El jueves se informó a los superintendentes escolares de Florida que las clases de Psicología de Colocación Avanzada (AP) sólo se permitirán en las escuelas si excluyen las partes sobre identidad sexual e identidad de género, prohibiendo de hecho el curso en el estado de Florida.
El College Board, que supervisa el programa AP, emitió el jueves una larga declaración sobre la decisión de Florida. Reiteró su declaración de junio de que las clases AP no pueden modificarse de tal manera, y que no puede impartirse Psicología AP si se omiten estos temas.
«Nuestra política no ha cambiado», declaró. «Para ser claros, cualquier curso de Psicología AP que se imparta en Florida infringirá la ley de Florida o los requisitos de la universidad. Por lo tanto, aconsejamos a los distritos de Florida que no ofrezcan Psicología AP hasta que Florida revoque su decisión y permita a los padres y a los alumnos elegir el curso completo».
A pesar de ello, el IB y AICE/Cambridge ya han aceptado el cambio de Florida.
El College Board ha criticado los cambios en la política educativa de Florida, ya que el estado sigue embarcado en la misión del gobernador Ron DeSantis de eliminar las ideologías de tendencia marxista de la educación pública. Florida está revisando actualmente muchas áreas del plan de estudios de las escuelas públicas. The Epoch Times preguntó a la oficina del gobernador si la intención era prohibir el curso.
Psicología AP
La asignatura pide a los alumnos que «describan cómo el sexo y el género influyen en la socialización y en otros aspectos del desarrollo».
El College Board afirma que esto no es algo nuevo, y que «el género y la orientación sexual han formado parte de Psicología AP desde que se lanzó el curso hace 30 años».
En la Unidad 6, sobre psicología del desarrollo, los alumnos aprenden sobre el género y la orientación sexual y su impacto. En la Unidad 9, sobre psicología social, los alumnos aprenden sobre «cómo las categorías sociales y culturales como el género y la raza pueden influir en el autoconcepto y el comportamiento».
El comité de desarrollo de Psicología AP del College Board declaró que no se puede dar crédito al curso sin las partes sobre orientación sexual e identidad de género porque «los licenciados en psicología siguen una serie de carreras y deben ser capaces de desenvolverse con éxito en entornos profesionales que requerirán familiaridad con estos conceptos».
Según el College Board, Psicología AP fue el sexto curso AP más popular en Florida el curso pasado.
Psicología de izquierda
La Asociación Americana de Psicología (APA) se ha pronunciado ampliamente (pdf) sobre la decisión de Florida, no sólo explicando la necesidad de enseñar cuestiones de sexo y género en el curso de psicología de nivel universitario, sino insistiendo en que los temas deben enseñarse de forma «afirmativa e inclusiva».
Aunque los temas se han incluido en Psicología AP durante 30 años, es posible que la forma en que se enseña haya cambiado. Un cuestionario online de la escuela relacionado con la unidad utiliza el ejemplo de David Reimer, un famoso caso que demostró que el género está ligado al sexo biológico. Hoy en día, el modelo de «afirmación del género» enseña lo contrario, dando lugar al término «transgénero», que sustituye al término «transexual».
«Eliminar el estudio de grupos de personas es una forma de discriminación y sabemos que la discriminación de las personas pertenecientes a minorías sexuales y de género está asociada a tasas más elevadas de resultados negativos en salud mental y conductual que en la población general», escribió la APA en una carta a los responsables de Cambridge/AICE. La APA ha declarado que su objeción a las leyes de Florida se basa en la idea de que «borrarán a las personas LGBTQ+ de la vista pública».
El tratamiento clínico de la dismorfia de género ha cambiado drásticamente en los últimos años, con organizaciones como la APA impulsando un modelo de «afirmación del género» que exige a los profesionales que insten a los pacientes a someterse a tratamientos físicos si se sienten incómodos con su género. Hace dos décadas, los psicólogos que trataban el trastorno habrían hecho lo contrario, entendiendo que, para la inmensa mayoría de los niños, el problema desaparece si se los deja tranquilos. Los psicólogos se esforzaban por ayudar a los pacientes adultos a sentirse cómodos con su cuerpo, y tenían la comprensión necesaria para no recomendar nunca los procedimientos de cambio de sexo como primera opción.
En la actualidad, la postura oficial de la APA (pdf) sobre la disforia de género es apoyar el acceso a la «atención de afirmación de género», incluidos los bloqueadores de la pubertad, las hormonas transgénero y la cirugía, al mismo tiempo que se opone a cualquier medida legislativa que limite la capacidad de los médicos y los clínicos para prestar estos servicios, o que limite el acceso de las personas, especialmente los menores, a estos tratamientos.
Sostiene que estos procedimientos transexuales son beneficiosos para los menores porque «el tratamiento de afirmación trans, como el uso de la supresión de la pubertad, se asocia al alivio de la angustia emocional y a notables ganancias en el desarrollo psicológico y emocional».
Estos argumentos suelen extraerse de encuestas a corto plazo: las chicas que sufren depresión suelen sentirse eufóricas con las dosis iniciales de testosterona, por ejemplo, y un entorno escolar progresista puede animar a las estudiantes que desean hacer la transición. Pero las encuestas a largo plazo, de las que hay pocas, revelan detransicionistas que se arrepienten de las decisiones que les instaron a tomar los profesionales y un riesgo de suicidio que no disminuye desde antes del tratamiento.
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