El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Perú, Manuel Gómez de la Torre, responsabilizó este martes de la muerte de seis soldados ahogados en un río de la sureña región de Puno a un grupo de manifestantes que «atacó» con una «lluvia de piedras» a la tropa que, aseguró, fue «asediada».
En una entrevista con la emisora RPP, el general ratificó que «los atacantes» provocaron, el domingo pasado, el ahogo y el posterior fallecimiento de los seis militares que supuestamente huían de la «gente del lugar» que participaba de las manifestaciones antigubernamentales que, desde diciembre, se han cobrado la vida de 76 personas.
«(Los soldados) han estado cruzando (el río), agarrados en cadena. El problema se suscitó cuando la lluvia de piedras y avellanas les cayeron en pleno cruce», señaló De la Torre.
El jefe del Comando Conjunto agregó que «muchos (militares) presentan policontusiones y roturas de cabeza» y aseguró que, aunque hasta el momento «no hay detenidos», se está tratando de identificar a los responsables de esta «acción de ataque» que, afirmó, «no puede quedar impune».
Puntualizó que la patrulla salió de la localidad de Ilave con la finalidad de reforzar una instalación militar en Juli, donde manifestantes quemaron el sábado una comisaría, pero que al regresar «no les permitieron llegar».
«Han regresado por la misma ruta y permanentemente han sido asediados por gente del lugar», sostuvo el general.
Añadió que «la otra opción (a cruzar el río) definitivamente era voltear y enfrentarse a la población», pero apostilló que esto habría supuesto un «alto costo social» y recordó que «el uso de las armas legalmente es el último recurso que se utiliza cuando la vida o la integridad de las tropas o la ciudadanía está en peligro».
De la Torre relató que, según la versión de los militares, un grupo golpeó a un sargento tras ser rescatado del río, aunque reconoció que «algunos de los comuneros» auxiliaron y ayudaron a los soldados.
Fuentes en la zona confirmaron a EFE que, cuando los pobladores de Ilave vieron el domingo llegar a los militares, rechazaron su presencia en la localidad, pero, una vez que observaron que se estaban ahogando en el río, los ayudaron a salir del caudal.
Relataron que, cuando los soldados llegaron convalecientes a la orilla, fueron atendidos por los propios pobladores, que intentaron proteger sus vidas dándoles agua, ropa seca y hojas de coca, y también llevándolos a hospitales cercanos.
Este lunes, el jefe de la Región Militar Sur de Perú, general Jhonny León Rabanal, calificó las muertes de los uniformados de «asesinato» y pidió a la población de Puno que «sean conscientes» de que los militares también «son hijos suyos».
«¿Cómo los van a asesinar de esa manera?», declaró al canal de televisión N.
La región andina de Puno, en la que se encuentran Juli e Ilave, mantiene los bloqueos de caminos y paros de actividades desde enero pasado en que sus pobladores salieron a las calles a exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y una dura represión provocó la muerte de 18 personas en la vecina ciudad de Juliaca.
El gobierno de Boluarte ha declarado el estado de emergencia en Puno, donde el control del orden interno está a cargo de las Fuerzas Armadas, con apoyo de la Policía Nacional de Perú (PNP).
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