Comentario
Hace dos años, el líder chino Xi Jinping dijo: “Tenemos mil razones para asegurar el éxito de las relaciones entre EE.UU. y China, y ni una sola razón para arruinar esas relaciones”.
Estados Unidos es el país más poderoso del mundo. Si Xi puede llegar a un acuerdo comercial con Washington y mejorar las relaciones chino-estadounidenses, podrá sacar al país de la crisis.
El 4 de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con el vice primer ministro chino Liu He en Washington, donde Liu le trajo una carta personal de Xi Jinping. Trump describió la carta como “hermosa”; mientras tanto, el portavoz del Estado chino Xinhua informó que las intensas negociaciones del mes anterior habían conducido a un progreso “nuevo y sustancial” sobre temas clave.
Xi manifestó su deseo de que las negociaciones concluyeran lo antes posible y expresó su voluntad de mantener una estrecha comunicación con Trump, quien, por su parte, dijo que los dos países habían llegado a un acuerdo sobre algunas de las cuestiones más difíciles del acuerdo. El 25 de abril, Trump le dijo al personal de la Casa Blanca que él y Xi se reunirían pronto para finalizar el acuerdo comercial.
Días después, la situación dio un giro abrupto cuando Beijing renegó de sus acuerdos anteriores. Se reanudó la guerra comercial, y el gobierno de Trump impuso nuevos aranceles al 25 por ciento sobre productos de exportación chinos por valor de 250.000 millones de dólares.
¿Dónde salieron mal las cosas?
En mi opinión, el revés en las negociaciones –así como una serie de otros problemas a los que se enfrenta Xi– se debe a la naturaleza no resuelta de su campaña anticorrupción. Desde que llegó al poder, bajo el liderazgo de Xi se disciplinó a más de un millón de funcionarios, pero sus rivales más poderosos siguen aún en libertad.
En el centro de los elementos anti-Xi dentro del régimen chino se encuentra el excabecilla del Partido Comunista Chino (PCCh) Jiang Zemin y su mediador Zeng Qinghong, que sirvió como vicepresidente y en otros puestos clave. Aunque retirados, ambos hombres todavía ejercen una influencia considerable en toda la clase dirigente del PCCh, habiendo tenido décadas para cultivar su red de facciones.
Con 93 años, Jiang está enfermo y no puede causar muchos problemas personalmente. El actual “liderazgo” de la facción de Jiang recae sobre Zeng.
Los vínculos de la facción de Zeng Qinghong se entrecruzan con muchas bandas, incluyendo a las “pandillas” de Shanghai y Jiangxi, así como a la industria petrolera china y a la comunidad de los principitos rojos (hijos de altos funcionarios chinos). Entre 1989 y 1999, como jefe de la Oficina General del PCCh, Zeng fue el asesor más importante de Jiang.
De 1999 a 2007, Zeng acumuló una serie de cargos de alto perfil, entre ellos el de vicepresidente de China, jefe del Departamento de Organización del Partido, secretario ejecutivo del Comité Central del PCCh, miembro del Comité Permanente del Politburó, presidente de la Escuela Central del Partido y líder del grupo dirigente del PCCh sobre asuntos de Hong Kong y Macao.
En sus variadas funciones, Zeng plantó una multitud de gente de su confianza en instituciones del Partido, el gobierno, el ejército, la inteligencia y la diplomacia. La campaña anticorrupción de Xi Jinping apenas tocó los órganos diplomáticos y de inteligencia que durante mucho tiempo estuvieron controlados por sus rivales. Los hombres de confianza de Zeng en estos organismos continúan ejerciendo la voluntad de la facción de Jiang, y más recientemente socavando la gestión de Xi al interferir con las relaciones chino-estadounidenses.
¿Fueron saboteadas las negociaciones comerciales?
De marzo a diciembre de 2018, los altos dirigentes del Partido mantuvieron tensas negociaciones con el gobierno de Estados Unidos en medio de la guerra comercial. El 1 de diciembre, Xi aceptó hacer concesiones cuando se reunió con el presidente Trump en la cumbre del G-20 en Argentina.
Apenas dos días después, Douwei, de un grupo de medios de comunicación en idioma chino en el extranjero, publicó un artículo titulado “Xi Jinping debe asumir la responsabilidad por el izquierdismo extremo que está destrozando a China”.
En un posteo en Twitter, la economista china radicada en EE. UU. He Qinglian escribió: “Un medio de comunicación extranjero [Duowei] asociado con los órganos de seguridad nacional parece estar haciendo un llamamiento para derrocar a Xi”. El artículo de Duowei presentaba sus críticas a Xi como una cuestión de supervivencia a la caída del PCCh, señaló He.
