WASHINGTON — «China ha podido controlar la narrativa sobre lo que piensan los estadounidenses acerca de China», dijo el editor de la revista TALKERS, Michael Harrison, el 10 de diciembre en el National Press Club.
Harrison se unió a The Epoch Times para patrocinar un foro para debatir sobre el estado actual de las relaciones entre Estados Unidos y China. Entre los panelistas se encontraban expertos de The Epoch Times sobre China, entre ellos la Dra. Dana Cheng, fundadora del periódico, y el presentador del programa de entrevistas de Salem Radio Network, Sebastian Gorka, exasesor del presidente Donald Trump.
Sin embargo, la narrativa sobre la amenaza de China puede que vuelva a estar en manos de Estados Unidos.
Con ambos partidos políticos estadounidenses en un acuerdo casi total sobre el alcance y la amplitud de la amenaza de China a los Estados Unidos, la cuestión es defendida desde la propia Casa Blanca.
Varios panelistas describieron que China intenta convertirse en una superpotencia mundial, desplazando a Estados Unidos. El resultado, dicen, daría al mundo un modelo de gobernanza mucho más autoritario, con las otras naciones del mundo cada vez más dependientes de China.
Gorka dijo que Trump se adelantó al tiempo al ver la amenaza que representa China.
«Miren los discursos que dio Donald Trump» hace décadas, dijo Gorka. “Su mensaje no ha cambiado”.
El mensaje de Trump contrasta con la esperanza injustificada que dominaba la política de Estados Unidos hacia China. «Nos convencimos de que la libertad económica iniciaría un efecto dominó» en China, dijo Larry O’Conner de la estación de radio WMAL en Washington.
El error de cálculo se produjo por no comprender lo que aconteció con el ejemplo de la caída de la Unión Soviética, que finalmente sucumbió en gran medida bajo la presión por intentar mantener el ritmo militar con los Estados Unidos.
La supervivencia de China a expensas de Estados Unidos
Sin embargo, China, que entonces no estaba sometida a tal presión por parte de Estados Unidos, se encuentra hoy bajo otro tipo de presión.
O’Conner señaló que «si todas las empresas estadounidenses abandonaran China, China sería destruida».
Gorka respaldó esa opinión.
«China está en problemas. Necesita mantener tasas de crecimiento de dos dígitos durante los próximos 30 años» para sobrevivir, señaló.
«La mayor amenaza para China», dijo Gorka, «es un colapso interno».
Mientras China vive bajo esas tremendas presiones internas, el régimen de Beijing intenta descargar parte de ese peso aumentando sus capacidades y su base de recursos en el extranjero, particularmente en Estados Unidos.
La presión de China sobre casi todas las industrias de Estados Unidos no tiene precedentes. Y, según los panelistas, va más allá del ámbito de una simple competencia.
«De una manera muy específica, China ha estado comprando los medios de producción para alimentos», dijo Doug Stephan, del programa nacional «DJV Show».
Tras la compra por parte de China de Smithfield, el mayor productor de carne de cerdo del mundo, hace tres años, Beijing ahora está poniendo sus ojos en otras grandes marcas y productores de alimentos.
«China está a punto de comprar Bumblebee», dijo Stephan. Esto no solo incluye su producto de atún, sino también sus productos de pollo y cangrejo. Los productores de pollo son los siguientes, afirmó.
“Los chinos han empezado a establecer vínculos de negocios con Tyson y Purdue para criar pollos para China”.
Las compras de empresas y los contratos a largo plazo son algunas de las tácticas utilizadas por China para obtener ventajas económicas.
La participación china en la industria alimentaria de Estados Unidos también tiene un propósito político.
«A los chinos les interesa hacer enojar a los agricultores. China quiere afectar a los agricultores porque China no quiere que Trump gane» en las elecciones presidenciales del próximo año.
Toda la cadena de suministro de Estados Unidos ha sido blanco de ataques, según John Fredericks de John Fredericks Radio. Entre otras tácticas, Beijing subsidia a sus industrias hasta que puedan sacar a los competidores extranjeros fuera del negocio, remarcó.
«La letal alianza de todos los tiempos es Washington y Nueva York, con Goldman Sachs, Dow Jones, Wall Street y China todos conspirando entre sí para destruir nuestra cadena de suministro», dijo Fredericks.
«Lo que el presidente está intentando es recuperar la cadena de suministro».
Solo la restauración de la cadena de suministro de Estados Unidos, argumenta Fredericks, «cortará su objetivo a largo plazo».
Entonces, «recuperamos el control de nuestro destino geo-económico».
Cuestiones estratégicas
Cheng destacó una cuestión aún más importante.
«La guerra comercial no se trata de dos países. Se trata de un mundo libre y un régimen comunista».
Sabemos que ha habido miles de protestas anuales en China durante los últimos años, continuó Cheng.
«¿Pero cuántas protestas hay ahora?», preguntó.
Con la desaceleración económica, es probable que sean más, pero «no hay más informes sobre ellos».
Sin embargo, la censura en China sobre temas delicados, como los disturbios en China, no es solo una función de los medios de comunicación chinos que se adhieren a los dictados del Partido Comunista Chino.
«Tenemos que romper esta cultura suicida en Estados Unidos, donde Google no trabajará con el Pentágono sino con el Partido Comunista Chino», dijo Gorka.
«Trump no es un neoconservador ni un intervencionista», continuó Gorka. Tampoco es «un presidente con el que se pueda jugar, o poner a prueba».
El líder chino Xi Jinping puede pensar que puede «jugar» a Donald Trump, pero Gorka dice, «sabemos a qué le teme, y Donald Trump sabe cómo aprovecharlo».
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