El jefe de la policía del Capitolio de Estados Unidos, Tom Manger, y el sargento de armas de la Cámara de Representantes, William Walker, están trabajando para identificar y erradicar a los agentes de policía que puedan suponer «amenazas internas», dijeron el martes a los legisladores.
Durante una audiencia ante los miembros del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, Walker dijo que su oficina desarrolló un «programa de concienciación sobre las amenazas internas» para identificar «las amenazas internas y los empleados que pierden la brújula”.
«El objetivo es que los agentes de policía reciban formación como especialistas en amenazas internas para que reconozcamos los signos y síntomas y los indicadores de que la lealtad de alguien ha cambiado», dijo Walker durante la audiencia de la subcomisión de Asignaciones de la Cámara de Representantes.
El plan de Walker llega un año después de la irrupción al edificio del Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero, día en que fueron destituidos los responsables de la Policía del Capitolio de Estados Unidos tras las críticas recibidas por fallas de inteligencia y de otro tipo.
Su oficina informará al Consejo de la Policía del Capitolio que supervisa el departamento, sobre el plan en los próximos meses.
Manger dijo a los legisladores el martes que cree que «todo comienza con el proceso de contratación».
Las investigaciones de antecedentes, los detectores de mentiras y las investigaciones de las redes sociales serán cruciales para garantizar que no se contrata a personas con opiniones extremistas, dijo el jefe de la Policía del Capitolio.
«Después de contratar a alguien, hay que asegurarse de que se realizan las comprobaciones necesarias para garantizar que no ha cambiado nada en sus antecedentes», indicó durante la audiencia.
«Es importante que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas para determinar si un agente está implicado en algún tipo de actividad que pueda dar lugar a dudas sobre su lealtad a nuestra misión, para asegurarse de que esas investigaciones se llevan a cabo de forma exhaustiva y se toman medidas decisivas en esos casos», añadió Manger.
Los expertos dicen que la conmoción de los eventos que se desarrollaron el 6 de enero impulsó cambios necesarios, incluyendo una mejor comunicación entre la Policía del Capitolio, otras agencias de la ley y el público.
«Es un cambio radical entre este año y el año pasado en términos de cómo la Policía del Capitolio está pensando y operando», dijo Chuck Wexler, el jefe del Foro de Investigación Ejecutiva de la Policía, una organización que se centra en la profesionalidad de la policía. «Ellos van a estar sobrepreparados y dispuestos a ser criticados por estar sobrepreparados».
Hasta ahora Manger se ha centrado en realizar importantes cambios en la agencia, que cuenta con 1800 policías jurados y casi 400 empleados civiles. Para los agentes de primera línea y los agentes asignados a la unidad de disturbios civiles pidió nuevos equipos y también amplió las sesiones de formación con la Guardia Nacional y otros organismos. A su vez impulsó el refuerzo de los servicios de apoyo entre colegas y de salud mental para los oficiales.
La irrupción del Capitolio de Estados Unidos tuvo lugar el 6 de enero de 2021 durante una sesión conjunta del Congreso cuando los legisladores se reunían para certificar los votos electorales presentados por los estados. Los terrenos y el edificio del Capitolio fueron ocupados por manifestantes y algunos alborotadores, algunos de los cuales querían expresar su postura contra la negativa del entonces vicepresidente Mike Pence a intervenir en el proceso de certificación. Miles de manifestantes pacíficos permanecieron en el exterior.
Con información de The Associated Press.
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