Duowei, fundado originalmente como un sitio web independiente de noticias en chino en Nueva York, ahora es considerado como un medio de comunicación pro-Bejing asociado con la facción de Jiang.
“Solo dos posibilidades: una; [la facción de Jiang] está lista para luchar hasta que ambos bandos estén exhaustos; o dos, ellos confían en su éxito [en derribar a Xi]”, escribió He Qinglian.
La determinación de la facción de Jiang de oponerse a Xi puede haber tenido que ver con la ruptura de las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos en vísperas de un acuerdo. El 5 de mayo, el presidente Trump anunció que pronto entrarían en vigor nuevos aranceles, reiniciando la guerra comercial.
Al día siguiente, el periódico internacional en idioma chino World Journal citó a una fuente cercana a Beijing diciendo que la propuesta del equipo de negociación chino de hacer un trato con más concesiones había sido rechazada por Xi Jinping. Según la fuente, Xi Jinping había dicho al equipo negociador que él “asumiría toda la responsabilidad de cualquier resultado posible”.
Para Xi, las conversaciones comerciales son de la máxima prioridad. Desde la cumbre de Xi-Trump del 1 de diciembre del año pasado hasta el 1 de mayo, cuando los equipos negociadores de Estados Unidos y China concluyeron su décima ronda de conversaciones, Beijing y Washington habían llegado a un consenso sobre el 95 por ciento de los temas. Del lado chino, las posturas que el vice primer ministro Liu He tomó durante las conversaciones reflejan las posturas de Xi.
Varios medios de comunicación citaron el artículo del World Journal como prueba de que Xi fue el responsable de que China se retractara de los acuerdos. Pero en mi opinión, el artículo fue muy sospechoso, y puede ser el resultado de una desinformación elaborada por aquellos en la cúpula del PCCh que no quieren que Xi llegue a un acuerdo con Trump.
El izquierdismo extremo y el creciente malestar social
¿Quién pierde con un acuerdo comercial exitoso entre China y Estados Unidos? En décadas pasadas, las élites del PCCh aprovecharon el sistema desigual de comercio y las lagunas de la economía fuertemente estatal china para acumular grandes fortunas. Entre los más corruptos está la familia de Zeng Qinghong. Según se informa, su hijo Zeng Wei adquirió Lu Neng Group, la mayor empresa de la provincia de Shandong, por solo 3700 millones de yuan (unos 538,3 millones de dólares), a pesar de que la empresa de energía tenía un valor de 73.800 millones de yuan. (10.738 millones de dólares)
Antes de las reuniones de Beidaihe de este año –as reuniones anuales informales de los líderes del PCCh y de los líderes retirados en un balneario a unas horas de viaje de Beijing– estuvieron circulando rumores de que las élites del régimen podrían intentar apartar a Xi o deponerlo en un golpe de Estado.
Por supuesto, los objetivos más grandes del liderazgo de Xi son Jiang Zemin, Zeng y las facciones asociadas. En el punto álgido de la campaña anticorrupción, circularon dos cartas abiertas en la Internet china que exigían la renuncia de Xi Jinping. Una de ellas incluía tres amenazas a la seguridad de Xi y su familia.
Desde marzo de 2018, los medios de comunicación estatales chinos llevaron a cabo una campaña de propaganda de extrema izquierda, alardeando sobre la “confianza” de China en la guerra comercial e impulsando un altisonante relato ultranacionalista para estimular el sentimiento antiestadounidense en la sociedad china. Como el Partido Comunista utilizó este enfoque ideológico intransigente para contrarrestar la crisis nacional, los conflictos y las tensiones acumuladas durante la era de la dominación política de la facción de Jiang llegaron a un punto crítico.
El deterioro de la economía china en los últimos años provocó una serie de disturbios que inflamaron el malestar social. Algunos ejemplos incluyen las vacunas falsas, la caída de las plataformas de préstamos entre pares (P2P), la caída de la actriz china Fan Bingbing por evasión de impuestos, el escándalo sexual que involucra al director de la Asociación Budista controlada por el PCCh, o la exhumación de cadáveres por parte de la autoridad provincial de Jiangxi para imponer las leyes de cremación obligatoria.
En septiembre pasado, China Daily, portavoz del PCCh, compró cuatro páginas en un suplemento en el Des Moines Register para difamar a Trump. Un artículo a toda página titulado “Disputa: Fruto de la locura de un Presidente” criticaba a la administración de Trump por la guerra comercial y alentaba a los agricultores locales a no votar por Trump y los republicanos en las elecciones de medio término.
