Durante tres días, del 24 al 26 de febrero, unos 200 católicos se reunieron frente a la catedral de San Patricio de Nueva York para rezar el rosario en desagravio por un funeral del «orgullo LGBT» que tuvo lugar allí una semana y media antes.
Las concentraciones de oración se organizaron junto con una de las dos peticiones que pedían al cardenal neoyorquino Timothy Dolan que actuara con firmeza contra quienes permitieron el «sacrilegio» —celebrar cosas que la Iglesia católica considera «gravemente inmorales»— y que han reunido decenas de miles de firmas.
El funeral del 15 de febrero fue para el hombre «confundido de género» Cecilia Gentili.
Antes de que comenzara, una imagen suya vestido de mujer, con un halo alrededor de la cabeza e inscripciones con palabras como «travesti», «bendito» y «madre» fue colocada cerca del santuario y rodeada de flores como en veneración a un santo.
Un miembro de la congregación cantó el «Ave Cecilia» con la conocida melodía católica del «Ave María».
El sacerdote que presidía el funeral, el padre Edward Dougherty, habló de él como de una mujer.
La cobertura mediática fue inmediata.
El rector de San Patricio, el padre Enrique Salvo, tardó dos días en emitir una declaración pública diciendo: «La catedral solo sabía que la familia y los amigos solicitaban una misa funeral por un católico, y no tenía ni idea de que nuestra acogida y oración se degradarían de una forma tan sacrílega y engañosa».
Y añadía: «Siguiendo las directrices del cardenal, hemos ofrecido una misa de reparación apropiada».
En respuesta a la declaración del padre Salvo, el organizador del funeral, Ceyenne Doroshow, declaró a The Washington Post que informó a un miembro del personal de la catedral que Gentili era «un defensor de los trabajadores del sexo, un icono y un activista» y que se podía encontrar fácilmente más información en Internet.
Ocultar la confusión de género de Gentili no sirvió para ocultar el tono lascivo que se esperaba del acto.
Una fuente cercana a la catedral y desconocedora de ese informe aseguró a The Epoch Times que habría sido improbable que el funeral se programara sin «negligencia o complicidad».
Sin embargo, el padre Dougherty dijo que desconocía que Gentili fuera un hombre.
Cuando The Epoch Times se puso en contacto con él, declaró que solo se enteró de este hecho cuando alguien le preguntó por qué se refería a Gentili como una mujer. Respondió que Cecilia es un nombre femenino y entonces le dijeron que Gentili había empezado a usar ese nombre como parte de su «transición de género».
El padre Andrew King, maestro de ceremonias litúrgicas de la catedral, no pudo ser localizado pero múltiples fuentes creen que desconocía tanto la confusión de género de Gentili como que se había planeado un funeral de «orgullo LGBT» antes de que llegara la congregación.
Pero una grabación de vídeo muestra que, una vez enterado de las intenciones de la congregación, ninguno de los dos sacerdotes intentó cancelar el funeral, apagar el sistema de audio de la catedral o llamar a los guardias de seguridad de la catedral o a la policía para que intervinieran.
El padre Dougherty bromeó diciendo que no era habitual que la catedral estuviera tan llena salvo en Semana Santa y actuó como si estuviera muy satisfecho con lo que estaba ocurriendo.
El padre King ayudó a dirigir los actos —aunque parecía hacerlo con desgana y pesar— y, según una fuente, desempeñó un papel decisivo a la hora de rebajar la categoría del funeral de misa a otra forma de servicio.
En la teología católica, esto reduce el grado de sacrilegio sin eliminarlo.
Tras un acontecimiento de este tipo, lo normal sería que el obispo diocesano, en este caso, el cardenal, ofreciera una misa de desagravio que sería muy publicitada de antemano.
Los sacerdotes que permiten tal sacrilegio suelen enfrentarse a medidas disciplinarias y a la posible destitución de sus cargos.
Estas normas se siguieron recientemente, en noviembre de 2023, en la cercana diócesis de Brooklyn, después de que se filmara un vídeo musical lascivo en una de sus iglesias. El párroco responsable dejó de tener supervisión administrativa sobre la parroquia.
El cardenal Dolan optó por «externalizar» la misa a otro sacerdote y no publicitarla previamente.
El día en que se hizo pública la declaración del padre Salvo, la señora Wendy Long —una devota abogada católica que vive en la archidiócesis— tuvo la oportunidad de hablar con el cardenal Dolan después de que ofreciera una misa en la iglesia del Santísimo Sacramento de New Rochelle.
Cuando le preguntó sobre la misa de reparación, le dijo que la había mantenido deliberadamente en un perfil bajo.
Un empleado de una diócesis local —que no trabaja en Nueva York pero conoce a varios sacerdotes de allí— añadió que el cardenal no se comunicó personalmente con su clero sobre el asunto, sino que dio instrucciones a su vicario general para que les transmitiera la declaración del padre Salvo.
Durante un podcast habitual en The Catholic Channel de Sirus XM, el cardenal Dolan dijo que los sacerdotes «actuaron extraordinariamente bien» al impedir el sacrilegio mayor de una misa del «orgullo LGBT».
El cardenal Dolan se refirió a Gentili como «mujer» y se refirió a él utilizando pronombres femeninos en el mismo podcast.
El 18 de febrero, los católicos, decepcionados por lo que calificaron de tibieza de las respuestas de la archidiócesis, empezaron a organizar convocatorias de actos de reparación a gran escala y muy publicitados, normales dadas las circunstancias.
Una de las dos peticiones publicadas en línea ese día por el popular sitio web Life Site News pedía que se realizara un exorcismo en San Patricio.
Consiguió 9000 firmas en aproximadamente 48 horas y esa cifra ha aumentado diariamente hasta superar las 16,000.
La otra tenía más de 25,000 hasta el 23 de febrero y fue formulada por The American Society for the Defense of Tradition, Family, and Property (TFP), una organización de católicos que coordina activismo, actos devocionales, becas, periodismo y educación.
Patrick fueron una iniciativa de las subdivisiones de TFP American Needs Fatima, que promueve la devoción a la Virgen María, y Student Action.
John Ritchie, responsable de Student Action, explicó que hay tres razones básicas para las concentraciones: «reparar a Dios por el terrible sacrilegio», «pedir a Dios la conversión de América» y «pedir al cardenal Dolan que dirija más formas públicas de reparación».
The Epoch Times se puso en contacto telefónico en varias ocasiones con otros responsables de la diócesis, pero no obtuvo respuesta al cierre de esta edición.
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