que la mayoría de las personas que fueron vacunadas no experimentaron efectos negativos. Pero los datos también mostraron que miles de personas no han podido trabajar o realizar sus actividades diarias, o han necesitado atención de un profesional de la salud, después de recibir una nueva vacuna COVID-19.
Al menos cinco trabajadores de la salud en Alaska experimentaron reacciones adversas después de recibir la vacuna Pfizer-BioNTech, reportó Anchorage Daily News. Un trabajador del Hospital Regional Bartlett requirió tratamiento en el hospital durante al menos dos noches.
Un hospital de Illinois suspendió las vacunaciones después de que cuatro trabajadores sufrieron reacciones adversas.
Con información de Zachary Stieber y Reuters.
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