El fiscal general William Barr expresó su preocupación por el creciente laicicismo en la sociedad en su reciente discurso del 11 de octubre, al hablar sobre cómo ha contribuido a una serie de problemas sociales que afectan a comunidades de todo el país.
Barr, quien habló ante los estudiantes de la facultad de derecho de Notre Dame, llamó la atención sobre el plan integral para alejar la religión y los sistemas morales tradicionales de la sociedad y reemplazarlos con el laicicismo.
«Vemos la creciente predominancia del laicicismo y la doctrina del relativismo moral», dijo Barr.
Explicó que las fuerzas del laicicismo están haciendo esto mediante el uso de los medios de comunicación y la cultura popular, promoviendo una mayor dependencia de la intervención del gobierno para los problemas sociales y utilizando instituciones legales y judiciales para eliminar las normas morales tradicionales.
El fiscal general exploró varias de las consecuencias de «este trastorno moral», destacando su impacto en todos los niveles de la sociedad.
«Junto con la destrucción de la familia, estamos viendo niveles récord de depresión y enfermedades mentales, jóvenes desanimados, tasas de suicidio en aumento, un número creciente de hombres jóvenes enojados y enajenados, un aumento de la violencia sin sentido y una epidemia mortal de drogas», dijo.
«Más de 70.000 personas mueren al año por sobredosis de drogas», agregó. «Pero no me detendré en los amargos resultados de la nueva era secular, basta con decir que la campaña para destruir el orden moral tradicional ha coincidido, y yo creo que ha acarreado, un inmenso sufrimiento y miseria».
Barr dijo que la religión ha estado bajo un ataque creciente en los últimos 50 años, subrayando cómo los laicicistas están utilizando las instituciones de la sociedad para destruir sistemáticamente la religión y sofocar los puntos de vista opuestos.
“Los laicicistas y sus aliados han reunido todas las fuerzas de la comunicación de masas, la cultura popular, la industria del entretenimiento y el ámbito académico en un ataque incesante contra la religión y los valores tradicionales. Estos instrumentos se usan no solo para promover afirmativamente la ortodoxia secular sino también para ahogar y silenciar las voces opuestas”, dijo.
Agregó que la gente se está alejando de la «micro-moral» observada en los cristianos, un sistema moral que busca transformar el mundo al enfocarse en la propia moral y transformación personal. En cambio, dijo que los laicicistas modernos están impulsando una «macro-moral», que se centra en causas políticas y acciones colectivas para abordar los problemas sociales.
«En el pasado, cuando la sociedad se veía amenazada por el caos moral, el costo social general del libertinaje y la conducta personal irresponsable se volvían tan altos que la sociedad finalmente retrocedía y reevaluaba el camino en el que se encontraba», dijo Barr. “Pero hoy, frente a todas las patologías crecientes, en lugar de abordar la causa subyacente, hemos puesto al Estado en el rol de aliviador de malas consecuencias. Apelamos al Estado para mitigar los costos sociales de la conducta y la irresponsabilidad personal. Entonces, la reacción a la creciente cantidad de embarazos fuera del matrimonio no es la responsabilidad sexual sino el aborto. La reacción a la drogadicción son los sitios de inyección seguros».
«Se hace un llamado para que más y más programas sociales se ocupen de este desastre y aunque creemos que estamos resolviendo problemas, [en realidad] los estamos tapando», agregó.
También señaló cómo la ley se ha utilizado para «romper los valores morales tradicionales y establecer el relativismo moral como la nueva ortodoxia», dando el ejemplo de cómo se han utilizado leyes para obligar agresivamente a las personas y entidades religiosas a someterse a prácticas y políticas que son contrarias a su fe.
«Las fuerzas del laicicismo han buscado continuamente eliminar las leyes que reflejan las normas morales tradicionales», dijo.
Barr también destacó el papel de la religión en la sociedad, diciendo que promueve la disciplina moral mientras influye en la conducta de las personas.
“La religión también ayuda a fomentar la disciplina moral en la sociedad. Todos estamos caídos. No ajustamos automáticamente nuestra conducta a las reglas morales, incluso cuando sabemos que son buenas para nosotros. Pero la religión ayuda a enseñar, entrenar y habituar a las personas a querer lo que es bueno ”, dijo.
“No hace esto principalmente mediante leyes formales –es decir, mediante un poder coercitivo– lo hace a través de la educación moral y enmarcando las reglas informales de la sociedad, las costumbres y tradiciones que reflejan la sabiduría y la experiencia de los tiempos. En otras palabras, la religión ayuda a poner un marco a la cultura moral dentro de la sociedad que inculca y refuerza la disciplina moral ”, agregó.
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