Comenzamos la vida con una curiosa fascinación por lo que es posible y por lo que podemos llegar a ser. Todos tenemos sueños, pasiones y pensamientos. Algunos florecen en una realidad brillante mientras que otros se marchitan y mueren antes de tomar forma.
Muchos de nosotros vemos el éxito de aquellos que viven vidas con propósito y triunfos, y nos preguntamos: ¿por qué no a nosotros? Hay una razón. Proviene de la filosofía que tomamos en el proceso.
Todos los sueños y metas comienzan como un simple pensamiento. La emoción entonces toma el control y nos empuja a dar el primer paso. Ese primer paso es lo que trasciende el pensamiento en el comienzo de la realidad física. Lo que realmente crea éxito es la continuidad de la actividad, moviéndose con propósito en la dirección necesaria para llevarla a cabo. Lo que detiene esta acción continua es lo que nos roba los sueños.
No sabemos cómo va a suceder. No sabemos cómo y cuándo se presentarán las oportunidades. No llegamos a conocer la línea de tiempo. Cuando comencé mi carrera en la radio en 1983, a tiempo parcial a $4,25 dólares la hora, no tenía forma de saber cómo iba a suceder ni cuándo.
Todo lo que sabía era lo que quería y seguí avanzando un día a la vez. Ese sencillo proceso me llevó a la emisora de radio número uno del país, lo que finalmente me llevó a lanzar una empresa y una carrera de crecimiento personal y profesional que me ha permitido crear más de lo que nunca pensé que fuera posible.
Uno de los grandes ejemplos filosóficos de lo que se necesita para alcanzar las metas que nos fijamos proviene de un prisionero durante la guerra en Vietnam.
John Stockdale era el oficial de más alto rango en el Hanoi Hilton. Durante los 8 años que estuvo allí, fue golpeado, casi muere de hambre, torturado y despojado. Sobrevivió cuando casi nadie que entró en este campo lo hizo.
Cuando fue entrevistado años después, se le preguntó por qué había sobrevivido. Él dijo: «Eso fue fácil, los otros eran los optimistas». Cuando se le pidió una explicación, dijo: «Los demás dirían: ‘Aguanta, estaremos fuera en Navidad’, y la Navidad vendría y se iría. Entonces declaraban que creían que estarían fuera para la Pascua, y que ese día vendría y se iría. Con el tiempo se les rompió el espíritu y murieron». John Stockdale dijo que en el momento de ser capturado tomó la decisión de que no sabía cómo ni cuándo, pero que sabía absolutamente que un día sería libre y eso fue lo que le salvó la vida.
El enfoque constante en la predicción de la llegada de una meta es lo que crea la creencia de que no está sucediendo para nosotros y en última instancia lleva a detener lo que habría traído el éxito.
Así que ahí yace la verdad. Si no podemos predecir de dónde vendrá nuestra próxima llamada telefónica u oportunidad, ¿cómo podríamos predecir cuándo ocurrirán nuestras metas y sueños? Poner una estimación falsa del próximo año o del próximo jueves tiene tanto sentido como predecir el tiempo en cualquier día aleatorio de febrero de 2011.
Adopte esta filosofía: «No sé cómo y no sé cuándo, pero sé absolutamente y creo que sucederá». Si lo hace, un día otros mirarán su vida y se preguntarán cómo fue posible para usted.
Randy Taylor sobrevivió a la pobreza, al alcoholismo de sus padres y a la vida en las calles para convertirse en el presentador del programa de entrevistas de la CFRB 1010 y en el presentador de la Cumbre de la Vida en la televisión global en Canadá. Ha ganado varios premios nacionales y ha escrito un libro sobre filosofía de liderazgo llamado “Life before can’t”. Sus seminarios, entrenamiento personal y consultoría han atraído a una lista de clientes que incluye a Aim Trimark, grupos de inversionistas, al gobierno, Remax Realty y otros.
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