El ministro de Asuntos Exteriores de Filipinas, Enrique Manalo, declaró el 12 de agosto que el país presentará una protesta diplomática ante China por un reciente incidente en el que se vieron implicados militares chinos y la fuerza aérea filipina.
El 8 de agosto, dos aviones chinos lanzaron bengalas en la trayectoria de un avión de patrulla filipino, según funcionarios filipinos que catalogaron la maniobra como “injustificada, ilegal” y “muy peligrosa”.
El secretario de Defensa filipino, Gilberto Teodoro, declaró a la prensa el lunes que esto formaba parte de un “patrón continuo” de comportamiento demostrado por Beijing en el Mar de China Meridional, y un comportamiento al que “deberíamos estar acostumbrados”. Aun así, el secretario de Defensa pide a China que respete las leyes internacionales.
El Consejo de Seguridad Nacional de Filipinas también pidió a China que “cese toda forma de actos provocadores y peligrosos”. La embajada de China en Manila no respondió inmediatamente a una petición de comentarios.
Disputa sobre el banco de arena Scarborough
El incidente se produjo en el banco de arena Scarborough, en el Mar de China Meridional, un atolón de 58 millas cuadradas que lleva años siendo objeto de disputa entre Filipinas y China.
Los pescadores filipinos frecuentan el atolón, una cadena de arrecifes a unas 220 millas de Manila. Sin embargo, China considera el territorio como propio y da a conocer periódicamente su presencia militar en la zona.
En 2012, Filipinas solicitó un arbitraje legal, y en 2016 la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya falló a favor de Filipinas. China rechazó el fallo y siguió reclamando la propiedad del territorio.
China reclama casi la totalidad del mar de la China Meridional como suyo, lo que genera roces con países vecinos como Vietnam, Brunei, Malasia y Taiwán, que dependen de la región para la pesca y el comercio. El mar de China Meridional es objeto de intercambios comerciales por valor de unos 3 billones de dólares al año, y se cree que también es rico en yacimientos de petróleo y gas natural.
El conflicto ha llegado a los golpes, con buques chinos embistiendo a embarcaciones filipinas y el uso de armas entre las tripulaciones. El 24 de julio, los países llegaron a un acuerdo provisional para disminuir las tensiones y “evitar escaramuzas”.
El presidente de Filipinas, Ferdinand R. Marcos Jr., emitió una declaración condenando la provocación del ejército chino del 8 de agosto.
“Las acciones de la aeronave del Ejército de Liberación Popular-Fuerza Aérea (PLAAF) fueron injustificadas, ilegales e imprudentes, especialmente porque la aeronave de la PAF estaba llevando a cabo una operación rutinaria de seguridad marítima en el espacio aéreo soberano de Filipinas”, afirmó.
Los militares chinos respondieron a la acusación en un comunicado en WeChat afirmando la propiedad “indiscutible” sobre el territorio y declarando que sus acciones fueron “profesionales, estándar, justificadas y legales”, acusando en cambio a la nave de patrulla filipina de “entrometerse” en los ejercicios militares chinos.
El lunes, Teodoro instó a China a “acatar el derecho internacional” y a “rebajar la tensión”, al tiempo que reconoció la falta de voluntad de China para hacerlo a lo largo de los años.
“Se aferrarán a su narrativa diciendo que sabemos que no hay ningún tipo de apoyo internacional. Lo único que tienen a su favor es la fuerza bruta… y el poder”, afirmó Teodoro.
Con información de Reuters
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