Iowa fue el destino de la primera visita oficial de Xi a Estados Unidos en 1985. En 2012, poco después de asumir el cargo, Xi hizo otro viaje a Iowa mientras estaba en Estados Unidos. Trump es consciente de las conexiones de Xi con ese estado, lo cual es una de las razones por las que eligió al exgobernador del estado de Iowa Terry Branstad como embajador de Estados Unidos en China. El hecho de que China Daily eligiera Iowa para publivar su inserción más o menos demuestra que alguien tuvo la intención de hacer que Xi se sintiera avergonzado.
Resistir a Xi para preservar el partido
A pesar de ser proclamado como el líder más poderoso del PCCh desde Mao Zedong, Xi Jinping está rodeado por funcionarios que no cooperan, que se resisten a sus directivas y están protegidos por la facción de Jiang. La resistencia a Xi tiene por objeto preservar el sistema político del Partido, que les permite ser corruptos.
El 13 de mayo de 2014, Xi Jinping expresó su objeción a la construcción ilegal de villas de lujo en las montañas de Qinling, partes de la provincia de Shaanxi en el oeste de China. Pero cuando el secretario provincial del Partido, Zhao Zhengyong, recibió la instrucción, no hizo circular las instrucciones a su comité de dirección ni puso en marcha una iniciativa para abordar el asunto. La única medida que tomó fue ordenar a la Oficina de Inspección provincial y al municipio de Xi’an que investigaran el asunto y se reportaran ante las autoridades centrales del PCCh. No fue hasta el 10 de junio que Xi’an estableció un equipo de investigación.
Un mes después, la provincia informó a las autoridades centrales que se habían investigado las 202 construcciones ilegales; sin embargo, más tarde se descubrió que más de 1000 propiedades habían quedado fuera del informe de investigación. Xi entonces emitió tres órdenes más entre octubre de 2014 y febrero de 2016, solo para recibir más informes falsos de Zhao Zhengyong.
Zhao recibió protección de la facción de Jiang, lo que le dio la confianza para desafiar a Xi. A principios de este año, fue puesto bajo investigación por la agencia anticorrupción del PCCh, pero hay más sobre esta historia.
El 26 de diciembre del año pasado, Wang Linqing, juez del Tribunal Popular Supremo de China, confió a Cui Yongyuan, expresentador de la CCTV, la tarea de dar a conocer las pruebas de corrupción en un caso de 2016 relacionado con una disputa industrial minera de miles de millones de yuanes en la provincia de Shaanxi.
Según la revelación de Wang, que se hizo viral, el jefe del Tribunal Supremo, Zhou Qiang, había enviado a personas a robar documentos relacionados con el caso, lo que afectó la sentencia. El 15 de enero de 2019, Zhao Zhengyong fue puesto bajo investigación, lo que indica que había sido derribado como resultado de su propia conexión con el descarrilamiento de la justicia en 2016, y por extensión, con Zhou Qiang.
Zhou cumplió las órdenes de la facción de Jiang en su calidad de jefe del Tribunal Supremo desde que ocupó su cargo en 2013. Ha mantenido una postura intransigente sobre la práctica espiritual de Falun Dafa, que el PCCh persigue por orden de Jiang Zemin desde 1999.
Como resultado de su alto rango y su asociación con la facción Jiang, Zhou parece haber escapado al castigo por su papel en el escándalo minero de Shaanxi.
El 22 de febrero, los investigadores del Partido anunciaron que los documentos de la corte habían sido robados nada menos que por el propio Wang Linqing, algo que casi nadie podía creer. El término “Linqing pierde los documentos” se convirtió en un meme de Internet para burlarse de la situación.
Desde mayo de 2015, después de una reforma judicial que permite a los ciudadanos comunes presentar querellas ante el tribunal, más de 210.000 practicantes de Falun Dafa y adherentes de Falun Dafa han presentado una demanda contra Jiang Zemin por ordenar la campaña contra Falun Dafa. Si Zhou Qiang cayera, el control de Jiang y Zeng sobre el sistema judicial se debilitaría, lo que sugiere que la facción de Jiang armó el resultado del escándalo del Tribunal Supremo para proteger a Zhou.
Bajo la dirección de Zeng Qinghong, la facción de Jiang ha estado utilizando la ideología del PCCh para encubrir su resistencia a los esfuerzos de la política exterior e interna de Xi, y están traspasando a Xi la responsabilidad de los crímenes del Partido. Han aprovechado el hecho de que hasta ahora, Xi ha confiado en el sistema del PCCh para asegurar y mantener su poder político como líder de China.
Wang Youqun se graduó con un doctorado en Derecho de la Universidad de Renmin de China. Trabajó como redactor para Wei Jianxing (1931-2015), miembro del Comité Permanente del Politburó del PCCh de 1997 a 2002.
Leo Timm colaboró en la elaboración de este artículo.
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¿Sabías?
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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